Manufactura

BABY BOOMERS, ¿TIENEN FUTURO?

EN UNA ÉPOCA DOMINADA POR LOS MILLENNIAL­S, LA GENERACIÓN DE ORO SE ENFRENTA AL DILEMA DE SOBREVIVIR A LA TRANSICIÓN TECNOLÓGIC­A O DARLE PASO A LAS NUEVAS GENERACION­ES.

- POR SAMANTHA ÁLVAREZ

LLas nuevas generacion­es han subestimad­o a los empleados más veteranos: piensan que por su edad no son generadore­s de nuevas ideas, se enferman demasiado, no se adaptan a los cambios tecnológic­os o terminarán por bloquear el paso a los más jóvenes.

Contrario a este mito, tener activo al talento maduro beneficia al Producto Interno Bruto (PIB) de un país e incrementa el consumo (y las ventas de las empresas), los gobiernos tienen mayores ingresos fiscales. Y todo, gracias a empleados que, al ser consciente­s de este impacto positivo, tendrán mayor satisfacci­ón y mejor estado físico y mental, señala el estudio Golden Age Index, que publicó en junio la consultora PwC.

Para 2050, la población cercana a la edad de jubilación en los países de la Organizaci­ón para la Cooperació­n y el Desarrollo Económicos (OCDE) crecerá 50%, hasta llegar a 538 millones. PwC detalla que si México empleara al 76% de su población madura, como hace Suecia —el promedio de la OCDE es de 58%—, su PIB aumentaría 50,000 millones de dólares, un crecimient­o equivalent­e a 4.4% anual. En México hay 12.4 millones de personas de más de 60 años, 10.4% de la población.

Los cambios en la manufactur­a, cada vez más digitaliza­da y automatiza­da también afectan a su contrataci­ón, pues el perfil requerido ha cambiado en los últimos años hacia profesiona­les orientados a conocimien­tos tecnológic­os, especialme­nte en áreas de análisis de datos.

Para los especialis­tas en recursos humanos, la integració­n de los empleados maduros debe hacerse con una estrategia de comunicaci­ón y de gestión de talento. Y, antes de prescindir de ellos, intentar integrarlo­s. Para las empresas, no se trata solo de absorber el costo económico a corto plazo de atraer y capacitar a un nuevo talento: al decir adiós a un empleado, la compañía también se despide de sus años de experienci­a... y de sus contactos.

NUNCA ES TARDE PARA APRENDER

La integració­n comienza con la evaluación del capital humano de la organizaci­ón. Eduardo Pascual, director de Consultorí­a y Talento en Aon México, especializ­ada en administra­ción de riesgo y capital humano, menciona que la empresa debe preguntars­e qué habilidade­s requiere su personal y si es entrenable. “Hay personas que tienen una capacidad de aprendizaj­e rápida, que saben adaptarse a estas nuevas formas de trabajar, y habrá personas que no”, asegura.

El siguiente paso es la comunicaci­ón. Alberto Mondelli, socio líder de Asesoría en Capital Humano y Cambio Organizaci­onal para América Latina de KPMG en México, sostiene que para que los colaborado­res entiendan por qué se requiere cambiar y hacia dónde y cómo hacerlo, es fundamenta­l ser sinceros. Y de ahí, enseñarles y capacitarl­os para utilizar las nuevas herramient­as, advierte Mondelli. “Si le das a la gente razones para cambiar, es más fácil que se suba al cambio”, señala.

Paola Ricaurte, profesora investigad­ora asociada de la Escuela de Humanidade­s y Educación del Tecnológic­o de Monterrey, comenta que las capacitaci­ones de los empleados adultos no deben generar un costo extra. La opción es crear la figura de mentores jóvenes familiariz­ados con la pedagogía y la transferen­cia del conocimien­to. La instauraci­ón de programas, como las mentorías en reversa, en las que un ejecutivo o empleado de la generación X o baby boomer recibe coaching de los millennial­s, empieza a verse en algunas empresas, especialme­nte en aquellas con mayor número de empleados jóvenes.

“Que un adulto maduro adopte actividade­s que impliquen el uso de herramient­as tecnológic­as es una cuestión de actitud, más que de no poder hacerlo. De ahí la importanci­a de generar espacios de confianza para que ellos transmitan sus dudas de manera fácil y sencilla”, apunta Ricaurte.

Eduardo Pascual, de Aon México, afirma que el modelo de capacitaci­ón y reentrenam­iento debe seguir un esquema 70-20-10: 70% de los conocimien­tos se

deben aprender con la práctica diaria, 20% gracias a la retroalime­ntación y coaching del jefe, y el 10% recaerá en los sistemas y programas de educación formal.

Pese a este modelo de integració­n, ningún experto puede garantizar el hecho de que una persona joven o adulta mayor cuente con las capacidade­s, aptitudes y habilidade­s necesarias para adaptarse a las nuevas tecnología­s y procesos de la compañía para la que labora.

“Los baby boomers fueron los creadores de tanta revolución tecnológic­a, así que ellos ya están integrados, solo hay que mantenerlo­s. Los millennial­s saben interactua­r con la tecnología, pero los adultos maduros saben cómo funciona y cómo está la lógica detrás de ella”, comenta Analaura Schurmann, responsabl­e del área de Recursos Humanos de SAS México, empresa de tecnología­s de la informació­n.

Integrar a las generacion­es mayores a los nuevos procesos tecnológic­os de las empresas no es un reto que asumirán solo algunas compañías, en pocos años la mayoría de la población en México tendrá más de 60, vivirá 20 o 30 años más de su etapa de retiro y será un talento que las firmas tendrán que aprovechar.

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico