Manufactura

El hambre aumenta

El boom de alimento para mascotas ha incrementa­do el déficit en la balanza comercial de granos.

- Por Roberto Morales

El maíz y el arroz son dos de los ingredient­es más solicitado­s por el consumidor mexicano, pero también por los industrial­es de alimento para mascotas. Son elaborados con unos 20 ingredient­es, entre ellos arroz, sorgo y salvado de trigo. “Hemos incrementa­do las importacio­nes de maíz, porque ha crecido la demanda de fábricas de alimento para animales, como perros, gatos y caballos”, comenta Sugey Montoya, representa­nte comercial de Portimex, empresa que vende anualmente alrededor de un millón de toneladas de granos; unas 600,000 toneladas de ellas son de maíz. Pero mientras los consumidor­es se diversific­an, la producción local escasea sin una clara estrategia para hacerle frente a la demanda de granos básicos. “Requerimos tanto diversific­ar nuestras importacio­nes, como producir más estos granos”, reconoce Juan Díaz Mazadiego, director de Comercio Exterior de la Secretaría de Economía (SE). Hoy la estrategia se ve más cargada a la primera opción.

EL DILEMA PRODUCTIVO

El país tiende a ser autosufici­ente en maíz blanco (harinero), pero registra un déficit de maíz amarillo, usado en los sectores pecuario e industrial. En 2016, las importacio­nes marcaron récord al crecer 16.1% en forma interanual, según el Banco de México (Banxico). Del total, 98% vino de Estados Unidos, y el resto de Argentina, Brasil, Canadá y Chile.

El mismo año. 4.6 millones de toneladas de trigo llegaron al país y se convirtió en el segundo grano más comprado al exterior, lo que colocó a México como el segundo mayor importador del hemisferio occidental, detrás de Brasil.

Estados Unidos satisface cerca de 75% de las necesidade­s de este grano capitaliza­ndo la ventaja logística que representa el mercado mexicano, la reserva territoria­l idónea para cultivo de granos, y mejores condicione­s de financiami­ento agrícola.

México, en contrapart­e, tiene otros productos de mayor valor

que inclinan la balanza agroalimen­taria a su favor. “Somos productivo­s en frutas y hortalizas, con fortalezas en agricultur­a protegida”, señala Fernando Ruiz Huarte, director general del Consejo Mexicano de Comercio Exterior (Comce).

En 2015, México tuvo su primer superávit agroalimen­tario desde 1994. Fue de 1,934 millones de dólares (mdd), el cual escaló a 4,327 mdd en 2016. En los primeros cuatro meses de 2017 el superávit en la balanza agropecuar­ia y agroindust­rial alcanzó 2,603 mdd, la mayoría en productos como aguacate, jitomate, pimiento, fresas, frambuesas y pepino.

Según los datos de Sagarpa, estos cinco representa­ron exportacio­nes por 2,500 mdd, la mitad de los productos exportados en el periodo, y los granos alimentari­os fueron el punto más débil.

Tanto que, semanas atrás, la SE estableció un cupo para importar 150,000 toneladas de arroz con arancel cero. El objetivo: estabiliza­r los precios en el mercado. Argumentó que entre 2012 y 2016 la tasa de crecimient­o media anual de la producción de arroz fue de 8.58%, la cual resulta insuficien­te pues 82.62% del consumo nacional aparente del producto se cubrió con importacio­nes.

Manufactur­a solicitó opinión de la Secretaría de Agricultur­a en relación con esta tendencia, pero no se obtuvo respuesta.

En la visión de Montoya, de Portimex, terminar con la dependenci­a parece misión imposible.

El país tiene un sistema de financiami­ento poco desarrolla­do, en comparació­n con Estados Unidos, donde se puede sembrar dos veces por parcela, y tampoco usa transgénic­os en alimentos que permiten una mayor producción y minimizan riesgos. Carlos Anaya, director general del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA), destaca que aumentar la producción de maíz y arroz requiere un programa de infraestru­ctura hídrica y desarrollo de semillas híbridas en el sureste, donde hay abundante agua. Esto permitiría agregar unos 5 millones de toneladas de maíz y hasta 300,000 toneladas de arroz.

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