¿EN EL CAMINO CORRECTO?
La industria química no se ha salvado del incremento en los robos en las carreteras del país. Otros factores, como la falta de transporte especializado, afectan al sector.
La industria química también sufre.
En febrero, el robo de un densímetro nuclear en León, Guanajuato, puso contra las cuerdas a las autoridades de los siete estados colindantes ante el daño que podía ocasionar la manipulación no controlada del producto, que contenía fuentes radiactivas como americio, berilio y cesio.
No ha sido un caso aislado. Desde 2013 se han registrado otros siete robos de cargas radiactivas en México, según alertas generadas por Protección Civil, pero también de otras mercancías de la industria química consideradas peligrosas para su transportación, como líquidos inflamables, resinas, pinturas, peróxidos, pilas de litio o corrosivos.
El aumento en el número de robos afecta a todo el transporte de carga. En 2017 se denunciaron 4,030 incidentes, un incremento de 127% respecto al año anterior. Los químicos ocuparon el tercer lugar en cuanto a mercancías sustraídas y suponen 7% del total. Los dos primeros puestos en robos los ocupan los segmentos de alimentos y bebidas y combustibles, ambos con un porcentaje de 28%, según el reporte anual de robo de carga en México, elaborado por la firma SensiGuard Supply Chain Intelligence Center.
“Los percances se dan en los lugares donde está ubicada la industria. Prácticamente 90% de la producción de químicos y petroquímicos en el país está en Altamira, Veracruz, Nuevo León, Jalisco, Guanajuato y el Estado de México. Es ahí donde se tiene el mayor índice de delincuencia”, afirma Miguel Benedetto, director general de la Asociación Nacional de la Industria Química (ANIQ).
El organismo estima que en 2017 se desplazaron por todo el país alrededor de 22 millones de toneladas de productos químicos. Del total transportado, 78% viajó por carretera, una situación que, ante los niveles de ilícitos registrados, inquieta a la industria, cuyo valor en el país se calcula en 21,000 millones de dólares.
“La inseguridad es una cuestión que nos afecta. Lo importante es trabajar en medidas disuasivas, porque es difícil como compañía atacar un problema que le corresponde a la autoridad. Pero se tiene que jugar un poco con los datos estadísticos y establecer medidas que minimicen el problema”, añade Pablo Javier Aceves, gerente de Seguridad y Medio Ambiente de la empresa de operaciones logísticas Leschaco Mexicana, quien subraya que las pérdidas por robo se calculan en 10% sobre el valor de la industria.
Más allá de las medidas que puedan poner en marcha las empresas, Benedetto apunta a factores como la mejora de la infraestructura. En su opinión, aumentar la red ferroviaria permitiría, por ejemplo, subir más mercancía al tren. En México, apenas 18% del total de productos se desplazan por esta vía, que se considera segura en comparación con el autotransporte, pese a que también han aumentado los asaltos.
Además del robo
La inseguridad preocupa, pero no es el único problema que considera la industria en materia de logística y transporte. Los especialistas consultados ponen sobre la mesa temas como la infraestructura, la regulación y la
“Prácticamente 90% de la producción de químicos y petroquímicos en el país está en Altamira, Veracruz, Nuevo León, Jalisco, Guanajuato y el Estado de México. Es ahí donde se tiene el mayor índice de delincuencia”, asegura Miguel Benedetto, de la ANIQ.
especialización de los prestadores de servicio en el país.
Es justo este último factor el que menciona como prioritario Rubén Mora, gerente de Exportación Marítima del operador logístico TIBA, que apunta que la falta de líneas transportistas especializadas dificulta el traslado de estas mercancías, tanto en importación como en exportación. El experto advierte sobre la urgencia de atender este problema, ya que el mercado de químicos registra un crecimiento anual de entre 5.5 y 6%, según datos de la ANIQ.
“En México nos encontramos con la insuficiencia de transporte para este tipo de mercancías. Hay escasez de líneas transportistas que cumplan con toda la regulación exigida por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT). Faltan empresas especializadas y la demanda del servicio va en aumento”, agrega Mora.
Con él concuerda Aceves, quien hace énfasis en el factor regulatorio. Desde su perspectiva, la normativa mexicana no adapta con suficiente velocidad las actualizaciones internacionales que emiten las Naciones Unidas, lo que complica el trabajo de los operadores logísticos en trámites y permisos con la SCT y retrasa las mejoras en transporte.
Pero no todo cae del lado del transportista o la autoridad. Mora señala que también los productores y comercializadores de este tipo de productos deben especializarse y actualizarse. En ocasiones, advierte, llegan a desconocer las regulaciones de empaques y embalajes o carecen de hojas de seguridad. Esto resultaría en una logística más competitiva, aseguran los especialistas.