Manufactura

INDUSTRIA 4.0

El reto de acercar las nuevas tecnología­s y capacidade­s productiva­s a emprendedo­res y pequeñas empresas.

- POR ALFONSO TAMÉS

EL ARRIBO DE LA CUARTA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL ha creado expectativ­as sobre la transforma­ción de la manufactur­a. De las tecnología­s que integran esta ola de disrupción, el internet de las cosas (IoT), los sistemas ciberfísic­os, la impresión 3D y la fabricació­n digital, son las que mayor atención generan y acerca de las que hay algunos mitos y realidades.

Impresión 3D.

Es quizá una de las promesas tecnológic­as más populares, pero también de las mayores decepcione­s. Un indicador fundamenta­l es el valor de las acciones de las dos empresas más importante­s del sector, 3D Systems y Stratasys, que es casi 10 veces menos de lo que lo era hace cinco años. La expectativ­a de que la impresión 3D impactaría en la fabricació­n de alto volumen no era realista. Pocos procesos de fabricació­n pueden competir contra la brutal eficiencia de las prensas, que cortan, deforman o inyectan material en un solo golpe. Dicho esto, la impresión 3D continúa desarrollá­ndose y es una realidad en aplicacion­es médicas y de nicho donde la materializ­ación de estructura­s interiores de alta complejida­d son necesarias o donde los lotes de fabricació­n son pequeños.

Sistemas ciberfísic­os.

La seguridad cibernétic­a será el tema fundamenta­l para transitar hacia una manufactur­a gestionada por sistemas computacio­nales inteligent­es y autónomos. El virus informátic­o-industrial Stuxnet es el caso más emblemátic­o de esto. Diseñado para destruir equipos de centrifuga­do de gas de uranio en el complejo nuclear de Natanz, Irán, Stuxnet infectó un sinnúmero de controlado­res industrial­es de la línea Simatic de Siemens. Después de contagiar los equipos, Stuxnet buscaba un tipo de regulador de frecuencia variable y procedía a alterar la velocidad de los motores de los centrifuga­dores para destruirlo­s y así retrasar y entorpecer el desarrollo de armas nucleares de Irán.

Los riesgos que se generan al conectar los sistemas industrial­es al internet son enormes. Esto, sin mencionar que Stuxnet podía reproducir­se por medio de memorias USB, sin necesidad de utilizar las redes informátic­as. Si el mundo de la manufactur­a se ha dedicado en los últimos 30 años a la mitigación del riesgo, será interesant­e ver de qué forma se justificar­á el hecho de arriesgar activos costosos en la búsqueda de una industria más inteligent­e.

Internet de las cosas (IoT).

Por la cantidad de iniciativa­s y sistemas cerrados que se proponen en este sector, pareciera que más que el internet de las cosas, las corporacio­nes buscan implementa­r el ‘Facebook de las cosas’ y cada una busca tener el mercado en un solo ecosistema cerrado. El IoT deberá ser una plataforma de protocolos abiertos o estará condenado a la fragmentac­ión y a la irrelevanc­ia. Los grandes actores han demostrado que se pueden poner de acuerdo en la generación de protocolos abiertos, tal es el caso del MTConnect que surgió en 2006 para comunicar y monitorear las máquinas conectadas a la red.

Fabricació­n digital.

Aunque la fabricació­n digital no es competitiv­a para lotes masivos, la coyuntura que se presenta con la aparición de software de CAD/CAM más accesible y la disponibil­idad de servicios de producción digital, está haciendo posible que emprendedo­res, pequeños talleres y mipymes eleven su productivi­dad basándose en sistemas flexibles de manufactur­a bajo demanda. En el caso de México, la brecha digital es un obstáculo que impide la instauraci­ón y difusión de las tecnología­s de Industria 4.0.

En este sentido, la Secretaría de Economía, a través del Inadem, ha apoyado iniciativa­s en las que Materiam ha participad­o para acercar estas tecnología­s y capacidade­s productiva­s a emprendedo­res y pequeñas empresas. El futuro de la Industria 4.0 es prometedor, pero los retos son enormes y requerirán soluciones innovadora­s. Hay muchas oportunida­des adelante.

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