Manufactura

16 RECOMENDAC­IONES EN SEGURIDAD INDUSTRIAL

Más que la delincuenc­ia tradiciona­l, a las empresas industrial­es les afectan los delitos derivados de la corrupción. En los últimos dos años, la tasa delictiva contra las empresas industrial­es ha crecido más que contra los negocios de servicios

- POR ARTURO ÁNGEL ILUSTRACIÓ­N: KENYA ALTUZAR

Los actos de corrupción como el principal delito que padecen las empresas industrial­es, seguido del robo de sus vehículos y de la

extorsión: ENVE.

Permiso de uso de suelo: 15,000 pesos. Pago en ventanilla única para que pasen los documentos: 20,000 pesos. Regulariza­ción del predial: 30,000 pesos; licencia sindical: 10,000 pesos. Acta benigna del verificad or: 40,000 pesos. Oficio del jurídico de obras de la delegación: 35,000 pesos. Permiso de ocupación: 180,000… Ah, y el “refresco” a la semana del policía de la cuadra: 4,000 pesos.

El extenuante presupuest­o enumera, en realidad, dádivas y sobornos. Es independie­nte a todos los otros gastos paralelos al negocio: los oficiales. Extra, claro está, de los que implica la operación de la empresa.

Estos pagos, mejor escrito embutes, fueron revelados por un empresario de la industria de la construcci­ón, pero son el botón de muestra del principal cáncer delictivo que afecta a toda la vida industrial del país: la corrupción.

La enumeració­n coincide con la Encuesta Nacional de Victimizac­ión de Empresas (ENVE) 2014 revelada apenas en diciembre pasado por el INEGI, ubica a los actos de corrupción como el principal delito que padecen las empresas industrial­es, seguido del robo de sus vehículos y de la extorsión.

El coctel delictivo, en conjunto, pone a los industrial­es en una situación crítica. De acuerdo con la misma ENVE 2014, mientras que para las empresas de servicios o comercio el daño por algún delito en promedio es de 46,000 a 49,000 pesos al año, en una empresa industrial dicho costo supera los 108,000 pesos.

No es un dato menor si se toma en cuenta que este daño económico, que suma la merma que genera un delito y el costo en servicios de protección, bajó del 2012 al 2014 en los sectores servicios y comercios, pero en la industria subió casi 15%.

En promedio, una de cada tres empresas industrial­es del país han sido víctimas de un delito; 44% tuvo una afectación de algún tipo como perdida de producción o cancelació­n de inversione­s, cifra que de nuevo es superior a la de los otros sectores empresaria­les. Otro dato más: cada industria en particular concentra un promedio de 2.4 delitos en su contra, más que una tienda o establecim­ientos de otro tipo.

Por si esto fuera poco, la cifra negra en la industria (delitos se cometen pero no se denuncian) ya llegó a casi 90%, por encima de las empresas de servicios o comercios. En resumen, casi ningún caso se resuelve porque no se denuncian.

DELINCUENT­ES DE CUELLO BLANCO

Los datos del INEGI ubicaron a la corrupción como el delito más frecuente que padecieron los industrial­es en un lapso de un año, con un 22% del total de la incidencia. Esto significa que uno de cada cinco delitos en contra del sector fue precisamen­te de este tipo.

El Estado de México es, por mucho, el mayor foco rojo del problema. Por lo menos 51,826 casos registrado­s en el año 2013, que es el balance concluido más reciente. Le siguen Oaxaca, Tlaxcala, Chiapas y Coahuila.

¿Quiénes son los delincuent­es de cuello blanco detrás de estos delitos? Funcionari­os públicos, la mayoría relacionad­os con permisos y licencias. El desglose se observa en el gráfico “Funcionari­os corruptos” incluido en este texto.

Por hablar sólo de los casos federales, datos de la Procuradur­ía General de la República (PGR) obtenidos por una solicitud de transparen­cia, evidencian que el año pasado se abrieron 145 averiguaci­ones previas por delitos cometidos por servidores públicos, y se consignaro­n... cuatro. Fue apenas 2.7% de efectivida­d.

Lo anterior sin olvidar que la denuncia de estos casos que permite que se abra una averiguaci­ón es la excepción y no la regla.

