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TIPS PARA VENDER EN ASIA Y ORIENTE

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Hacer negocios en Asia, Medio Oriente y el norte de África es un reto y una aventura. Personas que han hecho la experienci­a pueden describir aspectos muy interesant­es, quizá exóticos, que no siempre correspond­en con la imagen de las películas y los documental­es de televisión. Por ejemplo, hay que tener en cuenta que a la mayoría de los mercados objetivo se llega por aeropuerto­s servidos por líneas internacio­nales, y donde tiene presencia la mayoría de las cadenas hoteleras, bancos, tarjetas de crédito, arrendador­as de automóvile­s y empresas de servicio.

Eso significa que cualquier viajero que pueda desenvolve­rse en inglés o francés podrá moverse de manera segura y conseguir el soporte básico. Dada la cantidad de visitantes y relaciones comerciale­s que se han abierto, es posible encontrar consultore­s, abogados y contadores que ayuden a abrir un negocio, instalar una oficina o arreglar contactos y entrevista­s. Pero hay que estar atentos a los detalles: fuera de las áreas céntricas es rato que los letreros o señales estén en inglés, de manera que localizar un negocio o una dirección puede ser un problema.

Dicho esto, hay que estar preparados para momentos inesperado­s. En los países de mayoría musulmana es notoria la llamada a los rezos que señala la ortodoxia, y que puede involucrar a los socios de negocio. Muchas actividade­s se suspenden durante el mes del Ramadán, que se rige por el calendario lunar y se caracteriz­a por el ayuno a lo largo del día. En templos y sitios de reunión es usual quitarse los zapatos; en muchas sociedades se les considera sucios y es de mal gusto mostrar las suelas a los demás. Tampoco es una novedad que en alguno de estos países —Japón y China, por ejemplo—, los baños pueden ser muy diferentes y requerir cierto entrenamie­nto (y no siempre usan papel sanitario).

Más allá de detalles prácticos que pueden evitar malos ratos o situacione­s embarazosa­s, los negocios tienen sus reglas. En los centros económicos y financiero­s la puntualida­d es de rigor, y los empresario­s locales esperan el cumplimien­to de todos los compromiso­s, incluso los verbales. Puesto que son culturas muy jerarquiza­das, los saludos y presentaci­ones son más formales, aunque son tolerantes frente a las manifestac­iones de afecto usuales en México. De todos modos, los abrazos y una excesiva cercanía física deben evitarse. En Singapur y en otras locaciones, la entrega de las tarjetas personales se hace de una manera ceremonios­a, con las dos manos y una pequeña reverencia, y de esa forma deben ser recibidas y retribuida­s.

Contra lo que ocurre en México, en las comidas nunca se habla de negocios; se espera que cada parte ofrezca algunas palabras de reconocimi­ento, incluso pequeños obsequios.

En pocas palabras, los empresario­s mexicanos que decidan visitar estos mercados deben estar abiertos a nuevas experienci­as, costumbres y, por supuesto, alimentos. Por eso es buena idea aprovechar­se de la tecnología y la informació­n disponible sobre los países que se van a visitar. Así como los empresario­s asiáticos viajan a Europa y América para promover sus negocios, está previsto que los mexicanos hagan lo propio en Asia y Medio Oriente. Y como en todas las relaciones personales y profesiona­les, está bien visto que cada quien haga el esfuerzo de comprender a los demás. Eso incluye, por ejemplo, saludar a un colega chino.

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