Los eurobonos para Defensa dividen a la UE
Alemania y los «países frugales» se oponen a este instrumento usado en la pandemia pese a la presión de Francia y Polonia
La UE va, poco a poco, mentalizándose sobre la idea de que una guerra es posible en territorio europeo. La paz ya no puede darse por garantizada y es necesario rearmarse. Pero estos mensajes de urgencia casi unánimes que buscan despertar a una población europea aletargada, tras décadas sin conflictos, no se traducen en propuestas concretas. Las dudas son muchas. Los jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiete están reunidos ayer y hoy, cuando la contienda en Ucrania se adentra en su tercer año y Vladimir Putin acaba de ser reelegido en unos comicios fraudulentos.
Pero aunque el diagnóstico parece claro, no lo son las propuestas. Mientras Estonia, Francia y Polonia apuestan por dar un gran salto adelante y poner en marcha una nueva iniciativa de deuda conjunta similar a los fondos Next Generation EU para hacer frente a los estragos económicos de la pandemia, Alemania, Países y el resto de los países considerados frugales se oponen a estos eurobonos para financiar armas. Por su buena situación crediticia, serían los países más afectados y a los que se les exigiría más solidaridad. «Hablamos de una necesidad estructural, no de una crisis», explican.
Un argumento que no sorprende demasiado, ya que tras la aprobación de los fondos post pandemia, dejaron claro que era una iniciativa de carácter excepcional, a pesar de que en ese momento fue definida como un momento «hamiltoniano», en referencia al primer secretario del Tesoro estadounidense Alexander Hamilton que unificó la deuda de los Estados, lo que supuso la creación de un Tesoro común. Otros países como Hungría quienes no están en el grupo de aquellos con finanzas sin macula, se oponen a los eurobonos al considerar que esta iniciativa supondría pasos para un «super Estado» europeo, aunque defienden otras iniciativas. España está a favor de explorar vías de financiación conjuntas, pero evitan el término economía de guerra, ya que, según fuentes diplomáticas, «arroja una imagen distorsionada» de la realidad.
El presidente del Consejo, Charles Michel, propuso antes de esta cumbre la idea de volver a emitir deuda conjunta como un modo de dinamizar el debate e incluso introdujo en un primer borrador la posibilidad de abrir la puerta «fuentes innovadoras» para financiar la industria de Defensa europea, en una referencia velada a eurobonos. Pero esta expresión desapareció antes del comienzo de la cumbre debido a las reticencias de los países antes citados.
Entre el resto de las iniciativas que se están contemplando, también está sobre la mesa la posibilidad de cambiar el mandato del Banco Europeo de Inversiones (BEI) para que pueda conceder créditos blancos para financiar la adquisición de armas. Hasta ahora, tan solo está apoyando el desarrollo de bienes de uso doble civil y militar, como los drones. En una carta suscrita por 14 países, entre los que es encuentran Alemania, Francia e Italia (aunque no España) se pide al banco que preside Nadia Calviño una mayor involucración en la industria de armamento. «Tenemos que explorar diferentes posibilidades que permitirán al BEI invertir más en actividades relacionadas con la DeBanco fensa más allá de los actuales proyectos de uso dual. Esto supondría discutir y revaluar las definiciones actuales de uso dual y la lista de actividades excluidas», remarcan los firmantes. España está a favor de una mayor flexibilidad para financiar bienes de uso dual, pero no de sufragar proyectos estrictamente de Defensa.
«El problema es de inversión. Están cerrados los fondos europeos, por eso hemos pedido al
Europeo de Inversiones que permita inversiones militares, hay que avanzar en eso», aseguró la primera ministra de Estonia, Kaja Kallas. A pesar de que el país es uno de los más firmes partidarios de la emisión de eurobonos, Kallas admite que «si esto no sale adelante, hay que encontrar otra solución que pueda resolver este tema. Es un problema de financiación y hay que abordarlo ahora, no lo podemos posponer».
Los Veintisiete también analizaron la propuesta de la Comisión Europea para utilizar los ingresos de los activos inmovilizados rusos (unos 3.000 millones de euros anuales) en comprar armas para Ucrania. Aunque hay un consenso creciente y algunos países como Alemania han cambiado su oposición inicial, otros como Hungría se oponen y sólo están dispuestos a que este dinero se emplee en la reconstrucción de Ucrania.