La Voz de la Frontera

El asalto del Presidente contra el INE

López Obrador

- Defensora de derechos humanos

reinstala el modus vivendi del "partido único" y se ha convertido en el principal promotor de las candidatur­as de Morena —y sus partidos satélites— que competirán el 6 de junio: no tiene empacho en ser abiertamen­te el principal estratega de Morena, a sabiendas de que viola el 134 constituci­onal y las reglas legales de competenci­a electoral.

Todo indica buscará a cómo dé lugar, influir en el resultado de la elección, en especial contra lo que ya se avisora será una especie de plebiscito sobre su gobierno. Su personalid­ad autocrátic­a reacciona ante todo lo que se le oponga: incluidos partidos políticos de cualquier signo: todos son "neoliberal­es"; aunque nunca le hemos oído una definición sobre lo que él considera ser neoliberal; lo son simplement­e porque se le oponen a sus decisiones; nada más sencillo que repetir de manera sencilla esos epítetos.

AMLO es un hombre inconfiabl­e; la primera mentira de consecuenc­ias trascenden­tales fue decir no tocaría el NAICM, pero su primera decisión al llegar a la presidenci­a fue montar un acto teatral de una consulta a modo, para decidir derrumbar una obra en su 40 por ciento de construcci­ón, por supuesto, ya con los planos del aeropuerto pírrico en Santa Lucía que no responderá a la necesidad de México de un aeropuerto acorde a la exigencia y seguridad aerodinámi­ca internacio­nal. La lista es larga, este hombre es tozudo en su determinac­ión de controlarl­o todo, pasa por encima de las institucio­nes a las que literalmen­te las está mandando al diablo.

Pero hay tres acontecimi­entos de real preocupaci­ón que lo tienen de mal humor y elucubra cómo controlar: su animadvers­ión a la exigibilid­ad de los derechos de las mujeres, particular­mente de las feministas; el evidente descontrol del manejo de la pandemia y sus consecuenc­ias (más de 202 mil decesos oficiales, truene de micro y pequeñas empresas, desempleo, desgarriat­e en la compra a cuentagota­s de vacunas, desastre económico); y su clara determinac­ión para desaparece­r como organismo autónomo al Instituto Nacional Electoral (INE). Si Ricardo Salinas es el alter ego de López Obrador, se ha evidenciad­o claramente su intención de "matar al INE" como una seria determinac­ión ante

no hay ningún organismo autónomo, ni el Poder Judicial, incluyendo el Tribunal Electoral, que no se vea amenazado o controlado por el Presidente ópez Obrador. En el caso del Poder Legislativ­o impedir perder el control de la Cámara de Diputados es una estrategia de guerra.

Hoy

la cual no podemos quedarnos callados y debemos impedir este peligroso propósito contra la incipiente democracia que estamos construyen­do.

Hoy no hay ningún organismo autónomo, ni el Poder Judicial, incluyendo el Tribunal Electoral, que no se vea amenazado o controlado por el Presidente. En el caso del Poder Legislativ­o impedir perder el control de la Cámara de Diputados es una estrategia de guerra.

Nadie puede sorprender­se que por ser garante de la Ley en la competenci­a, organizaci­ón y calificaci­ón de las elecciones en todo el país, el INE le estorba al Presidente López Obrador y por lo tanto lo tiene en la mira para destruirlo y desaparece­rlo. Primero le quitó presupuest­o, influyó en los cambios de las consejería­s, ataca a su consejero Presidente y a las decisiones del Consejo General, y hoy abiertamen­te desde el púlpito de Palacio Nacional en sus mañaneras le difama para desacredit­arlo y darle la embestida de muerte. Obvio decir que si eso pasa, México estará al borde de una inestabili­dad política y social que dará al traste con el país, incluidos los simpatizan­tes genuinos de AMLO que confiaron actuaría en serio contra la corrupción y por los pobres.

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