Nuestra vida cotidiana
Pensando con mayor profundidad en este mundo en que vivimos, y en el cual sufrimos encierros, contagios, y decesos muy sentidos, seguramente nos preguntaremos si realmente este es el mundo al que hemos aspirado los seres humanos por generaciones. Un mundo
Me refiero al planeta entero, en el cual, al parecer no hemos sabido vivir ni sobrevivir porque no nos tomamos en serio la vida. Y al paso de los años, sobre todo estos últimos dos, mucho menos. Ahí la llevamos. Con todo y pandemia, cubrebocas, gel antibacterial, caretas, sana distancia, etc.
Hablo de un planeta en el que en nuestras ciudades existen edificios cada vez más altos, en donde habitan personas con voluntades cada vez más pequeñas, en donde existen autopistas cada vez más anchas por donde transitan seres humanos con puntos de vista cada vez más estrechos.
Estoy trascribiendo frases y sentencias que a lo largo de décadas hemos escuchado de intelectuales, pensadores, científicos, et al. Y sobre todo recuerdo que estamos terminando la Semana Mayor en la cual supuestamente debe haber un recogimiento espiritual, y ocurre todo lo contrario.
Cada día gastamos más y, sin embargo, cada día tenemos menos. Cada vez hay más dinero en circulación, pero éste pertenece día con día a un número menor de personas. Tenemos casas más grandes, pero familias más pequeñas. Hoy nos comprometemos más pero tenemos menos tiempo.
Hoy prácticamente es indispensable tener más de un título para conseguir trabajo. Sin embargo, aunque nos llenemos de títulos, cada día tenemos menos sentido común. Pareciera que cada vez tenemos mayor conocimiento y, sin embargo, cada vez tenemos menos criterio. Cada vez existen más y más expertos, pero también hay más y más problemas. Hay más medicamentos pero hay menos salud.