UN NUEVO PACTO
En un nuevo entorno económico y de negocios, autoridades y empresas deben de verse como socios y no como adversarios. Varias de las actuales políticas de fiscalización y remuneración parecieran enfocados al cierre de compañías en lugar de propiciar un clima de impulso e incentivos a la economía.
Países desarrollados comprenden de una manera más realista la importancia del desarrollo de negocios como el pilar fundamental para contar con un poderío económico que satisfaga las necesidades de la población, pero que además le permita contar con el poder necesario para influenciar al mundo entero.
A diferencia de nuestro país, en nuestro vecino del norte podemos percibir cómo las diferentes dependencias – de comercio, migración, financieras y otras–, favorecen celosamente los beneficios de sus empresas dentro de sus rangos de acción.
Un ejemplo tangible es que las autoridades de migración norteamericanas otorgan permisos para permanecer en su territorio con mayor facilidad, y mayor periodo de estadía –hasta por 6 meses–, si el solicitante va en carácter de turista ya que por ende es un consumidor y dejará beneficios económicos a sus compañías.
Sin embargo si la visita de extranjeros es para representar firmas de negocios extranjeros que buscan penetrar el mercado estadounidense es más probable que solo le permitan estar allá por el periodo de días estrictamente necesarios ya que lo ven como un competidor de sus pares en su país. Incluso pueden llegar a ser más tolerantes si al aplicar las leyes dejan sin trabajadores a empresarios agrícolas.
En México pareciera que el fenómeno es a la inversa, fiscalizando y presionando a las empresas mexicanas en forma desmedida reduciendo su capacidad competitiva y en muchos casos abriendo espacios y mercados para otras firmas y cadenas internacionales.
Es necesario que las dependencias como el Seguro Social, SAT y otras promuevan entre sus empleados y su normatividad la importancia de alentar a las compañías mexicanas, las cuales deben de ser vistas como socias, ya que son las que al final aportan un porcentaje de sus ganancias en contribuciones y generan todo el Impuesto Sobre la Renta.
La nueva facultad de las instituciones de congelar cuentas bancarias les permite contar con una herramienta capaz de destruir a las empresas, su prestigio e imagen. Si a una empresa le paralizan sus operaciones bancarias, no podrá ni recibir depósitos ni emitir pagos. Difícilmente esos negocios podrán recuperar su imagen ante proveedores, clientes y empleados, en caso de caer en algún impago. Pero la autoridad aplica el castigo sin distinguir si la falta incurrida es menor o grave.
Las firmas mexicanas deben de poder percibir que sus autoridades están conscientes de que ambos que están en el mismo barco, y que si existen omisiones estas deben ser subsanadas sin poner en riesgo en ningún momento la viabilidad, legado, prestigio e imagen de los negocios.
Es necesario preguntarse cómo sociedades de iniciativa privada establecidas en el país son sobre reguladas y las internacionales hacen negocios en el país sin pagar ningún impuesto por ser negocios online. Pongamos el ejemplo de compañías como Google, Facebook y Godaddy que venden grandes montos de publicidad y servicios de hospedaje de Internet sin siquiera tener un establecimiento en México o con una mínima representación, menos emitir facturas electrónicas timbradas por el SAT y aun así son deducibles en México.
Esta diferencia de visiones entre autoridades y empresas está presente en un caso reciente. El Instituto Mexicano del Seguro Social aplicó la semana pasada una multa de más de 1 millón 300 mil pesos a una compañía de capital juarense por la construcción de un estacionamiento en un centro de convencinoes. La sanción es por una presumible omisión de cuotas patronales correspondientes a 6 días por 7 trabajadores en febrero de 2013. La penalización equivale al costo total del estacionamiento que sólo consiste en una plancha de cemento.
¿Con qué confianza los inversionistas podrán invertir en infraestructura necesaria para la ciudad y tener certidumbre de recuperar sus inversiones? Cómo los inversionistas pueden aportar soluciones de infraestructura que es necesaria para la ciudad, que la autoridad no ha podido concretar a pesar de haber realizado inversiones millonarias.
Para lograr una ciudad competitiva con mayor generación de riqueza, con mejores salarios, con mayor retención de divisas, más emprendimiento, es necesario concretar un pacto entre autoridades y empresas mexicanas. Un pacto en el que se fijen condiciones de legalidad y facilitación de negocios, que no están dadas actualmente, pues gobiernos y negocios obviamente tienen diferentes enfoques y prioridades.