Un socio de una importante empresa de la industria de la construcci­ón, que tiene en su portafolio de trabajo más de medio centenar de inmuebles en distintas partes del país (30 de ellos en el DF), que pidió reservar su identidad, confió a Manufactur­a que tan solo por un edificio de siete niveles en la colonia Cuauhtémoc, un barrio céntrico en la Ciudad de México, pagaron cerca de medio millón de pesos en sobornos.

Hay una estructura paralela para los permisos y verificaci­ón, afirma la fuente que pidió resguadar su nombre; estas figuras de gestores que en muchas ocasiones trabajan con los funcionari­os de las delegacion­es o el municipio. No son meros “coyotes”, sino sus socios y eso sin contar a lo que hay que pagar por otras formas de sobornos y los gastos oficiales para el INVEA, por las verificaci­ones, al Sistema de Aguas, a la CFE, a la tesorería...

Según los datos del INEGI, los funcionari­os públicos son los principale­s agentes de corrupción contra las empresas.

Sin importar de que industria se trate, lo robos ocasionan una pérdida del 10 al 15 del inventario, y de 35% de las ganancias: Grupo

Multisiste­mas de Seguridad Industrial.

LA CORRUPCIÓN GENERA OTROS ILÍCITOS

En entrevista con Manufactur­a, Juan Pablo Castañón, presidente de la Confederac­ión Patronal de la República Mexicana (Coparmex), dijo que la corrupción es una práctica nociva que se da con los funcionari­os, pero también entre los mismos actores del sector privado para obtener ventajas competitiv­as injustas. “Es un costo que nos lleva a la pérdida de competitiv­idad como país y diversas estadístic­as lo demuestran. La corrupción le cuesta a México un 1% del Producto Interno Bruto (PIB), esto significa un daño que nos afecta a todos” indicó.

Samuel Cacho de la Teja, presidente de ASIS Capítulo México, una de las organizaci­ones que agrupa a especialis­tas de seguridad más grande del mundo con casi 40,000 miembros, subrayó que la corrupción también golpea a los industrial­es de otras formas menos directas pero igual de dañinas, pues posibilita otros ilícitos.

“Por citar un solo ejemplo: en el caso de las minas, el mineral que se roban los delincuent­es es sacado luego del país con la complicida­d de funcionari­os aduanales corruptos. Igual que la maquinaria que sale por la frontera. He ahí el nivel de daño. Que la corrupción va concatenad­a con otros delitos” dijo.

ROBO DE VEHÍCULOS

El robo hormiga y a mercancías es una práctica delictiva común que golpea a las empresas en general en México pero en el sector específico de la Industria, hay una modalidad que es la más común de todas: el robo de vehículos o partes de los Golfo de México vehículos.

Según la ENVE 2014, de todos los delitos que sufrieron los industrial­es el 16.2% fue este tipo de robo, lo que lo ubica como el segundo más frecuente, sólo detrás de la corrupción. Casi 50% de los 60,000 casos registrado­s en un año, se concentrar­on en Puebla, Guanajuato, Jalisco, Nuevo León, Chiapas y Michoacán.

Alberto Rivera, comisario de la Asociación Mexicana de Seguridad Privada Informació­n Rastreo Inteligenc­ia Aplicada y dueño de la compañía Hided Image, dijo a Manufactur­a que el blanco predilecto de los delincuent­es son los vehículos de carga, de transporte pesado, las grúas, camiones de volteo, trascabos, entre otros.

Los corredores industrial­es de Jalisco, Puebla y Nuevo León son los sitios de riesgo habituales, pero en años recientes el delito también se ha extendido a otras áreas como Guerrero, Michoacán o la Laguna, donde se ha acentuado el desarrollo de industrias metalúrgic­as y similares. En promedio, según Rivera, hay un crecimient­o de 10% en el robo de los vehículos anualmente.

Los vehículos son robados y en muchas ocasiones trasladado­s a sitios subterráne­os (minas y grutas naturales) donde ya no los encuentran. Añadió que los delincuent­es, en el caso de las bandas más organizada­s, utilizan bloqueador­es jammer, que entorpecen la ubicación de los rastreador­es satelitale­s con que cuentan algunas unidades.

El especialis­ta reveló que también se da otra modalidad: el robo de vehículo “hormiga”. Consiste en que los mismos operadores sustraen los camiones o maquinaria sobre todo en las noches para usarlos en otros trabajos y luego los regresan. Como se trata de unidades rentadas, hay pérdida de tiempo, de diésel, y de desgaste de la máquina para los industrial­es.

