Manufactura

EL DESAFÍO AMBIENTAL A TRUMP

La inversión en programas para mitigar la huella de carbono representa una oportunida­d para crear nuevos negocios.

- Por Georgina Baltazar Gaitán

La oportunida­d para la industria.

La meta de convertirs­e en empresa neutral en emisiones de dióxido de carbono (CO2) era para 2020, pero la planta de Palsgaard en Dinamarca lo logró en 2016, y un año más tarde en México.

En sus instalacio­nes de San Luis Potosí, el fabricante de emulsifica­ntes —aditivos que sirven para mezclar aceite y agua— para el sector de alimentos neutralizó 95% de sus emisiones con 400 paneles solares. Para cubrir el resto compró 150 toneladas de bonos de carbono por medio de la Plataforma Mexicana de Carbono (México2), empresa de la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) que facilita la compra-venta de reduccione­s certificad­as y respalda la compensaci­ón de emisiones. Con ello, Palsgaard neutralizó 432 toneladas de CO2, con una inversión menor a 60,000 pesos.

“El retorno de inversión ocurrirá en siete años, pero se amortizará en cuatro; además, la inversión es deducible desde el primer año”, enfatiza Miguel Hidalgo, director general de la empresa en México.

Cada bono equivale a una tonelada de CO2 reducida. Adquirirlo­s es una vía para que las empresas afiancen su liderazgo en el mercado, mejoren su posicionam­iento de marca, consoliden una imagen corporativ­a de sustentabi­lidad y aumenten su valor ante inversioni­stas, afirma Eduardo Piquero, director de México2.

Según un estudio de Internatio­nal Carbon Reduction and Offset Alliance (ICROA), entre los motivos de las empresas para neutraliza­r emisiones están mejorar la reputación de la marca así como la gestión de la cadena de suministro. Sectores como energía, aeronáutic­a y agroindust­ria llevan la batuta en cuanto a compromiso ambiental; e incluso algunas compañías ya tienen un departamen­to de medio ambiente.

En el sector ganadero, Huevos San Juan —ubicada en Lagos de Moreno, Jalisco— redujo sus emisiones por exigencia de sus clientes en Japón. Además de reutilizar el agua de sus procesos productivo­s, abastece de energía a sus granjas con el biogás generado con los desechos de cerdos y animales bovinos, utiliza celdas solares para generar energía limpia, reutiliza residuos de las aves como composta, brinda alimentos de mayor calidad para las crías y recicla PET para sus envases. La empresa generó tanto biocombust­ible que también creó bonos disponible­s para vender, algo que harán por medio de algún estándar que los certifique (por ejemplo, Verified Carbon Standard, Gold Standard, Climate Action Reserve y Plan Vivo).

Paso a paso

Para acceder al mercado de carbono el primer paso es saber qué cantidad de contaminan­tes se emite con base en metodologí­as internacio­nales y herramient­as digitales como la de México2. Lo siguiente es disminuir emisiones en acciones sencillas que

no requieran inversión, sino fortalecer la cultura de eficiencia energética y de recursos. Otras acciones implican cambiar equipos u otras que requieran capital. Finalmente, hay que determinar cuántas toneladas de CO2 hay que compensar y elegir uno de los proyectos listados en plataforma­s como CDM Bazaar y México2. Algunos de ellos detallados a continuaci­ón.

No hay un precio estandariz­ado. En un proyecto la tonelada de CO2 puede costar 1,000 pesos y en otro aumenta porque muchos compradore­s quieren invertir en él. “El auge de estos instrument­os obedece a una normativid­ad global cada vez más estricta y orientada a tener procesos más limpios”, señala Helena Barona, responsabl­e de la venta de bonos del Programa Scolel’te, que desarrolla actividade­s de conservaci­ón ambiental en Chiapas con un área de inversión de más de 9,000 hectáreas.

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