La Voz de la Frontera

Olvidan a los migrantes de Centroamér­ica

No hay una cifra oficial, pero a diario decenas de centroamer­icanos llegan a Mexicali en su intento por cruzar la frontera hacia Estados Unidos

- ÉRIKA GALLEGO

Baja California se enfrenta cada día a dos fenómenos migratorio­s, el de los connacione­s que vuelven al país a través de esta frontera tras ser deportados y el otro, el de los centroamer­icanos que llegan en su búsqueda del sueño americano tras vivir un verdadero viacrucis.

Aunque no hay una cifra oficial, los albergues y centros de apoyo a migrantes como el comedor Cáritas de Mexicali reciben diario a decenas de migrantes procedente­s de Honduras, El Salvador o Guatemala, como Pablo que llegó a esta ciudad después de un largo viaje que incluyó hambre y dos secuestros.

Su camino hacia el Norte inició el 21 de junio cuando llegó hasta el Río Suchiate, la frontera natural entre México y Guatemala en donde pagó 10 quetzales -25 pesos mexicanos- por abordar la balsa que sin ningún filtro lo pasó de un país a otro.

“De la balsa llegué a Hidalgo, Chiapas, ahí pagué 30 pesos en una combi para llegar a Tapachula, se tiene que tener cuidado porque anda Migración, de ahí ya para el Norte hay que tener más cuidado porque salen bandidos”.

“Me secuestrar­on dos veces junto con otros centroamer­icanos, nos golpearon y pedían 100 mil pesos para liberarnos, el dinero lo pagó el papá de uno de ellos desde Estados Unidos y nos dejaron ir a los tres”.

Pablo siguió su camino y llegó hasta Veracruz donde tramitó un permiso ante el Instituto Nacional de Migración (Inami) y a partir de ahí comenzó su camino hacia el Norte.

“Me tardé más porque no quise subir al tren, llegaba a otros lugares y buscaba trabajo hasta juntar para el camión y así llegué hasta aquí”.

Más o menos la misma ruta siguió Juan Antonio, quien desde Honduras decidió por cuarta vez cruzar la frontera hacia Estados Unidos, viajando desde Chiapas hasta Mexicali a bordo del tren, trayecto que le tomó 21 días.

“Llegué a Palenque, Chiapas de ahí a Coatzacoal­cos, Veracruz ahí te subes al tren y solo llevas dinero para la comida y el agua, hubo unos pedazos que avancé en autobús, pero es más barato en tren”.

La primera vez que Juan Antonio cruzó la frontera fue por Laredo, Tamaulipas y ahora busca hacerlo por Los Algodones, donde pagará más de 1 mil dólares a un “pollero” que lo guíe hasta el lado americano.

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico