Un matemático emprendedor
Es pionero en utilizar y comercializar la tecnología de transmisión de internet a través de luz led. Su meta siguiente es democratizar ese sistema, y lanzar una versión para el mercado masivo.
Nací el 10 de enero de 1974, en la Ciudad de México. Desde pequeño tuve curiosidad por los temas científicos y la tecnología. En mi afán por experimentar, descompuse muchas cosas; por ejemplo, los televisores de mis abuelos. También me gustaba aprender sobre los animales y sus movimientos. Entiendo que ahí nació mi interés por los circuitos y las conexiones, pero no pensaba en ser matemático, sino médico. De hecho, aún me llama la atención esa profesión. En Instagram sigo a mucho neurocirujanos; los circuitos del cerebro me parecen sorprendentes. Tras la muerte de mi padre, investigué sobre
es decir, sobre la transmisión de internet a través de luz led. Así, descubrí que las interferencias de las radiofrecuencias, por ejemplo de teléfonos celulares o de pueden alterar las lecturas de los aparatos médicos. Fui pionero en comercializar esa tecnología, cuyas investigaciones datan de medio siglo atrás, y fueron perfeccionadas por Harald Haas, académico de la Universidad de Edimburgo. Mis primeros clientes fueron compañías turísticas y dependencias gubernamentales. Las primeras buscaban crear experiencias memorables para sus clientes; las otras, querían aumentar la seguridad de la información que transmiten dentro de los edificios. Dado que las señales transmitidas por
no son capaces de traspasar un muro, son más seguras. En mayo de 2016, presentaré la versión de esa tecnología para consumo masivo. Hasta ahora sólo había lanzado versiones de prueba y algunas para clientes específicos. Esta tecnología alcanzará velocidades de entre cinco y hasta 20 MB por segundo. Además, enviará y recibirá señales de manera bidireccional, y lo más importante, es que estas emisiones son libres de radiofrecuencias, es decir, inocuas para los seres humanos y para los animales.
EL GENIO DE LOS NÚMEROS
Admito que de niño no fui un alumno muy destacado. No me da pena decirlo. Eso cambió cuando empecé la carrera de Matemáticas. Ahí me sentía bien. Todos estábamos en nuestro mundo. Hablábamos de dimensiones, de hoyos negros... Por primera vez dejé de sentirme raro. Cuando terminé los estudios universitarios tuve una crisis personal. No me hallaba en ningún empleo. Empecé a leer biografías de personas talentosas,como Steve Jobs o Bill Gates, y pensaba en cómo podría ser como ellos. No sabía qué iba a hacer o cómo tenía que hacerlo, pero sabía que quería ser como ellos. En el año 2000 regresé a la universidad para estudiar un posgrado, y con ello llegó una gran oportunidad: ir a Seattle, Washington, para trabajar en una compañía de tecnología, Aegis Group. Allí me entrenaron para realizar códigos para robot, durante un año y medio. Al volver a México, pensé que encontraría empleo rápido. No fue así; caí en una gran depresión. Tiempo después trabajé en la banca privada; ahí daba información a los banqueros para que pudieran conocer a sus clientes, todos millonarios de alto perfil. En 2003, entré a colaborar con la firma Accenture, que ofrece servicio de consultoría en tecnología y contratación, donde estuve dos años. Me tocó ser parte del proyecto de implementación de sistemas de planificación de recursos empresariales (ERP, por sus siglas en inglés) de Bimbo para llegar a Argentina.
UNA APUESTA POR EL DESARROLLO
Pero quería tener mi propia empresa. En 2005 dejé la consultoría. Con un socio fundé Real Software. Nuestro primer proyecto fue la migración de Visual Basic a Java, en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV). Tiempo después, tuvimos diferencias. La empresa cerró. Luego trabajé para Eidon Software, dedicada al desarrollo de sistemas. Así surgió la curiosidad y la oportunidad de fundar mi segunda compañía: Sisoft México. A la semana de abrir, gané el primer contrato con el despacho de abogados Ríos Ferrer, Guillén-Llarena, Treviño y Rivera. También trabajamos con Comex, HDS (una empresa de salud fundada por Jaime Cater) y Liverpool. En 2011 lanzamos nuestra primera patente y a la fecha hemos registrado cinco. Hoy, la empresa Sisoft México genera ingresos por desarrollo de software y aplicaciones. No he dejado de invertir en tecnología. Recientemente adquirimos varias máquinas para producir circuitos de forma automática, antes lo hacíamos de forma manual. Todo ha sido con capital propio. Nos ha costado varios millones de pesos. Cansado de la falta de apoyos en México, decidí buscar oportunidades en San Diego, California. En marzo de 2015 iniciaron las operaciones de nuestras oficinas en Estados Unidos, donde estará la sede principal de nuestra holding.