Modelo maquilador tiene que evolucionar para lograr consolidación: Expertos
La industria maquiladora nace en nuestro país a mediados de la década de los sesenta como respuesta al encarecimiento de la mano de obra en Japón y Estados Unidos, según revela la Asociación de la Industria Maquiladora y Manufacturera de Exportación (INDEX) en esta ciudad.
Consuelo Pequeño Rodríguez revela en el libro “Ciudad Juárez, la nombradía varía, tomo II” que en el periodo de 1950 a 1960, empresarios de la localidad sustentaron el desarrollo de la ciudad a través del impulso a la industria nacional.
La escritora expone que parte de los esfuerzos para fomentar el desarrollo de la ciudad se impulsó el Programa Nacional Fronterizo (Pronaf) en el año de 1964, con el que se buscaba que los productos de la industria nacional concurrieran en condiciones adecuadas de oportunidad, calidad y precio en las zonas fronterizas.
Desde la creación del Pronaf, el objetivo era que empresas mexicanas pudieran establecer sus sedes en la frontera para realizar la exportación de sus productos a Estados Unidos, o que compañías llegaran a la ciudad para competir, relata Pequeño Rodríguez.
“Para Antonio J. Bermúdez, fundador y director general del Pronaf (19611965), las oportunidades para industrializar la ciudad se podían encontrar por dos vías: en la primera, que se ajusta más a su visión de la industria nacional. (…) La otra opción de desarrollo constituye el antecendete del PIF y que para el caso de Juárez, consiste en permitir la entrada de empresas extranjeras en la ciudad” (sic).
En ese contexto, el Pronaf se convirtió en un modelo de industrialización, donde Bermúdez sería el promotor de un estudio realizado por la consultora Arthur D. Little de México en 1964, donde el objetivo era impulsar la producción compartida.
De acuerdo con información de Index, fue hasta el 20 de mayo de 1965 que se estableció en México la Política de Fomento a la Industria Maquiladora de Exportación en el norte del país; con la instrumentación del Programa de Industrialización de la Frontera Norte (PIF).
Con dicho programa, se buscó que las empresas generaran mayores fuentes de empleo para fortalecer la balanza comercial, a través de la aportación de divisas y coadyuvar en el incremento
de la competitividad de la industria nacional.
El programa entró en marcha finalmente en 1966 con la instalación de las primeras empresas maquiladoras en la ciudad.
La participación de otros empresarios también fue determinante para convencer al gobierno mexicano de la necesidad de instalar este tipo de modelo en la frontera, personalidades como Fernando Borreguero Allard, representante de Canacintra; Alfonso Murguía Valdéz, de Canaco; José Cuarón Vejar; Hilario Gabilondo Acuña, Federico Barrio Terrazas, Miguel Zaragoza Vizcarra, José Manuel Mora, Pablo Lucket, Reginaldo Sanders, Javier Costera, Armando González Soto y Ernesto Calderón de la Barca.
El 15 de marzo de 1971, se agrega en el Código Aduanero el reglamento para la actividad maquiladora, y en 1972 se realizan las primeras modificaciones ampliando el sistema de maquila a todo el territorio nacional.