FERTILIZANTES
RENACE ESTA INDUSTRIA PETROQUÍMICA EN MÉXICO
POR HUGO DOMÍNGUEZ
El cese de operaciones y los despidos masivos en Fertimex parecían sellar la extinción del sector productor de fertilizantes en México, un ramo que atravesaba una década de presión por sus altos costos de producción y condiciones poco competitivas. 15 años después, las cosas han tomado otro rumbo y esta industria, que se creía desahuciada, podría estar tomando un segundo aire.
Desde el año pasado, Pemex abandera una estrategia para reactivar la producción de amoniaco —el principal insumo en la manufactura de fertilizantes nitrogenados y fosfatados—, que inició con la polémica recompra, por 275 millones de dólares (MDD), de la empresa Agro Nitrogenados, en Cosoleacaque, Veracruz, y con la que espera fabricar unas 990,000 toneladas de urea —el fertilizante de mayor uso en México—, del que cada año se importan y consumen 1.5 millones de toneladas.
A finales del año pasado, la petrolera también anunció una inversión de 35 MDD para reactivar su planta de amoniaco en Camargo, Chihuahua, que permanecía inactiva desde 2002.
La firma también cerró un acuerdo con la empresa Soluciones Químicas para el Campo y la Industria, que se encargará de procesar el amoniaco para producir urea.
Directivos y funcionarios consultados por Manufactura coinciden en que estos anuncios pueden significar la reactivación de una alicaída industria, lo que revertiría las importaciones de fertilizantes —más de tres cuartas partes de las cuatro millones que se consumen— y, en consecuencia, proveer insumos más competitivos para los agricultores.
“Vemos las condiciones para el renacimiento de la industria”, dice en entrevista Edgar Torres Garrido, asesor de la dirección general en Pemex.
Sin embargo, esta situación ha confrontado a la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) con los importadores y distribuidores de fertilizantes en el país, quienes tienen una percepción distinta al respecto.
Aunque celebran el proyecto de Pemex, aseguran que el sector sigue vivo y que, a través de producción e importaciones, se ha garantizado el abasto permanente. “Bienvenida la producción nacional”, dice Luis Miguel Romero, presidente de la Asociación Nacional de Productores y Distribuidores de Fertilizantes (Anacofer), “pero no sabemos el alcance del proyecto, si realmente se busca la sustitución de importaciones o es un asunto meramente político”.
UNA INDUSTRIA QUE AGONIZA
El año pasado, Pemex anunció la compra de la planta Agro Nitrogenados, situada en Cosoleacaque, Veracruz. Se trata de una ex filial de Fertimex, la misma que en 1991, el gobierno vendió a Alonso Ancira, presidente de Altos Hornos de México
(Ahmsa), en lo que representó la privatización de la industria de fertilizantes.
La polémica operación fue criticada por legisladores de diversos partidos y empresarios del ramo, que acusaron a Pemex de pagar el triple por una empresa cuyos activos se encontraban en estado de abandono.
De acuerdo con reportes de Ahmsa emitidos a la Bolsa Mexicana de Valores, la venta de los activos ascendió a 275 MDD; sin embargo, Pemex deberá invertir otros 200 MDD en la modernización de la planta.
“Pemex pagó un sobreprecio por una planta que está destruida”, acusa Luis Miguel Romero, de la Anacofer.
La planta, ubicada en el complejo petroquímico de Pajaritos, Veracruz, era parte de Fertimex, la otrora boyante empresa paraestatal que, desde mediados de los 60 y hasta finales de los 80, dominó la producción de fertilizantes en México y que prometía un futuro promisorio.
La firma fue creada a finales de la década de 1960, cuando el gobierno mexicano compró unas 15 plantas privadas de fertilizantes para atender el consumo local, recuerda Enrique Bazúa, profesor de la Facultad de Química de la UNAM, cuyo padre, Enrique Bazúa Fitch, fue gerente de Desarrollo en dicha compañía.
Para dimensionar su capacidad productiva, en 1982, por ejemplo, esta empresa llegó a emplear a más de 5,000 personas que producían 3.7 millones de toneladas de fertilizantes, prácticamente 88% de lo que consumían los agricultores en México. El resto se cubría con importaciones.
Se trataba de la firma insignia del ramo. La que fue pieza clave para posicionar a México como uno de los mayores productores de amoniaco en el mundo. “Atendía el mercado local y operaba con números negros”, recuerda Bazúa.
