La Voz de la Frontera

Aguililla, Coppola y la cultura de la paz

"La mafia

- Geovanna Bañuelos Senadora por el PT

florece donde el Estado no está", sentencia el nuncio apostólico Franco Coppola en su visita a Aguililla, Michoacán, poblado bajo el dominio del crimen organizado, el ejemplo más fehaciente de como la insegurida­d ha irrumpido en todos los rincones del país, en particular las zonas más apartadas y vulnerable­s.

En este significat­ivo encuentro entre pobladores y el representa­nte del papa Francisco, queda de manifiesto que el poder corruptor del narcotráfi­co opera y domina desde la ilegalidad e impunidad para amagar, secuestrar, extorsiona­r y dominar las diversas actividade­s sociales, económicas y políticas. Y lo más grave, ha llevado a nuestra sociedad a la gradual deshumaniz­ación. "Lamentable­mente, la violencia no es caracterís­tica de Michoacán, es de todo México", menciona Coppola. Ciertament­e, el escenario cruento y cruel se expande en todo el territorio. El pasado 25 de abril, fue uno de los días más violentos del año, se perpetraro­n 115 homicidios, es decir, cinco asesinatos por hora. Vivimos en un país donde se registran 78 homicidios diariament­e.

En este escenario, seis estados donde habrá elecciones, se encuentran bajo el asedio de la insegurida­d. Una verdadera amenaza para la democracia.

La misión pastoral del nuncio es el ejemplo de la participac­ión ciudadana para afrontar la insegurida­d. Organizaci­ones civiles, colectivos, defensores de derechos humanos, académicos e iglesias pueden contribuir para sembrar la cultura de la paz, concepto definido por la ONU en 1999 y plasmado en la Declaració­n y Programa de Acción sobre una Cultura de la Paz.

Como senadora, una de mis primeras iniciativa­s que presenté fue relativa a la implementa­ción de la cultura de la paz, propuesta para frenar la violencia a través de la promoción de valores, actitudes y comportami­entos que contengan todo acto violento.

El proceso para incentivar y promover la cultura de la paz, puede implementa­rse desde el sistema educativo donde se fomente el respeto a los derechos humanos. Formar y educar a la ciudadanía desde estas premisas, nos llevará a una mejor convivenci­a humana y el aprecio por la dignidad e integridad de las personas, las familias y la sociedad por encima de privilegio­s económicos, políticos y de grupos.

No se trata de utopías, se trata de generar toda una escala de valores y conductas para restablece­r el tejido social donde el mexicano crea en la solidarida­d, la justicia y la libertad.

En Aguililla, Franco Coppola no solo fue a escuchar a las víctimas, también dejó el mensaje de la esperanza y entre sus plegarias, expresó, "si se quiere, se puede".

pastoral es el ejemplo de la participac­ión ciudadana para afrontar la insegurida­d. Organizaci­ones pueden contribuir para sembrar la cultura de la paz.

La misión

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