CEREBRO EN ACCIÓN
Manejar requiere más capacidad cognitiva que cualquier otra actividad porque las respuestas y reacciones en el cerebro deben ser rápidas y en poco tiempo.
Conducir por el lado contrario al que uno está acostumbrado necesita un período de adaptación en el cerebro.
Estudios sostienen que en los países que se conducen por la izquierda hay menos colisiones. La razón puede deberse a que el ojo dominante - normalmente, el derecho - es el que más controla el tráfico en sentido opuesto.
No obstante, esto se contrapone si pensamos que los conductores que lo hacen por la derecha tendrían mayor facilidad de esquivar los autos detenidos o se detectaría con rapidez cualquier peatón que se atravesara intempestivamente.
Hay que recordar que el hemisferio izquierdo del cerebro se encarga de la mayor parte de las tareas que tienen que ver con el lenguaje y está a cargo de llevar a cabo los cálculos lógicos y matemáticos.
En cambio, el hemisferio derecho tiene que ver con las habilidades espaciales, reconocimiento facial y procesamiento de la música. Nos ayuda a comprender las imágenes y darle sentido a lo que vemos.
El cerebro balancea cuidadosamente y asigna el control de ciertas funciones a cada lado, es la forma natural de asegurar que el importante órgano pueda maximizar su eficacia al dividir las tareas.
Por otro lado, el Departamento de Neurología de la Universidad de Frankfurt estudió cuál es lado de manejo más conveniente y concluyó que el lado por el que se conduce no tiene influencia cuando se trata de personas sanas; sin embargo, adultos mayores o con lesiones cerebrales prestan menos atención a la izquierda de su visión, lo que afectaría su capacidad de respuesta al manejar por la derecha.