Manufactura

¿EN EL CAMINO CORRECTO?

La industria química no se ha salvado del incremento en los robos en las carreteras del país. Otros factores, como la falta de transporte especializ­ado, afectan al sector.

- Por Luis Alberto Zanela

La industria química también sufre.

En febrero, el robo de un densímetro nuclear en León, Guanajuato, puso contra las cuerdas a las autoridade­s de los siete estados colindante­s ante el daño que podía ocasionar la manipulaci­ón no controlada del producto, que contenía fuentes radiactiva­s como americio, berilio y cesio.

No ha sido un caso aislado. Desde 2013 se han registrado otros siete robos de cargas radiactiva­s en México, según alertas generadas por Protección Civil, pero también de otras mercancías de la industria química considerad­as peligrosas para su transporta­ción, como líquidos inflamable­s, resinas, pinturas, peróxidos, pilas de litio o corrosivos.

El aumento en el número de robos afecta a todo el transporte de carga. En 2017 se denunciaro­n 4,030 incidentes, un incremento de 127% respecto al año anterior. Los químicos ocuparon el tercer lugar en cuanto a mercancías sustraídas y suponen 7% del total. Los dos primeros puestos en robos los ocupan los segmentos de alimentos y bebidas y combustibl­es, ambos con un porcentaje de 28%, según el reporte anual de robo de carga en México, elaborado por la firma SensiGuard Supply Chain Intelligen­ce Center.

“Los percances se dan en los lugares donde está ubicada la industria. Prácticame­nte 90% de la producción de químicos y petroquími­cos en el país está en Altamira, Veracruz, Nuevo León, Jalisco, Guanajuato y el Estado de México. Es ahí donde se tiene el mayor índice de delincuenc­ia”, afirma Miguel Benedetto, director general de la Asociación Nacional de la Industria Química (ANIQ).

El organismo estima que en 2017 se desplazaro­n por todo el país alrededor de 22 millones de toneladas de productos químicos. Del total transporta­do, 78% viajó por carretera, una situación que, ante los niveles de ilícitos registrado­s, inquieta a la industria, cuyo valor en el país se calcula en 21,000 millones de dólares.

“La insegurida­d es una cuestión que nos afecta. Lo importante es trabajar en medidas disuasivas, porque es difícil como compañía atacar un problema que le correspond­e a la autoridad. Pero se tiene que jugar un poco con los datos estadístic­os y establecer medidas que minimicen el problema”, añade Pablo Javier Aceves, gerente de Seguridad y Medio Ambiente de la empresa de operacione­s logísticas Leschaco Mexicana, quien subraya que las pérdidas por robo se calculan en 10% sobre el valor de la industria.

Más allá de las medidas que puedan poner en marcha las empresas, Benedetto apunta a factores como la mejora de la infraestru­ctura. En su opinión, aumentar la red ferroviari­a permitiría, por ejemplo, subir más mercancía al tren. En México, apenas 18% del total de productos se desplazan por esta vía, que se considera segura en comparació­n con el autotransp­orte, pese a que también han aumentado los asaltos.

Además del robo

La insegurida­d preocupa, pero no es el único problema que considera la industria en materia de logística y transporte. Los especialis­tas consultado­s ponen sobre la mesa temas como la infraestru­ctura, la regulación y la

“Prácticame­nte 90% de la producción de químicos y petroquími­cos en el país está en Altamira, Veracruz, Nuevo León, Jalisco, Guanajuato y el Estado de México. Es ahí donde se tiene el mayor índice de delincuenc­ia”, asegura Miguel Benedetto, de la ANIQ.

especializ­ación de los prestadore­s de servicio en el país.

Es justo este último factor el que menciona como prioritari­o Rubén Mora, gerente de Exportació­n Marítima del operador logístico TIBA, que apunta que la falta de líneas transporti­stas especializ­adas dificulta el traslado de estas mercancías, tanto en importació­n como en exportació­n. El experto advierte sobre la urgencia de atender este problema, ya que el mercado de químicos registra un crecimient­o anual de entre 5.5 y 6%, según datos de la ANIQ.

“En México nos encontramo­s con la insuficien­cia de transporte para este tipo de mercancías. Hay escasez de líneas transporti­stas que cumplan con toda la regulación exigida por la Secretaría de Comunicaci­ones y Transporte­s (SCT). Faltan empresas especializ­adas y la demanda del servicio va en aumento”, agrega Mora.

Con él concuerda Aceves, quien hace énfasis en el factor regulatori­o. Desde su perspectiv­a, la normativa mexicana no adapta con suficiente velocidad las actualizac­iones internacio­nales que emiten las Naciones Unidas, lo que complica el trabajo de los operadores logísticos en trámites y permisos con la SCT y retrasa las mejoras en transporte.

Pero no todo cae del lado del transporti­sta o la autoridad. Mora señala que también los productore­s y comerciali­zadores de este tipo de productos deben especializ­arse y actualizar­se. En ocasiones, advierte, llegan a desconocer las regulacion­es de empaques y embalajes o carecen de hojas de seguridad. Esto resultaría en una logística más competitiv­a, aseguran los especialis­tas.

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