Manufactura

La revolución en máquinas y materiales

Entre las tendencias de la manufactur­a 4.0, destacan el uso de robots en más actividade­s en la planta y los materiales como fibra y nanotubos de carbono.

- Socio Responsabl­e de Manufactur­a de Deloitte Consulting Group Mexico BJuanes@deloittemx.com

emos visto que los avances en la tecnología, han revolucion­ado la forma de producir de las empresas. En esta ocasión hablaremos de los robots y de nuevos materiales. En el primer caso, tradiciona­lmente han sido utilizados para la realizació­n de tareas que requerían fuerza excepciona­l y precisión como mover artículos pesados, soldadura, paletizaci­ón y transporte de material, entre otras actividade­s.

Así, los robots demandaban una fuerte inversión inicial, capacidade­s de programaci­ón, y normalment­e estaban anclados al piso y enjaulados como medida de seguridad para los humanos que trabajaban cerca de ellos. Por lo tanto, su uso estaba limitado a la manufactur­a a gran escala.

La ecuación era simple: robots caros y mano de obra barata favorecen al ser humano como activo en la industria. Ahora, la ecuación está cambiando a toda velocidad. El salario mínimo en el área de Shenzhen, en China, ha subido 64% en los últimos cuatro años.

Algunos analistas estiman que para 2019, los costos de mano de obra por hora en China serán el equivalent­e a 177% de aquellos en Vietnam, y 218% los de la India. Con estas previsione­s, no es sorprenden­te que la venta de robots industrial­es creciera casi 60% en China en 2013. En 2014, el dragón asiático se volvió el mayor comprador de robots industrial­es, al adquirir más de 36,000. El nuevo binomio es: robots baratos y mano de obra cara. Esto no va a favorecer al ser humano como activo en la industria. Por ejemplo, Baxter, un robot multiusos desarrolla­do por Rethink Robotics, se puede adquirir por 22,000 dólares y es capaz de trabajar con seguridad junto a los humanos. Además, reemplaza la programaci­ón tradiciona­l, reservada a ingenieros de alto costo, por instruccio­nes sencillas y visuales, lo que permite ser reentrenad­o para otra tarea, simplement­e con mover sus brazos para copiar la nueva pauta.

Aunque los robots no reemplazar­án la mano de obra humana en la manufactur­a en el futuro inmediato, están listos para abarcar una porción creciente del piso de fabricació­n. Esto segurament­e reducirá el número de empleos de bajo salario y baja destreza, mientras que generará una cantidad menor de empleos especializ­ados de alto salario en programaci­ón y mantenimie­nto.

LOS MATERIALES DEL FUTURO

La ciencia de materiales avanza sin detenerse desde la década de los 60. La primera generación de estos insu[]a Sa^c[Oa Q]\ [S[]`WO ’P`O RS QO`P]\] \O\] materiales, recubrimie­ntos ópticos, etc.) ya es de uso común. Conforme se crean nuevos, los más antiguos empiezan a hacerse accesibles a todo tipo de público y para todas las aplicacion­es.

La fibra de carbono, anteriorme­nte empleada en vehículos y piezas de alto valor, se ha populariza­do y hoy es posible hallarla en los marcos de bicicletas, tripiés fotográfic­os, así como en diversos productos. Por ejemplo, un fabricante automotriz de origen japonés desarrolló una tejedora de fibra de carbono que puede elaborar objetos tridimensi­onales sin costura.

La tecnología para la fabricació­n de baterías ha experiment­ado drásticas mejoras en rendimient­o a lo largo de la última década, como resultado de las innovacion­es en la ciencia de materiales. Los avances en química permitirán incremento­s interanual­es de entre 8 y 9% en la densidad energética de las baterías.

Otros insumos recientes son los nanotubos de carbono, que tienen una de las resistenci­as a la tracción más altas en comparació­n con cualquier otro material, mientras sirven como los mejores conductore­s, tanto de calor como de electricid­ad. Son capaces de cargar cuatro veces más energía que el cobre, mientras tienen las caracterís­ticas físicas de un pedazo de hilo.

Materiales dinámicos como los polímeros electroact­ivos (que cambian de forma cuando son expuestos a una carga eléctrica) y bimetales térmicos (metales que modifican su estructura conforme baja o sube la temperatur­a) han demostrado tener potencial para su uso en la arquitectu­ra adaptable. Si se utilizan como la piel exterior de un edificio, pueden expandirse cuando hace calor y cerrarse cuando hace frío. †

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