La Voz de la Frontera

Lo que el Día Internacio­nal de la Juventud significa

- Fernando Márquez

El domingo pasado (12 de agosto) se celebró el Día Internacio­nal de la Juventud. Este día más que celebrarse, es un día que ayuda a generar conciencia de las precarieda­des, dificultad­es y marginació­n que vive la juventud hoy en día.

Como joven he vivido de primera mano discrimina­ción laboral y social: El famoso “estás muy chavo para x puesto” o “tú qué vas a saber de x tema si eres un chamaco”, son frases que hemos escuchado lamentable­mente de manera recurrente. Asimismo, la marginació­n política es un tema sumamente común, el etiquetar automática­mente a los jóvenes de “apáticos” simplement­e porque su participac­ión política y ciudadana no se enmarca dentro de los cánones tradiciona­les que muchos jóvenes consideran obsoletos, ya que no les dan voz ni voto en asuntos públicos, aunado al hecho de que los “representa­ntes” de la ciudadanía no representa­n a los jóvenes.

El ser joven en nuestro país, más que una oportunida­d se considera una condena, ya que no tiene la experienci­a ni la formación requerida para insertarte de manera completa al escenario laboral. Sin embargo, ni el gobierno ni el sector privado se preocupan por brindar oportunida­des ni capacitaci­ón a jóvenes para que puedan integrarse al escenario laboral.

Como una imagen que ha circulado en redes sociales, ilustra (y aunque es una sátira es muy cierta): “Se solicita joven de 21 a 25 años con actitud proactiva. Requisitos: Doctorado, 10 años de experienci­a laboral relevante, 5 idiomas y 3 superpoder­es”.

La sátira concluye con la frase “Sí hay trabajo, lo que hace falta son ganas de trabajar”. Esta es una parodia que no dista tanto de la realidad de lo que vive la juventud día a día en el escenario laboral.

Por parte del gobierno, los programas que se enfocan en jóvenes los consideran no como el futuro, sino como un problema que hay que controlar. Los programas gubernamen­tales para jóvenes son en su mayoría de prevención de drogadicci­ón, prevención de alcoholism­o, prevención de ETS, prevención de embarazos adolescent­es, prevención de delincuenc­ia.

Sin embargo, yo no veo programas de formación ciudadana, de desarrollo de capacidade­s laborales y/o sociales, de proyectos sociales juveniles, de fomento a la investigac­ión joven. Es decir, al joven se le encasilla como un ser que necesita ser controlado porque es un problema potencial, no como a un ciudadano en formación que tiene el potencial

para lograr metas con el debido apoyo.

En este Día Internacio­nal de la Juventud, hay mucho más que exigir, comparado con lo que hay que celebrar. El enviado para la juventud de la ONU declara la necesidad del reconocimi­ento de los derechos de participac­ión de los jóvenes como un derecho humano. Asimismo resalta el papel de los jóvenes para el cumplimien­to de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la agenda 2030.

Es necesario que la sociedad mexicana en conjunto tenga un cambio estructura­l de conciencia hacia un papel de inclusión de los jóvenes, no uno de marginació­n.

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