La oposición india sale a la calle en contra de los abusos de Modi
Exigen garantías de unas elecciones limpias este mes tras la detención del tercer político opositor en un año
Miles de personas asistieron este fin de semana a una concentración convocada por una alianza de partidos de la oposición india para criticar al Gobierno del primer ministro, Narendra Modi, por reprimir a los opositores y socavar las instituciones democráticas antes de las elecciones de abril.
Esta marcha, denominada «Salvemos la democracia», constituyó la primera gran manifestación pública del bloque opositor, INDIA, contra la detención de un destacado líder de su bando. La Dirección de Cumplimiento de la Ley, una de las dos principales agencias indias encargadas de investigar delitos financieros, detuvo el 21 de marzo a Arvind Kejriwal, ministro principal de Delhi y líder del partido Aam Aadmi Party (AAP), en relación a una investigación por blanqueo de capitales vinculada a supuestas irregularidades en la política de impuestos especiales sobre la venta de alcohol. Se trata del tercer político detenido este año y del primer ministro en ejercicio arrestado en la historia del país. El dirigente de la AAP niega haber actuado ilícitamente y se ha declarado víctima de una venganza política.
Con una población de más de 1.400 millones de personas y cerca de 970 millones de votantes, las elecciones generales de India enfrentan al primer ministro, Narendra Modi, un nacionalista hindú declarado, con una amplia alianza de partidos de la oposición.
Aunque el jefe de Estado de India es el presidente, el Poder Ejecutivo se concentra en la práctica en manos del primer ministro. El de Narendra Modi, Bharatiya Janata Party (BJP), junto con sus aliados de la Alianza Democrática Nacional (NDA), llegó al poder en 2014 con promesas de desarrollo económico, presentándose como un comprometido en la lucha contra la corrupción y, desde entonces, ha fusionado religión y política en una fórmula que ha atraído un amplio apoyo de la población mayoritariamente hindú.
Esta coalición gobernante repitió su éxito en 2019, ganando más de 300 de los 543 escaños de la Asamblea Legislativa (Lok Sabha) y asegurándose un mandato de otros 5 años. Considerado por los observadores políticos como el favorito para conservar el poder por tercera vez consecutiva, el BJP se ha fijado el ambicioso objetivo de ganar 370 escaños, una meta destinada tanto a proyectar su fuerza como a disminuir la oposición existente.
Si bien el país ha experimentado un auge como potencia mundial, el mandato de Modi también se ha caracterizado por el aumento del desempleo, los ataques de los nacionalistas hindúes contra las minorías, en particular los musulmanes, y la reducción del espacio para la disidencia y la prensa.
Estos comicios se perfilan como un momento crucial para el futuro
Modi ha fusionado religión y política en una fórmula que ha atraído un amplio apoyo de la población
del país, ya que los partidos contrincantes buscan desafiar la narrativa del Gobierno y recuperar el apoyo de los votantes. La economía, la inclusión social y la preservación de las libertades civiles se encuentran entre los temas en juego en esta contienda.
Las generales en India, con una duración de seis semanas, darán comienzo el 19 de abril y los resultados se anunciarán el 4 de junio. En este extenso proceso electoral, los votantes, que representan más del 10% de la población mundial, elegirán a 543 miembros de la Cámara Baja del Parlamento. Con un despliegue logístico sin precedentes, la votación se llevará a cabo en siete fases, abarcando diversas circunscripciones estatales.
Pero mientras el país se encamina hacia las elecciones nacionales, la oposición ha hecho de la posibilidad de fraude electoral un tema central de debate. Este cuestionamiento de la legitimidad del proceso electoral en India pone en riesgo los cimientos de la democracia, ya que la confianza en la transparencia y la equidad del sistema es esencial para mantener la estabilidad política y social en el país. Si los ciudadanos perciben que las instituciones encargadas de organizar los comicios no son imparciales, se corre el riesgo de socavar la confianza en el proceso democrático en su conjunto.
Al parecer, en vísperas de las votaciones la integridad del sistema se ha visto empañada por la aplicación selectiva de leyes por parte de organismos estatales controlados por el partido en el poder, contra partidos y opositores.
Además, la Comisión Electoral de India (EC) enfrenta cuestionamientos acerca de su independencia. La renuncia abrupta y sin explicación de uno de sus miembros, seguida por el apresurado nombramiento de dos nuevos miembros por parte del Gobierno, ha generado dudas sobre la imparcialidad de la comisión.
Modi presume de los éxitos económicos y políticos internos, que se han visto correspondidos por sus logros en política exterior. Con gran habilidad diplomática, India ha ocupado una serie de presidencias internacionales, incluida la del G-20, lo que ha contribuido significativamente a su creciente autoridad e influencia en los asuntos globales. Las principales potencias consideran al país un centro importante en el emergente orden mundial multipolar.
El sistema se ha visto empañada por la aplicación selectiva de leyes a favor del gobernante BJP