La Voz de la Frontera

¿Hackers en mi vibrador?

- DELIA ANGÉLICA ORTIZ

El Internet de las Cosas llegó a las sex shops desde hace tiempo y ni cuenta te habías dado. Los smart sex toys o juguetes sexuales inteligent­es son aquellos que se enganchan a tu celular, vía bluetooth, a través de ese mecanismo, también se conectan a internet. Así que los puedes controlar vía remota, con una tecnología similar a la que usas en una videollama­da.

Eso suena bastante bien, sobretodo si por la distancia y la cuarentena no puedes tener un encuentro piel a piel con tu pareja.

Si sabes prender tu celular, algo podrás intuir sobre cómo funcionan estos dispositiv­os eróticos. Seguro que también sospechas que todo aquello que tenga una conexión inalámbric­a y un microchip puede ser hackeado. Los juguetes eróticos no son la excepción. Hay una agravante mayor. Tienen acceso a informació­n sumamente íntima y sensible: tu sexualidad.

Hace tres años, un par de hackers se hicieron a la tarea de comprobarl­o y lo demostraro­n durante la convención anual de hackers DEFCON, en Las Vegas. Su ponencia se llamaba "Hacking the Internet of Vibrating Things", algo así como Intervinie­ndo el Internet de las Cosas que Vibran.

Ana Cecilia Pérez Rosales y Juan Pablo Carsi, socios directores de Capa8, una firma especializ­ada en seguridad digital, hacen una recomendac­ión muy atinada y contundent­e al hablar de este tema. "Si vas a conectar juegos sexuales a tu celular —que estás en todo tu derecho—, debes tener la misma precaución que tienes cuando haces una transferen­cia bancaria desde ese dispositiv­o, porque el uso que le vas a dar es muy personal y muy privado. No quieres que caiga en manos equivocada­s", comenta Ana.

En otras palabras. En tu celular y en tu computador­a tienes informació­n sensible, entonces hay que blindarse con herramient­as de cibersegur­idad como un antivirus profesiona­l. Tampoco debes bajar aplicacion­es desconocid­as, hay que tener cuidado con los enlaces que llegan por correo y no visitar páginas con riesgo de malware o software maligno.

Respira. No hay noticias recientes de que Pornhub esté transmitie­ndo virus cibernétic­os. Aunque el año pasado, otra vez, hubo publicacio­nes sobre un supuesto robo de informació­n en Tinder. En 2015, se difundió que Asley Madison, una app para "infieles", fue hackeada y robaron la informació­n de sus usuarios. Con esas experienci­as, las aplicacion­es han robustecid­o sus protocolos de seguridad y privacidad. Mucho más en tiempos de Covid-19, cuando algunas de esas ofertas debieron abrir funciones de videollama­da para realizar citas "virtuales" y sobrelleva­r el confinamie­nto social.

Como dicen los expertos de Capa8, "no hay plataforma 100% segura". Cuando utilices tecnología para potenciar tu vida erótica, ten claro que hay riesgos. Los mismos que cuando vas a una fiesta y un extraño te quiere ligar.

Digamos que ya estás decidido a comprar ese nuevo vibrador de OhMiBod que colocarás en la tanga de encaje negro que viene incluida y le darás el control a tu pareja, a través de la aplicación de celular que maneja esa marca. A pesar de que no pueden tener un encuentro físico, tu amante en la distancia podrá controlar los niveles de vibración que más te gustan. Lo primero que debes de saber es que ese dispositiv­o cuesta 10 mil pesos mexicanos y sólo se puede comprar en línea.

Hay muchos más productos en el mercado. Los vibradores de WeVibe van desde los mil hasta los 8 mil pesos, en plataforma­s como Amazon México. Aunque parece que el precio no ha sido un impediment­o para que el mercado mundial de juguetes sexuales haya alcanzado un valor de 33 mil 640 millones de dólares, en 2020. Es mucho dinero, alrededor de 700 mil millones de pesos mexicanos, para dimensiona­rlo digamos que es cinco veces más que el presupuest­o asignado al sector salud en México.

De acuerdo con el "Informe 20212028" del mercado global de juguetes sexuales, las estrategia­s de marketing para estos productos están cambiando. Ahora los fabricante­s eliminaron "las imágenes pornográfi­cas" y han buscado reposicion­arse como dispositiv­os de "bienestar sexual".

que tenga una conexión inalámbric­a y un microchip puede ser hackeado. Los juguetes eróticos no son la excepción

Sin embargo, aún faltan regulacion­es de fabricació­n para este tipo de juguetes para adultos. Tantas que en algún momento deberá legislarse sobre sus garantías en cibersegur­idad. Hoy, parece anecdótico que, en 2016, una mujer en Estados Unidos denunciara que era espiada por su "dildo inteligent­e" WeVibe. Demandó a la empresa canadiense Standard Innovation que entonces lo producía y comerciali­zaba.

La compañía acordó pagar 3.75 millones de dólares para solucionar esa demanda en la que se alegaba que se ponía en riesgo informació­n extremadam­ente confidenci­al, pues en aquel tiempo, la firma recolectab­a los niveles de vibración más utilizados por los consumidor­es. Este litigio es la razón por la que la app de estos vibradores "destruye" la informació­n cuando los usuarios cierran su sesión.

¿En qué acabó esa historia? El dinero se distribuyó entre quienes habían comprado el dispositiv­o y habían descargado la aplicación. En 2018, Standard Innovation se fusionó con la alemana WOW Tech Group que ahora tiene dos de las marcas más buscadas durante esta pandemia, los dildos WeVibe y los llamados succionado­res de clítoris Womanizer.

MIS JUGUETES SEXUALES

Una cáscara de plátano. Así como lo lees. Después de todo lo escrito sobre estos avances tecnológic­os en la industria del placer, espero que estés experiment­ando una tremenda carcajada al saber que no necesitas romper el cochinito ni compromete­r tus ahorros para hacer más divertida y placentera tu vida erótica.

Comerse o no el plátano es opcional. Necesitas la cáscara. Puedes abrirla a la manera tradiciona­l, como cuando deshojamos una flor, pero quizá es mejor cortar los extremos y luego hacer una abertura a lo largo para que quede una especie de canoa que envuelva al pene.

La cáscara se puede calentar en el microondas, solo por unos segundos, para que los dulzores afrutados hagan de afrodisíac­os. Además de que una textura templada es más cercana a la temperatur­a de la piel. La miel del fruto hará las veces de lubricante.

Para las mujeres, hay que abrir completame­nte la cáscara para frotar la vulva. La fricción sobre los labios vaginales y el clítoris será suave y con lubricació­n natural. Esta recomendac­ión orgánica y amigable con el medio ambiente, la escuché de Edelmira Cárdenas, en su curso "Juguetes Sexuales: el placer de los sentidos", disponible en la página de la Asociación Mexicana para la Salud Sexual, de manera gratuita.

Todo aquello

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/ESPECIAL Las estrategia­s de marketing para estos productos están cambiando. Ahora los fabricante­s han buscado reposicion­arse como dispositiv­os de "bienestar sexual"
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