REPUNTAN LOS ELÉCTRICOS
La fabricación de plásticos totalmente transparentes está entre las tendencias en el empacado de alimentos.
Nuevo boom de autos ecológicos
15% es el sobrecosto de envasar con película delgada, pero más resistente a procesos.
L a industria de alimentos procesados echa mano de la tecnología para mantenerse competitivo y afín a los gustos del consumidor por comprar productos naturales.
Ahora es posible beber agua de coco directo de la fruta tropical, a través de una taparrosca, envuelta en plástico, como si estuviese emplayada.
Es el caso de la cadena de autoservicios Whole Foods Markets, que en noviembre de 2016 comenzó a vender estos cocos en 56 de sus sucursales (ubicadas en Arizona, en el sur de California y en el sur de Nevada) gracias a una herramienta desarrollada por Coco Taps, que permite hacer un agujero en el alimento e instalar fácilmente una taparrosca.
Una de las tendencias globales es dejar el alimento a la vista, a tal punto que únicamente sirva para proteger las verduras o frutas, según la firma de investigación de mercados Innova Market Insights.
Este concepto de etiqueta limpia deja que el producto se presente por sí mismo. “La mínima cantidad de información atrae la atención y confianza del consumidor al exponerse como un producto con bajo procesamiento”, señaló Ronald D. Sasine, consultor en innovación en envases, en la Cumbre de Envases 2017.
La industria en México ya trabaja porque los materiales sean imperceptibles y que el consumidor pueda tocar el pro- ducto —para el caso de frutas o alimentos precocidos—, explica Hiram Cruz, director general de la Asociación Mexicana de Envase y Embalaje (AMEE).
La demanda de este tipo de empaques es consecuencia de una tendencia, también global, de los consumidores por alimentos naturales y orgánicos, con la menor cantidad de conservadores. En México la comida orgánica empacada tuvo un crecimiento de 12% en 2015, de acuerdo con Euromonitor.