A principios de los 90, y en condiciones de operación todavía competitivas, la administración de Carlos Salinas de Gortari decidió privatizarla.
Luego, las condiciones del mercado cambiaron. El precio del gas natural, el principal insumo en la producción de amoniaco, se disparó en México casi 100% entre 1990 y 1996, al tiempo que los precios internacionales fueron a la baja, de acuerdo con datos de la Administración de Información Energética (EIA) de Estados Unidos, retomados por la Secretaría de Energía (Sener).
De pronto, para el agricultor nacional era más barato importar fertilizantes de Asia y Europa del Este, que comprarlos en México.
“La producción nacional fue perdiendo competitividad, sobre todo en sus insumos como el azufre y el amoniaco”, explica a título personal Salvador Gaucín, especialista de Análisis del Sector en
FIRA, el brazo gubernamental encargado de proporcionar financiamiento al sector agropecuario.
La producción de fertilizantes cayó alrededor de 65% entre 1996 y 2007, al pasar de cuatro millones de toneladas a tan sólo 1.4 millones.
Mientras tanto, el consumo se mantuvo constante en poco más de cuatro millones de toneladas, por lo que fue atendido con importaciones de Europa y Asia, principalmente.
“Se volvió inaccesible su producción”, refiere Edgar Torres, de Pemex, “se rompió la cadena productiva y las 13 plantas productoras de fertilizantes debieron competir en condiciones inequitativas contra otros países
“A partir de 1997 se refleja el desplome en la producción de fertilizantes y es cuando ocurren los cierres de plantas”, agrega Salvador Gaucín. El caso de Fertimex fue el más emblemático.
Hoy sólo operan unas seis fábricas de este ramo en todo el país. Agrogen, Peñoles, Grupo Fertinal y Soluciones Químicas para la Industria, son algunas de las empresas que aún producen.
Como consecuencia de ello, hay una alta dependencia en las importaciones, que abarcan 77% del consumo, frenando la integración de insumos estratégicos nacionales en la cadena productiva, indican datos de la Sagarpa.
Hoy, el mercado de estos productos está valuado en casi 1,900 MDD, señalan cifras de la Asociación Nacional de la Industria Química (ANIQ).
DE REGRESO A LA INDUSTRIALIZACIÓN
15 años después, Pemex anunció la recompra de la empresa Agro Nitrogenados… al triple del precio de lo que el gobierno la vendió en 1991.
La respuesta a lo que parece un absurdo es un cambio drástico en las condiciones del mercado, fundamentalmente por el surgimiento de Estados Unidos, en particular del sur de Texas, como el mayor productor de gas natural en el mundo, gracias al auge del shale. Estados Unidos, que produce 20% del gas natural en el mundo, según cifras de la EIA, ha reconfigurado el mercado y ya es un factor de decisión para atraer inversiones en la industria.
De acuerdo con la Prospectiva del Gas Natural de la Sener, los precios del gas natural en Norteamérica han descendido casi a los niveles que se reportaban en 1990. “El gas natural barato está atrayendo nuevas inversiones en (incrementar la) capacidad, así como proyectos de IED pioneros, hacia las industrias manufactureras de EU, en particular en el sector de los productos químicos”, señala el informe sobre las inversiones en el mundo 2014, de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD).
En México sigue siendo más caro extraer gas; sin embargo, ahora el sector
“La producción nacional fue perdiendo competitividad, sobre todo en sus insumos como el azufre y el amoniaco”.
– Salvador Gaucín, especialista de Análisis del Sector en FIRA
producción como en la distribución de fertilizantes.
Hoy, unas 17 empresas del ramo distribuyen y venden estos productos en México; están agrupadas en la Anacofer y son constantemente acusadas de acaparar el mercado y controlar los precios, en detrimento del agricultor.
“La estructura del mercado propicia que unos pocos distribuidores abastezcan y vendan el fertilizante bajo esquemas de fijación de precios poco competitivos”, indica el Programa sectorial de desarrollo agropecuario, pesquero y alimentario 2013–2018, de la Sagarpa.
Luis Miguel Romero, de la Anacofer, acusa directamente a la Sagarpa como responsable de esta campaña en contra de los distribuidores, pues, a decir del ejecutivo, aprovecha un año de elecciones para vender el argumento de favorecer a los agricultores con mejores condiciones para que realicen su labor en el campo.
