Primero el método
Orden y previsión son dos conceptos que la armadora alemana antepone a cualquier operación
La armadora aún no coloca la primera piedra de la planta que construye en San Luis Potosí, México, pero ya abrió un centro de capacitación técnica para formar a los técnicos que arrancarán el complejo en 2019.
Esto no es casualidad, pues para la rma alemana, la clave para garantizar la calidad en sus vehículos premium son los empleados.
“Si tienes una computadora, pero no sabes cómo usarla, no tiene ningún sentido. Lo mismo ocurre en la línea de producción”, menciona Hermann Bohrer, presidente y director ejecutivo de planta San Luis Potosí.
Las plantas de están altamente automatizadas, en la de Leipzig, por ejemplo, el ensamble de los modelos i3 e i8 corre a cargo de unos 100 operadores y 250 robots. “Hay una línea donde se puede voltear la carrocería, para que el operador observe que la calidad está perfecta”, dice Bohrer. “Pero no sirve de nada tener plantas altamente automatizadas si la gente no sabe cómo funcionan los robots y los equipos”, añade.
BMW, al igual que otras automotrices alemanas, apuesta por el modelo de educación dual para capacitar a la gente, que consiste en combinar la formación teórica con prácticas en el piso de producción.
En el caso de la planta de San Luis Potosí, los técnicos cursarán un año en la Universidad Tecnológica de ese estado y luego pasarán dos años en el centro de entrenamiento para especializarse en alguno de los procesos.
Bohrer llega desde la planta de Múnich a dirigir la nueva locación y, por ahora, su principal preocupación es la preparación de los líderes de equipo que arrancarán la planta junto con él. “Un buen management consiste en detectar el talento de la gente y encausarlo, eso es lo que yo le quiero transmitir al equipo”.
El directivo no cree en fórmulas predeterminadas, aunque él ha participado en el arranque de varias plantas (Sudáfrica, Estados Unidos, Reino Unido), y asegura que, en el caso de México, tendrá una estrategia diferente.
“Cada experiencia es completamente distinta. La maquinaria y los equipos pueden ser los mismos en todas las plantas, pero la gente es diferente. Esto hace que cada planta tenga su propia dinámica productiva”, agrega.
Durante sus estancias en México (aún vive en Múnich, por lo que va y viene constantemente), Bohrer percibe dos cualidades en la gente “son muy exibles y particularmente hábiles para los trabajos manuales. Los alemanes somos más estructurados. Creo que saldrán buenas cosas de esta combinación”, dice.
ORDEN ANTE TODO
Son las 9:00 de la noche y 10 comensales piden una mesa al capitán del restaurante del hotel Westin, ubicado en el centro de la ciudad alemana de Leipzig. El capitán indica que sólo se pueden ocupar alguna de las mesas del fondo, pues las ubicadas en la primera sección ya están acomodadas para el desayuno del día siguiente. Tasas de café, servilletas, azúcar, platos y cubiertos sobre los manteles de tela. Imposible cambiar el orden dispuesto.