GUERRAS COMERCIALES, una oportunidad
El riesgo más grande para México es que no se elabore una estrategia nacional para evitar quedar subordinado a los caprichos y vaivenes que se darán si las empresas nacionales no participan con inversión y una estrategia decidida
En una guerra comercial existen productos que tendrán mayor dificultar para mantenerse en ciertos mercados; esta condición, abre la posibilidad de abastecimientos alternos que pueden beneficiar a empresas mexicanas que puedan adaptarse rápidamente.
Ya han pasado varios meses desde que la administración Trump emprendió acciones para aplicar aranceles a productos que importa Estados Unidos de varios países, lo que ya está afectando de manera indirecta a la economía de la región debido a la incertidumbre e inestabilidad que generan medidas como estas.
Los nuevos aranceles que ya se han aplicado al acero y aluminio importados de China, avisoran una escalada de guerra comercial entre las principales potencias económicas del mundo, y están por extenderse a más países y más productos.
La razón principal de la administración de Donald Trump para querer aplicar aranceles y barreras comerciales a productos que se importan a Estados Unidos, es supuestamente para balancear el déficit comercial que este país tiene con otros países y evitar que tomen ventaja del mercado norteamericano.
Bajo estas circunstancias, las empresas mexicanas deben de buscar las oportunidades que se abren cuando las más grandes economías como la de Estados Unidos y China se involucren en una guerra comercial.
Un ejemplo de una oportunidad, es que mientras el acero y aluminio Chino es más caro al importarse a Estados Unidos debido a los nuevos aranceles, estos mismos materiales pudieran ser importados a México desde China sin tener dichos impuestos, y ser procesados en nuestro país para exportarse a Estados Unidos como productos intermedios o productos terminados.
De esta manera se utilizan los tratados comerciales que México tiene con múltiples países y virtualmente sin aranceles, para ser intermediario y realizar procesos de transformación para colocarlos en los mercados que son directamente afectados por una guerra comercial.
Ciertamente muchas empresas mexicanas no tienen la infraestructura requerida, el capital y la tecnología para una rápida reacción para insertarse en las cadenas de suministro internacionales. Sin embargo las condiciones se están dando y es momento de buscar alianzas y convenios con empresas internacionales que requieren de aliados con voluntad y bien posicionados que les permita neutralizar los efectos de una guerra comercial.
Ahora es cuando se deben de utilizar todos los tratados que México ha establecido con muchos países, siendo uno de los pocos en el mundo con un gran número de instrumentos de este tipo.
El hecho de que las más grandes economías comiencen a establecer barreras comerciales, es una tendencia global que ha iniciado y que ya no se revertirá.
Las fuerzas proteccionistas alrededor del mundo están ganando simpatía y aplicación, haciendo a un lado el libre comercio en su más pura concepción.
Por lo tanto, ahora las empresas deben de reconocer que las nuevas reglas del juego ya no son dadas por el libre comercio sino por un proteccionismo que va a estar creciendo en severidad y profundidad a través de los años, convirtiéndose en algo normal.
Esto dará como resultado que las empresas tengan que ajustar sus planes y estrategias de negocios para estar preparadas para las eventuales aplicaciones de barreras, aranceles y condiciones de los intercambios comerciales.
México es un país que tiene una buena localización para uno de los mercados más grandes del mundo y tiene buenas relaciones y tratados comerciales con países asiáticos y europeos por lo que puede establecer alianzas comerciales con excelente flexibilidad. Esto permite moverse en varias direcciones minimizando al máximo los efectos que se tienen cuando las más grandes economías se enfrasquen en una guerra de represalias y enfrentamientos comerciales directos.
Es necesario reconocer que el “libre comercio” en su concepción más romántica ha desaparecido y que de ahora en adelante los países dirigirán sus estrategias comerciales en base a sus apreciaciones políticas, metas macroeconómicas, percepción de la población, balancear déficits comerciales, creación de bloques económicos, proteccionismo de tecnología, rivalidades de liderazgos y hábitos de consumo.
Dentro de este nuevo ajuste macroeconómico habrá países perdedores y ganadores y es momento de aprovechar cada una de las nuevas oportunidades que se vislumbren por pequeñas que sean.
El riesgo más grande a mediano plazo para México no son las barreras arancelarias impuestas por Estados Unidos o China al comercio internacional, el riesgo más grande para México es que no se elabore una estrategia nacional para evitar quedar subordinado a los caprichos y vaivenes que se darán si las empresas mexicanas no participan con inversión y una estrategia decidida acompañada de una visión actualizada de políticas públicas.