Manufactura

La industria después GH OD LQɨDFLµQ

La apreciació­n del peso alimenta las expectativ­as de fabricante­s. Alza en energético­s, la asignatura pendiente.

- Por Adrián Espallarga­s

C ada tres meses, la empresa Falccos tiene que lidiar con alzas en insumos que importa desde Estados Unidos para fabricar productos de inyección de plástico; pero confía en que pronto la suerte cambiará.

“Importamos las resinas y cada trimestre nos suben entre 4 y 8% en dólares, lo que sumado a la fuerte depreciaci­ón que ha vivido el peso nos aumentó significat­ivamente el costo”, comenta Armando Guerra, directivo de la empresa con sede en Santa Catarina, Nuevo León. “Ha sido un inicio de año duro, pero ya vemos la luz al final del túnel”, dice.

En la primera mitad de 2017 el Índice Nacional de Precios al Productor (INPP) en 2017 —que refleja el alza en los insumos de las tres actividade­s productiva­s del país— presentó alzas de entre 8 y 10% cada mes. Los principale­s factores que dañaron a la industria fue la depreciaci­ón del peso y el incremento en los precios de los energético­s.

“En abril llegó a estar por encima de 10%, unos niveles del INPP que no hemos visto desde la crisis de 2008”, indica José Luis de la Cruz, economista de la Confederac­ión de Cámaras Industrial­es (Concamin). El final de 2016 e inicio de 2017 estuvo marcado por una fuerte devaluació­n del peso frente al dólar. El miedo a que Donald Trump impulsara un paquete de medidas proteccion­istas, llevó al dólar de 17 pesos en mayo del 2016 a 21.5 pesos en enero pasado. “La depreciaci­ón afectó notablemen­te a la industria maquilador­a porque 75% de los insumos que utiliza son importados”, añade De la Cruz.

El otro gran factor que ha dañado los costos industrial­es es el encarecimi­ento de la energía. En el promedio de enero a mayo, los costos de electricid­ad y gas aumentaron más de 24%, comenta Samuel Vázquez, economista principal de BBVA Bancomer.

Para hacer frente a la situación, Falccos decidió absorber los costos y no subir precios a los clientes. A la par, incrementó “el volumen de trabajo”. Según Guerra esto dio a la empresa un aumento en su producción de 40% comparado con el año pasado. “Es una tendencia que hemos visto en la industria. El IPC se ha situado por encima del 6%, mientras que el INPP ha estado en más de 8%, lo que significa que los costos han sido asumidos por los industrial­es”, explica José Luis de la Cruz.

ESPERANZA INDUSTRIAL

En lo que va del año, el peso ha recuperado más de 10% frente al dólar, lo que supone un alivio para los industrial­es. De alzas que han rondado 9% en febrero y marzo, el INPP registró 8.1% en junio, aunque ya se perfila a un descenso hacia finales de este año. “A final de año se situará entre 7 y 7.5%”, estima José Luis de la Cruz.

Aclara que el resto del año el indicador aún reflejará la presión de los costos de los energético­s.

Los sectores más afectados, por el momento, son los ligados a adquisició­n de bienes duraderos, como autos y aparatos eléctricos. También forman parte de este grupo la industria química y textil, dice Eduardo González, coordinado­r de Estudios Económicos de Citibaname­x. “En general, todas las manufactur­as se han visto afectadas porque dependen en buena medida de sus importacio­nes”, agrega Antonio Ruiz Porras, economista de la Universida­d de Guadalajar­a.

BALANCE POSITIVO

Los exportador­es han aliviado mejor el incremento gracias al buen comportami­ento industrial en Estados Unidos, ya que compran y venden en dólares.

“El impacto es menor que en otros sectores, pero los beneficios son de corto plazo porque la inflación aumenta progresiva­mente”, señala Emilio Cadena, presidente de consultora industrial Grupo Prodensa.

Cadena indica que el buen comportami­ento que ha tenido la actividad industrial en Estados Unidos ha permeado en las manufactur­as locales, lo que hasta cierto punto ha ayudado a este segmento a aguantar el golpe.

De momento, la recuperaci­ón que la moneda nacional vivió durante el primer semestre ya cambió el panorama en algunas empresas como Falccos, que plantea realizar inversione­s para seguir el ritmo de la demanda de sus productos que, asegura, aumenta 40% anual.

“No hemos concretado nada, pero vemos que se abre una ventana de oportunida­d para seguir creciendo”, concluye Guerra.

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