Life and Style (México)

LA PLUMA DE MISTER PAUL

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Auster domina de nuevo la mesa de novedades de las librerías con un nuevo títul0 4 3 2 1, donde la ficción es la clave para narrar nuestra realidad.

Paul Auster viste de negro y es difícil descifrar hacia dónde dirige su mirada, oculta detrás de unas gafas oscuras. Aprovecha las pausas de las preguntas para fumar de un cigarro electrónic­o. A pesar de expresar cansancio, intenta ser cordial. Cuando se refiere al acto escritural, golpea con sus dedos en el aire las hipotética­s teclas de una vieja máquina de escribir, una similar a la que aún utiliza para crear sus novelas de personajes sorprenden­tes. Sentado, frente a nosotros, abierto a la entrevista, no es difícil imaginarlo... Paul es una máquina de escribir bien.

El azar y la coincidenc­ia son una constante en su obra, ¿qué tan presentes están en su vida cotidiana?

Yo no lo llamo coincidenc­ia, le llamo “la incidencia de lo inesperado”. Lo inesperado sucede con enorme frecuencia en el día a día. Es “la mecánica de la realidad”.

¿Es ésta realidad el detonante de la novela 4 3 2 1?

Todos mis libros tienen presente el elemento de la realidad. En sí, son realistas. Quizás éste es mucho más denso, tiene más detalles. Es, tal vez, tres veces más largo que cualquier otro libro que escribí en el pasado. ¿Qué detonó este libro? En realidad no lo sé. Sin embargo, hay dos libros autobiográ­ficos en particular que, digamos, prepararon el terreno para lo que es esta ficción: Diario de invierno e Informe del interior. En el nuevo libro hablo de la niñez, un tema que me interesa mucho y, a medida que me hago más viejo, más me interesa.

Ferguson, el protagonis­ta, vive cuatro vidas distintas... En la vida real ¿cuántas vidas puede vivir una persona?

Una, solamente una. Nos podemos imaginar muchas otras, pero realmente sólo vives una.

Mencionó que el trabajo de un escritor era un acto solitario, ¿no corre el riesgo de ser un trabajo egoísta?

No, la verdad no veo la conexión. En toda actividad artística tienes que estar solo. Los artistas necesitamo­s la soledad. Podemos estar tal vez ocho horas dedicados a nuestro trabajo y solos, cuando a la mayoría de la gente esto no le gusta. Sin embargo, el día no tiene sólo ocho horas, tiene 24 y después de esas horas de trabajo en soledad el resto del tiempo estoy con otras personas. Estoy con la familia, con mi esposa, tengo 37 años de casado. No puedes ser un buen marido si eres egoísta. Eso es imposible.

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