EL ANDAR DEL CALZADO MEXICANO
Estados Unidos concentra 78% de las exportaciones mexicanas de zapatos. La renegociación del TLCAN acelera la necesidad de diversificarse hacia nuevos mercados.
Brantano vivió la bonanza de la apertura comercial entre México y Estados Unidos a mediados de los años noventa. En esa época, prácticamente todo el negocio de la compañía mexicana dependía de la exportación, pues enviaba 95% de su producción al vecino del norte. “En 1996 ganamos el Premio al Mérito Exportador como industria mediana”, recuerda Raúl Gallardo, socio fundador de Brantano y su actual presidente y director general.
Esta compañía, fundada en León, Guanajuato, es reflejo de la dinámica que siguió la industria del calzado durante 20 años. Los fabricantes mexicanos concentraron sus esfuerzos de internacionalización en Estados Unidos, y hoy ese mercado concentra 78% de las exportaciones mexicanas de calzado, entre maquila a firmas estadounidenses y marcas propias. En 2016, hasta 19.5 millones de pares cruzaron la frontera.
Actualmente, el calzado mexicano entra a Estados Unidos sin pago de arancel, gracias al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). El mejor escenario para los fabricantes es que no haya cambios en el tratado, al menos no en los apartados que rigen el comercio de calzado y productos de piel con el mercado estadounidense. En cambio, el peor escenario sería la salida de Estados Unidos del acuerdo comercial, seguido de una imposición de aranceles al sector, que según las reglas de la Organización Mundial de Comercio (OMC), serían de 8% para los zapatos de piel y de 20% para los de tela o plástico.
La posibilidad de que esto suceda preocupa, sobre todo, a los empresarios que maquilan calzado para marcas estadounidenses.
“Si el acuerdo se termina, la cosa será más complicada. Perderemos competitividad frente a China y seremos menos atractivos para maquilar a las marcas estadounidenses”, explica Gallardo. Su empresa produce 30,000 pares de zapatos en dos plantas en León, entre marcas propias y otras que maquila a compañías de EUA.
Según el empresario, el costo de producir un par de zapatos en México es, en promedio, 30% mayor que hacerlo en China. Pero ese sobrecosto ahora se diluye, porque al fabricar en México, el producto no paga arancel para cruzar la frontera norte. Y los proveedores mexicanos logran menores tiempos de entrega. “Pero si de pronto le dices al cliente que ya va a pagar un arancel de 8%, igual que ahora pasa con China, nos resta competitividad”, destaca Gallardo.
Unas 200 empresas mexicanas están en la misma situación a la de Brantano. “No podemos seguir así. Es riesgoso depender de un solo mercado, tenemos que diversificar nuestras exportaciones. La renegociación del TLCAN nos está sacando de una zona de confort en la que ya estábamos como industria”, comenta Luis Gerardo González, presidente de la Cámara de la Industria del Calzado del Estado de Guanajuato (CICEG), que agremia a 5,106 empresas fabricantes, que producen 70% del calzado a escala nacional.
La solución, según varios empresarios y expertos del sector, está clara: buscar otros mercados.
Exportar diseño
Para reducir la dependencia del mercado estadounidense, los fabricantes apuestan al diseño. “Si una empresa se presenta en Estados Unidos o Europa como fabricante de calzado, no está ofreciendo valor agregado y entra a una guerra de precios. Pero si ofrece una propuesta de diseño es diferente. Incluso puede vender con un precio más alto, porque el producto es único”, dice Mateo Bandi, coordinador de negocios y desarrollo de estrategia de la consultora italiana Mattori, que asesora a las empresas mexicanas en el desarrollo de colecciones.
Este despacho hace un estudio de las tendencias mundiales, y a partir de esta información trabaja con
“SIELACUERDOSE TERMINA, LA COSA SERÁ MÁS COMPLICADA. PERDEREMOS COMPETITIVIDAD FRENTE A CHINA Y SEREMOS MENOS ATRACTIVOS PARAMAQUILAR A LAS MARCAS ESTADOUNIDENSES”. RAÚLGALLARDO, CEODEBRANTANO