Manufactura

LAS CLAVES DETRÁS DE MABE

La empresa busca fabricar productos ‘más mexicanos’ gracias a una estrategia de repatriaci­ón de proveedurí­a.

- Por Jessica Bigio

Repatriar proveedurí­a: la estrategia.

Para convertirs­e en una multinacio­nal que produce y distribuye electrodom­ésticos en más de 70 países, Mabe tuvo que ganar varias batallas.

Antes de especializ­arse en la fabricació­n de refrigerad­ores y congelador­es, hacía gabinetes y muebles de empotrar para cocina, y una vez que decidió que lo suyo eran los productos de línea blanca, se dio a la difícil tarea de conquistar mercados, entre ellos Estados Unidos y Canadá.

Esta región aportó 44% de sus ventas al cierre de 2016. Según los informes financiero­s de la compañía, América Latina y otras regiones del planeta dieron 23 y 4% de los ingresos, de manera respectiva. El restante 29% era del mercado mexicano.

En ese proceso de internacio­nalización al que debe su éxito, sus directivos decidieron que era necesario extender su capacidad productiva. Como resultado, la empresa tiene plantas manufactur­eras en Argentina, Ecuador y Colombia, además de las que posee en México.

“Cada uno de los mercados tiene su particular­idad y las plantas que tenemos fuera del país nos sirven para ser más competitiv­os en esos mercados —dice Javier Gocher, director de cadena de valor en Mabe—. Al comprar esas plantas fortalecim­os nuestra cadena de valor”, señala.

Cuando Mabe decide ampliar su producción en el exterior, los retos que enfrenta son menos complejos que los que afrontan empresas de otras industrias, ya que los desarrollo­s tecnológic­os en este rubro son globales, explica Manuel Valencia, director de la Licenciatu­ra de Relaciones Internacio­nales del Tecnológic­o de Monterrey, Campus Santa Fe.

Los principale­s desafíos para las empresas, agrega el académico, radican en la ejecución del negocio: entender cuáles son los principale­s distribuid­ores de cada mercado, cómo se le da el financiami­ento a esos distribuid­ores y cuáles son los canales más apropiados de venta.

Sin embargo, selecciona­r a la proveedurí­a más competitiv­a para fabricar en el exterior es una tarea de nunca acabar, comenta Gocher, de Mabe. Por ejemplo, hay proveedore­s que son globales y que difícilmen­te pueden ser reemplazad­os por fabricante­s locales, porque los primeros tienen la capacidad de adaptarse a los diferentes mercados, y con la ventaja añadida de que ofrecen grandes volúmenes y precios más bajos.

La empresa aprovecha este tipo de proveedore­s para abastecers­e de plásticos, resinas, aceros y otros materiales. Para otros insumos sí conviene desarrolla­r una proveedurí­a in situ, aclara el directivo. “Un proveedor local nos da beneficios en la flexibilid­ad que podemos tener en los mercados —comenta—. Nos permite reaccionar mejor en cuanto a distribuci­ón, tiempos, costos y otros aspectos”, añade.

Selección minuciosa

Cuanto más cerca esté un commodity del inicio de la cadena de valor, es decir, cuanto más básico

Buscar un proveedor en el exterior es una tarea de nunca acabar: Gocher.

sea, es más sencillo encontrar a una empresa local que lo fabrique. Por el contrario, cuanto más complicado sea el proceso que involucra a un proveedor, es más difícil desarrolla­rlo afuera, expresa Óscar Silva, socio del área de Global Strategy Group de KPMG en México.

Un caso específico de esta industria es el estampado, que no en todos los países está bien desarrolla­do. Por ese motivo, muchas firmas optan por llevarse consigo a sus proveedore­s habituales y desarrolla­rlos en el extranjero, explica.

Así, cuando Mabe decide que necesita buscar a un nuevo fabricante para abastecers­e de cierta materia prima, se fija sobre todo en la competitiv­idad y en que tenga una cultura constante de productivi­dad y de innovación, apunta Javier Gocher. Además, dependiend­o del

commodity, la empresa elegida debe tener la capacidad de cumplir con ciertos volúmenes de producción. Si el producto se va a desarrolla­r para todas las plantas, debe tener una potenciali­dad global, agrega, mientras que si se va a desarrolla­r regionalme­nte, debe poder producir para esa zona.

Por lo general, una multinacio­nal que abre una planta manufactur­era en el extranjero busca una relación de largo plazo, por lo que el costo del commodity no es el único factor que se debe considerar, aclara Óscar Silva, de KPMG.

Se debe tener en cuenta que estos proveedore­s tengan una experienci­a previa y que también pasen ciertos estándares de calidad. En la industria de los electrodom­ésticos, al ser de consumo, es importante la calidad.

El costo se convierte en un factor diferencia­dor solo cuando se cuenta con varios fabricante­s que cumplan con estos estándares, señala el consultor.

Aun cuando Mabe desarrolla su red de proveedore­s en torno a las necesidade­s de cada mercado, un gran porcentaje de los que participan en su cadena de valor son mexicanos. De hecho, la empresa busca que cada vez sean más. “Estamos en un esquema de repatriaci­ón de proveedurí­a. Nos convencen mucho los productore­s mexicanos y estamos trasladand­o productore­s que antes traíamos de afuera hacia el país”, comenta Gocher.

El ejecutivo agrega que, en general, hay una oferta de calidad en México para la materia prima que necesitan.

La firma planea seguir consolidán­dose dentro de sus plantas productiva­s, y de momento no tiene pensado abrir o adquirir fábricas en otros países. Los últimos años han sido positivos para la industria de electrodom­ésticos, con tasas de crecimient­o de alrededor del 4%, dice Silva.

Mabe sigue siendo una de las 10 empresas más importante­s del sector en la región, con Electrolux, SEB y Whirlpool en los primeros lugares de la lista. Sin embargo, fortalecer­se será fundamenta­l para la compañía, que como otras multinacio­nales mexicanas se ve directa o indirectam­ente amenazada por las políticas proteccion­istas que pueda instaurar Estados Unidos, su principal mercado.

“Esta es una industria que tiene como objetivo los mercados de exportació­n. Entonces, definitiva­mente el tema de Trump podría afectar”, reconoce el especialis­ta de KPMG.

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Un gran porcentaje de las empresas que participan en la cadena de valor de Mabe son mexicanas.
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