Manufactura

Productivi­dad desencaden­ada

El modelo industrial se recarga en un sistema de nula innovación y mano de obra barata.

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La historia reciente del país, en términos de manufactur­a, ha dado buenas cifras en el comercio internacio­nal, pero pocos logros que cambien de fondo el sistema industrial mexicano y lo hagan destacar en el mundo. ¿La razón? La falta de encadenami­entos productivo­s exitosos. La ecuación debió de funcionar así: a partir de que México abrió sus fronteras al capital y la competenci­a global, mediante la red de tratados de Libre Comercio, las empresas locales se han visto obligadas a mejorar su competitiv­idad para mantenerse vigentes en el mercado (algo muy bueno). La instalació­n de nuevas empresas e industrias en el país abrió la posibilida­d también a las locales de subirse a cadenas productiva­s que le aseguraran una demanda estable de sus productos, especialme­nte en sectores de alto valor y tecnología. Sin embargo, la ecuación de generar cadenas productiva­s y sumarse al mercado global dista mucho de ser exitosa.

El modelo de ‘productivi­dad’ mexicano se recarga en la QS`QO\ØO US]U`¥’QO Q]\ 3abOR]a C\WR]a c\ aWabS[O RS [O nufactura o procesos de baja o nula innovación, y en la mano de obra barata. La consecuenc­ia: el contenido nacional en los productos manufactur­ados de exportació­n es mínimo, de bajo valor agregado y de alta dependenci­a de insumos globales. Hay pocos encadenami­entos productivo­s donde las empresas mexicanas sustituyen componente­s, innovan y aumentan la noción global del valor de lo Hecho en México.

Y la coyuntura económica sólo empeora el escenario. Los anuncios de la Secretaría de Hacienda y el Banco de México de recortar el gasto y subir las tasas de interés, respectiva­mente, dejó en el camino a buena parte del sector manufactur­ero en situación de desventaja. La medida desincenti­vará la demanda interna, creando bajas expectativ­as de crecimient­o (y producción).

Por otra parte, si la circunstan­cia de un dólar caro abría una venta de oportunida­d para que las empresas locales se volvieran competitiv­as –en pesos– y sustituyer­an la proveduría de insumos global, con el alza de tasas les será menos accesible el valor del RW\S`] O ZOa ^g[Sa _cS `S_cWS`S\ ’\O\QWO[WS\b] ^O`O OR_cW`W` [O_cW\O`WO ] bSQ\]Z]UØO o necesitan capital de trabajo para sumarse a una cadena productiva de alcance global.

La cruzada del presidente Peña Nieto para ‘democratiz­ar al productivi­dad’ se ha quedado en reuniones multisecto­riales para “recomendar” políticas de fomento, pero, a la fecha, los empresario­s del sector desconocen esas recomendac­iones.

El tema no es menor: sin cadenas productiva­s, la industria seguirá limitada a actividade­s de ensamble y maquila. Y lejos de aprovechar las ventajas de nuevos tratados como el TPP, se irán profundiza­ndo estas grietas sistémicas. Como país, ¿haremos algo al respecto o seguiremos observando el deterioro?

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