El reto de producir sin fábricas
Las alianzas entre emprendedores y empresas manufactureras aumentan, especialmente en los sectores de alta tecnología y base científica.
En su mente, la idea era concreta: desarrollar unos lentes de realidad virtual para que el usuario interactuara con imágenes y sonidos en un entorno digital. El deseo de Manuel Gutiérrez Novelo era crear un dispositivo tecnológico que ofreciera la oportunidad de vivir diversas experiencias virtuales, como saltar en paracaídas o explorar las profundidades del mar.
Después de meses de investigación, pruebas y errores, terminó el producto en 2015. El siguiente paso era producirlo para arrancar con la venta en México y otros países pero, sin tener una fábrica, parecía imposible. Ante el reto, el emprendedor estableció una alianza con una firma manufacturera en Guadalajara, que produce los lentes en sus instalaciones con la tecnología desarrollada por Gutiérrez Novelo y su equipo.
“Pudimos canalizar una asociación estratégica para manufactura a cambio de acciones de nuestra compañía, y eso nos ha permitido llegar al mercado más rápido de lo que nos imaginábamos”, explica Gutiérrez Novelo, cofundador de la empresa ImmersiON-VRelia. “En 2017 empezamos la producción en masa y comenzamos a vender en 25 países”.
Luego de idear proyectos disruptivos, los emprendedores enfrentan el reto de fabricarlos. “Como son productos innovadores requieren de maquinaria
La hora de invertir en maquinaria propia llega una vez validado el mercado.
especializada, lo que representa mucho en términos financieros”, dice Mario Romero, director de la incubadora de negocios Startup México. Para materializar sus ideas, ha incrementado el número de alianzas estratégicas con empresarios manufactureros.
“No todos los emprendedores tienen capacidad para poner una planta”, comenta Eduardo de la Garza, director regional de la zona noreste de la red de emprendimiento Endeavor en México. “Lo que hacen es aliarse con firmas especializadas en manufactura, lanzan su primer lote de productos y salen a vender”.
Los especialistas aseguran que hay una tendencia de tercerizar la producción que es liderada, principalmente, por emprendimientos de alta tecnología y de base científica que requieren máquinas especializadas, pero carecen del capital suficiente para instalar su propia planta.
Esto crea mayor diversidad en las dinámicas de trabajo. “Para producir la innovación hay mil esquemas diferentes”, dice Mauricio Enríquez, director comercial de la compañía de láminas de polialuminio Ecolam. “Hay quien pide a los maquiladores que les monten la maquinaria en sus propias instalaciones, para producir en casa con equipo y personal del aliado”.
La etapa ideal
La mejor fase para externalizar la producción es cuando se está verificando que hay un mercado dispuesto a pagar por el producto. Cuando el emprendedor está en la etapa de validación es vital que reduzca los costos al mínimo y tercerizar la producción es una forma de hacerlo, señala Romero.
Esto no significa desatender la producción. Control de calidad,
protección de la propiedad intelectual, formalidad de tiempos, desarrollo de la relación con el proveedor y control del flujo de caja son algunos de los aspectos que hay que considerar durante la tercerización. “No es cualquier cosa, sí requiere de alguien que haya pasado por este proceso”, apunta De la Garza.
A pesar de ello, el directivo de Endeavor asegura que tercerizar es un recurso que no debería desaprovecharse, pues tratar de hacer todo ‘en casa’ durante una etapa temprana puede llevar a que los emprendedores nunca saquen su producto al mercado o tarden en hacerlo porque requieren una fuerte inversión.
La hora de invertir en maquinaria para escalar la producción llega con el mercado validado.
Desde finales de 2012, Ecolam comercializa láminas hechas a partir de residuos de tubos de las pastas de dientes. Según su fundador, no fue sencillo encontrar la maquinaria ideal que triturara la materia prima, la pasara por un proceso de calor y luego la prensara. Tras vender más de 50,000 láminas en México y de invertir cerca de 500,000 pesos en investigación, la start-up está por instalar su nuevo equipo, que también pondrá a disposición de emprendedores que deseen producir sus innovaciones.
“En maquinaria son dos millones de pesos de inversión, estamos presentando el proyecto a inversionistas —cuenta Enríquez—. Y quiero hacerlo porque tener maquinaria propia en una etapa de crecimiento ayuda a escalar el negocio a otros mercados internacionales”.