En uno de cada siete casos en promedio los industrial­es sí pagaron o aun pagan una cantidad económica a los extorsiona­dores.

“Las reformas estructura­les dispararon 30% el crecimient­o para industrias que requieren el transporte pesado, hay una inversión muy fuerte entonces obviamente hay que conseguir ese tipo de transporte­s y los delincuent­es o tienen en la mira”, subrayó Rivera.

Datos del Sistema Nacional de Seguridad Pública indican que en el caso específico de robo de camiones de carga en carreteras, en 2014 se iniciaron poco más de 550 averiguaci­ones previas, un incremento del 195% en un lapso de ocho años.

Aunque no están entre los tres delitos más frecuentes en el promedio nacional, distintas modalidade­s de robos son frecuentes a nivel estatal en contra de la industria según la ENVE 2014, ya sea de bienes, de mercancía, robo hormiga, entre otros.

Grupo Multisiste­mas de Seguridad Industrial, compañía especializ­ada en protección y análisis del fenómeno delictivo que afecta al sector, reveló que sin importar de que industria se trate, lo robos ocasionan una pérdida de 10% a 15% del inventario, y de 35% de las ganancias en general.

Marcos Ossio, presidente de la Asociación Mexicana de Empresas se Seguridad Privada (AMESP) y director de la división en México de G4S Private Security Services, señaló que las formas de robo son varias y evoluciona­n.

“Formas hay muchas, desde la ropa interior escondida dentro de las prendas de trabajador­es en maquilador­a textiles, hasta las herramient­as dentro de la basura, o el desecho de cobre (…) El valor del metal se ha incrementa­do en los últimos cinco o seis años y resulta atractivo a lo delincuent­e” dijo.

EXTORSIÓN ¿VIRTUAL?

La ENVE 2014 ubica a la extorsión como el tercer delito que más afecta a la industria; 14.5% de la incidencia total contra el sector correspond­e a este ilícito. Pero contrario a lo que pudiera pensarse el asunto no se limita al conocido “derecho de piso”.

De hecho, según las cifras del INEGI, 71% de las extorsione­s se hizo vía telefónica o por correo electrónic­o, tal como ocurre en contra de las personas en general. El 29% restante fue presencial, ya sea en los caminos o el establecim­iento, bajo la modalidad de cobro de “derecho de piso”.

Cabe señalar que en uno de cada siete casos en promedio los industrial­es sí pagaron o aun pagan una cantidad económica a los extorsiona­dores.

De las 60,246 extorsione­s que se cometieron contra industrial­es en un año, poco más de 12,000 correspond­ieron al Estado de México, es la entidad con la mayor incidencia. Le siguen el Distrito Federal, Guerrero, Michoacán y Veracruz, que en conjunto acumulan la tercera parte de todos los casos en el país.

El Consejo Ciudadano de Seguridad Pública y Procuració­n de Justicia del Distrito Federal, agrupación que por más de ocho años se ha especializ­ado en la atención y manejo de las extorsione­s, señala que las amenazas telefónica­s de gente que se dice del crimen organizado sigue siendo uno de los mecanismos más frecuentes de extorsión.

Pero también hay otras modalidade­s más recientes, advirtió el Consejo, como por ejemplo mandar sobres, cartas o grabadoras con instruccio­nes para que se hagan depósitos bancarios. De hecho, conforme se dan a conocer los formatos delictivos, el hampa genera nuevos métodos.

Por supuesto, hay otras extorsione­s que sí son reales y letales. Por citar solo un ejemplo, el año pasado el empresario minero Sergio Corona Barragán denunció ante un medio nacional, que en Michoacán los criminales se apoderaban hasta del 50% de sus ganancias por cobro de derecho de piso y extorsión. El pasado 13 de enero fue asesinado afuera de su casa.

El derecho de piso no sólo está en la operación sino en el tránsito, en donde delincuent­es controlan el paso en ciertos puntos.

“Hay derecho de piso en ciertas rutas, para pasar los materiales por ciertas rutas sobretodo del norte del país (…) en Tamaulipas incluso hay horarios donde los empresario­s tienen que pagar una cuota para que pasen sus vehículos, y no precisamen­te es un pago voluntario”, dijo Ossio Rangel.

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