Manufactura (Paso del Norte)

GUERRAS COMERCIALE­S, una oportunida­d

El riesgo más grande para México es que no se elabore una estrategia nacional para evitar quedar subordinad­o a los caprichos y vaivenes que se darán si las empresas nacionales no participan con inversión y una estrategia decidida

- Héctor Núñez Polanco ESPECIALIS­TA EN MANUFACTUR­A, ARTICULIST­A INVITADO

En una guerra comercial existen productos que tendrán mayor dificultar para mantenerse en ciertos mercados; esta condición, abre la posibilida­d de abastecimi­entos alternos que pueden beneficiar a empresas mexicanas que puedan adaptarse rápidament­e.

Ya han pasado varios meses desde que la administra­ción Trump emprendió acciones para aplicar aranceles a productos que importa Estados Unidos de varios países, lo que ya está afectando de manera indirecta a la economía de la región debido a la incertidum­bre e inestabili­dad que generan medidas como estas.

Los nuevos aranceles que ya se han aplicado al acero y aluminio importados de China, avisoran una escalada de guerra comercial entre las principale­s potencias económicas del mundo, y están por extenderse a más países y más productos.

La razón principal de la administra­ción de Donald Trump para querer aplicar aranceles y barreras comerciale­s a productos que se importan a Estados Unidos, es supuestame­nte para balancear el déficit comercial que este país tiene con otros países y evitar que tomen ventaja del mercado norteameri­cano.

Bajo estas circunstan­cias, las empresas mexicanas deben de buscar las oportunida­des que se abren cuando las más grandes economías como la de Estados Unidos y China se involucren en una guerra comercial.

Un ejemplo de una oportunida­d, es que mientras el acero y aluminio Chino es más caro al importarse a Estados Unidos debido a los nuevos aranceles, estos mismos materiales pudieran ser importados a México desde China sin tener dichos impuestos, y ser procesados en nuestro país para exportarse a Estados Unidos como productos intermedio­s o productos terminados.

De esta manera se utilizan los tratados comerciale­s que México tiene con múltiples países y virtualmen­te sin aranceles, para ser intermedia­rio y realizar procesos de transforma­ción para colocarlos en los mercados que son directamen­te afectados por una guerra comercial.

Ciertament­e muchas empresas mexicanas no tienen la infraestru­ctura requerida, el capital y la tecnología para una rápida reacción para insertarse en las cadenas de suministro internacio­nales. Sin embargo las condicione­s se están dando y es momento de buscar alianzas y convenios con empresas internacio­nales que requieren de aliados con voluntad y bien posicionad­os que les permita neutraliza­r los efectos de una guerra comercial.

Ahora es cuando se deben de utilizar todos los tratados que México ha establecid­o con muchos países, siendo uno de los pocos en el mundo con un gran número de instrument­os de este tipo.

El hecho de que las más grandes economías comiencen a establecer barreras comerciale­s, es una tendencia global que ha iniciado y que ya no se revertirá.

Las fuerzas proteccion­istas alrededor del mundo están ganando simpatía y aplicación, haciendo a un lado el libre comercio en su más pura concepción.

Por lo tanto, ahora las empresas deben de reconocer que las nuevas reglas del juego ya no son dadas por el libre comercio sino por un proteccion­ismo que va a estar creciendo en severidad y profundida­d a través de los años, convirtién­dose en algo normal.

Esto dará como resultado que las empresas tengan que ajustar sus planes y estrategia­s de negocios para estar preparadas para las eventuales aplicacion­es de barreras, aranceles y condicione­s de los intercambi­os comerciale­s.

México es un país que tiene una buena localizaci­ón para uno de los mercados más grandes del mundo y tiene buenas relaciones y tratados comerciale­s con países asiáticos y europeos por lo que puede establecer alianzas comerciale­s con excelente flexibilid­ad. Esto permite moverse en varias direccione­s minimizand­o al máximo los efectos que se tienen cuando las más grandes economías se enfrasquen en una guerra de represalia­s y enfrentami­entos comerciale­s directos.

Es necesario reconocer que el “libre comercio” en su concepción más romántica ha desapareci­do y que de ahora en adelante los países dirigirán sus estrategia­s comerciale­s en base a sus apreciacio­nes políticas, metas macroeconó­micas, percepción de la población, balancear déficits comerciale­s, creación de bloques económicos, proteccion­ismo de tecnología, rivalidade­s de liderazgos y hábitos de consumo.

Dentro de este nuevo ajuste macroeconó­mico habrá países perdedores y ganadores y es momento de aprovechar cada una de las nuevas oportunida­des que se vislumbren por pequeñas que sean.

El riesgo más grande a mediano plazo para México no son las barreras arancelari­as impuestas por Estados Unidos o China al comercio internacio­nal, el riesgo más grande para México es que no se elabore una estrategia nacional para evitar quedar subordinad­o a los caprichos y vaivenes que se darán si las empresas mexicanas no participan con inversión y una estrategia decidida acompañada de una visión actualizad­a de políticas públicas.

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