La revolución de las máquinas
La era de la escasez podría tener sus días contados, para dar paso a la era del Nuevo Crecimiento (New Growth). Una fase en la historia de la humanidad basada en la riqueza que generarán las máquinas que, en un futuro muy cercano, serán capaces de tomar su propias decisiones para producir, personalizar y atender de forma efectiva, y a bajo costo, la manufactura de una cantidad inmensa de productos, que harán posible, por ejemplo, diseñar y ordenar un automóvil en línea que luego de ‘imprimirse’ se entregará a domicilio.
Por más futurista que suenen estas ideas, propuestas por Erik Brynjolfsson y Andrew McAfee en su libro The second age of machine (editado por el MIT), están basadas en muchas de las innovaciones que hoy está adoptando la industria manufacturera, como los paradigmas de Industria 4.0, la automatización de plantas, la impresión 3D, el análisis de Big Data, la evolución del Nearshore y otras megatendencias que conducen hacia lo que ya muchos llaman una nueva revolución industrial.
En la historia de portada de esta edición, Manufactura presenta no sólo cuáles son las nuevas tendencias, sino el impacto que, en opinión de varios líderes industriales y académicos, tendrán en la industria mexicana, donde temas como el uso inteligente de la energía también se suman a los que las empresas deberán atender.
Sin embargo, la tecnología y la automatización no son las únicas preocupaciones para los fabricantes. En contraste, proponemos también una revisión sobre las necesidades que debe atender el país en cuanto al rescate, —después de varias décadas de desmantelamiento— de una nueva política industrial.
Una de las mayores coincidencias en la Cumbre de Negocios, —un foro que reúne a los empresarios más poderosos del país, realizada hace algunas semanas en Guadalajara— es que hay algunos paradigmas que están cambiando el devenir económico del país y que tienen especial eco en la manufactura. Uno de ellos es que México pasó de ser un atractor de Inversión Extranjera Directa a un imán de capital para las empresas; es decir que las rmas globales buscan un socio mexicano para desarrollar sus proyectos de proveduría en industrias de alto valor, como la automotriz o la aeronáutica, con lo que los locales adquieren tecnología y la posibilidad de que desde sus compañías crezca la innovación.
El otro cambio de paradigma es que la ‘sociedad’ comercial con Estados Unidos evolucionará hacia una integración de cadenas productivas regionales, especialmente ahora que la Unión Americana busca regresar a su territorio a las productoras fabriles, que en los años 90 desplazó, por costos, hacia China, India y otras naciones, aunque el regreso está signado por una característica irrenunciable: la innovación.Por estas razones, atender a una nueva política industrial no sólo es prioritario, sino ineludible.
“Hay paradigmas que están cambiando y tienen especial eco en la manufactura”.