AUTOMOTRICES SIGUEN FIRMES
El sector automotriz mexicano es muy atractivo, más allá del gobierno de EUA.
Sus razones para confiar en México.
Le incertidumbre que generó la renegociación del TLCAN; no ha detenido la confianza del sector automotriz en el país. Las automotrices continúan sus proyectos detonando oportunidades para la proveeduría especializada.
BMW es una de las seis armadoras que en los últimos cinco años invirtieron en México para ensamblar autos. La firma bávara eligió a San Luis Potosí para producir su vehículo más vendido a nivel global, el Serie 3.
“La planta lleva un avance de 90%, los edificios están listos y ahora estamos metiendo la maquinaria. Vamos a arrancar el segundo trimestre de 2019”, asegura Alexander W. Wehr, director general de BMW Group para México, América Latina y el Caribe, en entrevista posterior a su participación en el foro ManufacturaLAB Nuevos horizontes para la proveeduría automotriz mexicana.
El optimismo con que habla de México, sigue la visión que tienen sobre el país los directivos de BMW Norteamérica. “La nueva planta es parte de nuestra red global de producción. Desde allí vamos a exportar a todo el mundo”, dijo Ludwigh Willisch, presidente de BMW Norteamérica, hace un año y en medio de una lluvia de comentarios negativos y críticas del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, hacia las automotrices que invierten en México.
En ese momento, el mandatario dijo que Washington establecería un impuesto fronterizo de 35% a los autos que la automotriz alemana BMW planeaba construir en una nueva planta en México y exportar al vecino país.
A un año de distancia, el impuesto no se ha materializado y el proyecto de BMW continua.
La preferencia arancelaria para exportar a Estados Unidos ha seducido a las armadoras para instalar plantas en México, pero no es lo único motivo.
Wehr afirma que, al final del día, lo que hace que un sitio sea atractivo “para jalar armadoras y producción” es una mezcla de diferentes factores como la calidad de la mano de obra y la red de tratados comerciales que tiene el país.
Aún sin TLCAN
El acuerdo es una de las cartas más fuertes para la industria automotriz, pero aún si las reglas
de origen cambiaran como propone Estados Unidos, las empresas tienen más alternativas. Las armadoras terminarán por acogerse a las reglas de la Organización Mundial de Comercio (OMC) que establecen pagar un arancel consolidado de 2.5% a la hora de exportar los automóviles.
Consecuentemente, se encarecerá el precio final de los vehículos automotores al consumidor en la región de América del Norte, advirtió el subsecretario de Industria y Comercio de la Secretaría de Economía, Rogelio Garza.
Las denominadas ‘reglas de origen’ que rigen la producción de vehículos en la región ha sido uno de los puntos más controvertidos en la negociación del nuevo TLCAN, ya que Estados Unidos propone una proporción de 85% de autopartes originarias de la zona, aunque recientemente flexibilizó su idea al sugerir 75%. Sin embargo, los mexicanos “no podemos aceptar una regla tan rígida que al final le cueste más a las empresas cumplirla”, comentó Garza en entrevista posterior a su participación en el Foro.
“Si alguno de los miembros del TLCAN quiere hacer una regla muy rígida, que eleve el costo de producción, pues las empresas, que no son tontas, van a decir: para qué cumplir esto, mejor me voy con el arancel consolidado de 2.5% de la OMC”, señaló el funcionario.
Abre oportunidad
El caso de BMW no es asilado. La automotriz Ford prevé que en 2020 inicie la producción de su primer vehículo eléctrico en México, lo cual abre una nueva era en la producción de vehículos del país. De entrada, la compañía ya vislumbra la necesidad de contratar servicios logísticos.
“La mayoría de las baterías de litio para los autos eléctricos son manufacturadas en Asia y tendremos que transportarlas desde allá”, informó Rafael López, gerente de Logística de Ford de México, señaló tras participar en el foro automotriz.
Actualmente, las baterías de los teléfonos inteligentes se trasladan vía aérea, ya que las aerolíneas tienen las certificaciones necesarias para transportarlas.
Pero la batería promedio de iones de litio de un vehículo pesa 300 kilos lo que eleva el riesgo de incendio si no están adecuadamente embaladas, etiquetadas o almacenadas.
Además, transportarlas vía aérea no es tan eficiente, tanto por la capacidad de carga de los aviones como por el costo.