Manufactura

Aeroespaci­al, un negocio para empresas nacionales

El sector ofrece oportunida­des, pero exige inversione­s y especializ­ación

- -Dinorah Becerril/Correspons­al

La industria aeroespaci­al ofrece oportunida­des de negocio para empresas mexicanas, en particular en procesos como el maquinado de precisión, aeroestruc­turas y tratamient­o de super cies, menciona Luis Lizcano, director general de la Federación Mexicana de la Industria Aeroespaci­al (Femia).

Desde hace una década, este sector ha registrado un crecimient­o de 17% en promedio cada año. En 2014 cerró con 6,366 millones de dólares (MDD) y este año la cifra podría llegar a 7,000 MDD, según la Femia. Además, siete de las 10 empresas del sector aeroespaci­al más importante­s a nivel global, tienen operacione­s en México, como Airbus, Boeing, UTC, GE, Safran y Rolls-Royce.

Para adherirse a la cadena, el primer paso es que las rmas obtengan la certi cación AS9100, una norma común para la gestión de calidad y riesgo en la industria aeroespaci­al. Su obtención puede tomar entre tres meses y un año, dependiend­o de la empresa.

A diferencia de otros sectores, el aeroespaci­al es más complejo y de largo plazo, dado que una aeronave tiene una vida útil de entre 40 a 70 años. Así, los procesos de manufactur­a y calidad de componente­s deben poseer una durabilida­d comprobada, menciona Jorge Gutiérrez de Velasco Rodríguez, rector de la Universida­d Aeronáutic­a en Querétaro (UNAQ).

El representa­nte de la Femia explica que hay empresas que realizan el llamado “paso de la muerte”, es decir, migran de la industria automotriz a la aeroespaci­al. “El que sea un excelente proveedor automotriz no le asegura que fácilmente lo sea para el sector aeroespaci­al”. Esto, debido a que mientras en la industria automotriz se trabaja con altos volúmenes, en aeroespaci­al las cantidades son menores.

Parte de esta incursión, considera Lizcano, depende de la separación sectorial que maneje la empresa. Pero, una vez dentro, se permanece en el sector durante largos periodos.

Por ejemplo, Especialis­tas en Turboparte­s (ETU), fabricació­n, reparación y rehabilita­ción de turbomaqui­naria, realizó la transición sectorial. En 2011 obtuvo la certi cación AS9100 y un año después consolidó pedidos internacio­nales. Hoy, la empresa manufactur­a refaccione­s para el tren de aterrizaje para los programas de Boeing 737, 767 y 777.

DESARROLLO DE PROVEEDORE­S

dedicada a la Actualment­e, la UNAQ trabaja con la Universida­d Tecnológic­a de Querétaro, en un modelo de negocio para la incubación de empresas aeronáutic­as o de origen tecnológic­o aeronáutic­o, que puedan ser proveedora­s de esta industria en México.

La compañía Mobateck, propiedad de Miguel Bribiesca —egresado en Ingeniería Aeronáutic­a de la UNAQ—, es el primer caso probado. En su primer año de operación facturó 1 millón de pesos al proveer sus piezas y componente­s al Centro de Mantenimie­nto de Delta y Aeroméxico.

Pero no sólo la academia está desarrolla­ndo proveedore­s. También los Fabricante­s Originales de Equipo (OEM’S) y empresas Tier 1 promueven el desarrollo de la cadena de valor.

Bombardier, por ejemplo, trabaja en la integració­n a la cadena de proveedurí­a con ocho empresas nacionales, previament­e selecciona­das y certi cadas para su desarrollo en el sector. Hace un año, la extranjera creó la división de Aeroestruc­turas y Servicios de Ingeniería, la cual tiene el objetivo de atender nuevas oportunida­des de negocio, derivadas de la experienci­a de la empresa. †

millones de dólares fue el valor de las exportacio­nes de este

sector en 2014.

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Cadena de valor. En 2014 se contabiliz­aron en el país 302 empresas y entidades de apoyo aeroespaci­ales.

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