AL OTRO EXTREMO
La tecnología también está en los eslabones finales de la cadena. Los grandes almacenes y supermercados generan datos que en ocasiones no aprovechan. “Tienen tanta información que no saben qué hacer con ella”, reconoce Daniel Rodriguez, VP de Symphony Retail Ai.
La empresa ofrece soluciones de análisis de datos y desarrollo de estrategias con base en inteligencia artificial. Una de ellas es la elaboración de planogramas, es decir, la representación gráfica del acomodo de productos en un área específica del establecimiento después de analizar el comportamiento del cliente en cada sucursal.
Esto repercute en el acomodo pero también en la logística. Conocer cómo es el consumo permite programar mejor la llegada de los proveedores, según explica.
Al conocer los hábitos del consumidor, el retailer puede predecir o condicionar la siguiente compra al darle ofertas personalizadas vía mail o redes sociales. Pero no solo eso.
De acuerdo con el directivo, este consumo “condicionado” permite negociar con cada proveedor un ajuste en costos y administrar mejor las entregas en tiempo y espacio, con base en la rotación de inventarios y los distintos puntos de venta. “Ninguna tienda se parece a otra, además, aunque el planograma requiera un cambio cada uno o dos meses, el retailer debe contar con el poyo logístico de sus proveedores”, estima.