El empresario francés
Su pasión por la mecánica lo condujo a la construcción de un vehículo, que se convertiría en el emblema de un imperio automotriz
Nací en París y fui el cuarto de seis hermanos. Mi padre tenía una pequeña tienda de telas en la Place des Victoires y una fábrica de botones.
Fui un niño solitario, pero curioso, cualidad que me llevó a sentirme atraído por la mecánica. A los 14 años construí un taller en el jardín de mi casa.
Comencé a trabajar como dibujante en la fábrica Delaunay-Delleville, donde diseñé un nuevo modelo de caldera de vapor.
En 1897, hice mi servicio militar durante el cual desarrollé un sistema revolucionario: la transmisión directa. A los 21 años, y con el apoyo financiero de mis hermanos y de Edward Richet, un compañero de regimiento, construí mi primer coche en el taller de la familia. Para lograrlo, modifiqué un vehículo de tres ruedas Dion-Bouton que había adquirido con anterioridad y que esperaba mejorar. Así, le añadí una rueda y una transmisión mediante un cardán de mi invención, dotándolo de una caja de cambios de tres velocidades y marcha atrás.
El éxito fue tal que a finales de febrero de 1899, fundé junto con mis hermanos Fernand y Marcel, la sociedad Renault frères, que daba trabajo a 60 personas. Al finalizar ese año, se fabricaron 76 vehículos y 110 personas trabajaban en la empresa. Este fue el comienzo oficial de lo que se convertiría, unos años más tarde, en la gran compañía Renault.
En 1903 adquirí la parte de la sociedad que perteneció a mi hermano Marcel, quien falleció en un accidente. Mi otro hermano decidió dejar el negocio cinco años después. Así, me convertí en el único dueño de lo que llamé Automóviles Renault.
Tras la derrota francesa en la Segunda Guerra Mundial, mis fábricas pasaron a manos de los alemanes. Al final del conflicto, fui acusado de colaborar con las fuerzas de ocupación alemanas. Estuve encarcelado en la prisión de Fresnes donde fallecí el 24 de octubre de 1944 antes de ser juzgado.
En enero de 1945, Charles de Gaulle decidió nacionalizar Renault, para convertirla en Regié Nationale des Usines Renault. Actualmente, es una empresa reconocida en todo el mundo.
“Si Alemania es el padre del automóvil, Francia es su madre”.