“¿Quién no compra un argumento así?”, ironiza. “Con lo que habla Sagarpa, pareciera que no se produce nada de fertilizantes en México, pero nunca he escuchado que haya desabasto”.
Edgar Torres, a su vez, descarta que el objetivo de Pemex sea desplazar a los importadores del mercado, sino ofrecer “este commodity a los productores que, actualmente, por cuestiones de precios, no pueden acceder a él; no buscamos subsidiarlos”, señala.
La reforma a la Ley de Petróleos Mexicanos, aprobada en 2008, tuvo como uno de sus ejes la reactivación de la industria. A partir de ello, la petrolera lanzó el Programa para Fomentar la Producción de Fertilizantes, mediante el cual otorgará contratos de largo plazo para la venta de amoniaco a fabricantes seleccionados de un padrón que controla la Sagarpa.
“A partir de esa reforma, vemos que ya ha comenzado un repunte en la producción”, dice Gaucín.
A la par de Pemex, otros proyectos comienzan a tomar forma. En Sinaloa, el gobierno local y un grupo de empresarios —entre ellos Leovigildo Carranza Beltrán, dueño de la atunera Grupo Pinsa— planean una inversión de 1,200 MDD para construir una planta de fertilizantes en el puerto de Topolobampo.
“Será la mayor planta de América Latina”, dijo en septiembre del año pasado Mario López Valdez, gobernador de la entidad.
De concretarse, sería la segunda empresa que produzca amoniaco, pues actualmente Pemex lo hace en exclusiva debido a que proyectos de este tipo exigen grandes capitales.
Edgar Torres refiere que producir una tonelada de amoniaco requiere una inversión de un millón de dólares aproximadamente. “Son inversiones significativas”.
HACIA LA SEGURIDAD ALIMENTARIA
En México se siembran aproximadamente 23 millones de hectáreas, aunque sólo se fertiliza 66% de ellas, comenta Salvador Gaucín, de FIRA.
“Y de lo que se fertiliza, no quiere decir que se haga adecuadamente”, agrega el especialista, ya sea por deficiencias técnicas y cantidades insuficientes.
El actual esquema de precios es el principal limitante para que los agricultores accedan a insumos.
No sólo hablamos —agrega Gaucín— de que los fertilizantes están sujetos a precios internacionales, sino que a eso debe agregarse el costo de transportación, que los encarece entre 20 y 30%.
Enrique Bazúa, de la UNAM, asegura que aún debe sumarse la ganancia del intermediario, en este caso, el distribuidor; “Ellos son los ganadores”.
Edgar Torres explica que, en otros países, una tonelada de fertilizante cuesta en promedio 300 dólares (unos 4,200 pesos), mientras que en México se paga hasta en 11,000 pesos.
Pero esto rechazado nuevamente por Luis Miguel Romero, quien argumenta que los mercados internacionales son los que fijan los precios del producto y que, en todo caso, los márgenes de ganancia para los distribuidores varían entre 4.5 y 7.5% respecto a sus gastos operativos.
El proyecto de Pemex es integrar verticalmente una división que fabrique la materia prima y el producto, y, además, tenga capacidad de distribución en todo el territorio nacional.
Edgar Torres señala que en este nuevo esquema de producción, con mayor disponibilidad de gas y, en consecuencia, de amoniaco, “el precio del fertilizante podría bajar hasta en una tercera parte en algunos casos”.
Para los entrevistados, la seguridad alimentaria y, en consecuencia, la sostenibilidad de esta industria, debería ser un asunto prioritario en la agenda del gobierno federal.
Un modelo que podría replicarse —recomienda Enrique Bazúa—, es el de China, actualmente el mayor productor de cereales en el mundo.
El académico explica que los chinos han visto a la agricultura como un sector prioritario y ha actuado en consecuencia. Consumen la cuarta parte del amoniaco a nivel mundial y eso es abastecido 100% por su producción local.
El año pasado, Rusia —el segundo mayor productor de gas— firmó con el dragón asiático un acuerdo por 400,000 MDD para suministrarle gas natural, con lo que la nación asiática reconvertirá sus plantas de amoniaco, que actualmente operan con carbón.
“Hablamos de la segunda mayor economía en el mundo y que se encamina a ser la primera, entonces ¿por qué lo hacen? ¿por qué son tontos?”, concluye.
“Se volvió inaccesible su producción; se rompió la cadena productiva y las 13 plantas productoras debieron competir en condiciones inequitativas contra otros países”.
Edgar Torres, asesor de la Dirección General de Pemex