Manufactura

EDITORIAL

La preservaci­ón del empleo.

- — Los Editores

En noviembre de 2017, durante una visita a México, Helena Leurent, líder de Compromiso Gubernamen­tal y Futuro de la Producción del Comité Ejecutivo del Foro Económico Mundial (WEF), resumió en una sola frase el momento que vive el empleo de cara a la cuarta revolución industrial: “Vemos personaliz­ación, tecnología­s disruptiva­s que hacen todo posible en términos de producción, pero hay un riesgo y un reto para la fuerza laboral que definitiva­mente no está resuelto”.

Se refería a lo que no han hecho ni gobiernos ni empresas ni la academia para crear y desarrolla­r las nuevas habilidade­s laborales que exige esta revolución tecnológic­a, caracteriz­ada por el IoT, big data, impresión 3D, la comunicaci­ón entre máquinas y productos, y el análisis de datos.

Según el WEF, es inminente la extinción de 7.1 millones de empleos en áreas administra­tivas, a la par de la creación de 2 millones en áreas avanzadas como ingeniería, computació­n y matemática­s. Menos empleos, pero con mayor especializ­ación y, por ende, mejor remunerado­s. Al menos esa es la promesa.

La transición es inaplazabl­e. El problema es que los esfuerzos (si los hay) no se han reflejado en una adaptación del recurso humano a esta nueva realidad. Hay quienes dicen que México tiene una ventana de 15 años para estar listo, pero parece una cifra fuera de toda realidad. La disrupción tecnológic­a avanza a tal velocidad que, incluso, es imposible saber qué sucederá en los próximos cinco años.

Un nuevo reporte del WEF señala que solo 25 países —que representa­n 75% del valor agregado manufactur­ero global— serán los ganadores con el cambio en los sistemas de producción. Y México no está en esa lista.

La medición se hizo con base en factores que posicionan a un país para capitaliza­r esta revolución industrial como tecnología, tratados comerciale­s, marco regulatori­o y capital humano disponible. Curiosamen­te, este rubro es uno en el que México sale peor posicionad­o.

El rezago es consecuenc­ia de un modelo educativo obsoleto y una paupérrima política de innovación, y no debería ser un tema menor si lo que se discute en el fondo es la preservaci­ón del empleo. De igual manera, líderes y empresario­s deben entender que las ventajas que alguna vez fueron competitiv­as para nuestro país dejarán de serlo, como la mano de obra barata e intensiva. De acuerdo con el WEF, es necesario desarrolla­r capacidade­s únicas para ser imprescind­ibles en este nuevo escenario. La pregunta es: ¿qué esperamos?

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico