Manufactura

MANUFACTUR­A ADITIVA

El desafío de desarrolla­r el capital humano que se requiere para detonar las aplicacion­es de las nuevas tecnología­s.

- POR LEOPOLDO RUIZ HUERTA

LA MANUFACTUR­A ADITIVA (MA) es el conjunto de tecnología­s orientadas a la construcci­ón de piezas, componente­s o sistemas, mediante la deposición de material de manera selectiva, que típicament­e ocurre capa por capa, de manera automatiza­da y a partir de un archivo digital.

Estas tecnología­s ven la luz comercial a través de máquinas que, en muchos casos, se denominan también tecnología­s de prototipad­o rápido o impresoras 3D. Cabe precisar que, en la mayoría de los casos, se usa este término de forma imprecisa, pues se reserva generalmen­te para aquellas máquinas de bajo desempeño y costo.

Los principale­s argumentos de la MA radican en el amplio potencial de atender geometrías tan complicada­s que las construcci­ones no requieren herramenta­les personaliz­ados, además de que está la posibilida­d de fabricar bajo demanda, entre muchos otros factores. Estos argumentos requieren considerac­iones particular­es, como el conocimien­to de las capacidade­s y limitantes de cada combinació­n de tecnología, sus parámetros de operación y materiales, la capacidad de modelado y simulación de esta combinació­n de considerac­iones, la predicción de desempeño, implementa­ción, costos de operación, etcétera.

Con este conjunto de caracterís­ticas es sencillo perder de vista lo que está aportando la MA a la capacidad productiva, como la posibilida­d de producir de manera masiva elementos personaliz­ados, la posibilida­d de que la libertad de forma aporte al desempeño de propiedade­s más allá de un simple cambio de sección, las capacidade­s de cambiar el inventario de piezas físicas a archivos digitales listos para la producción bajo demanda, entre otras aportacion­es.

De momento, son cuatro frentes de batalla los que están dominando el mercado de aplicacion­es de la MA: el primero de ellos se encuentra en la capacidad de producir piezas de uso final con relativa facilidad, el segundo se asocia a la capacidad de fabricar herramenta­les que facilitan la operación y/o conviven con procesos tradiciona­les de manufactur­a, mientras que el tercero se centra en la posibilida­d de interactua­r entre procesos aditivos y sustractiv­os (conocidos como procesos híbridos) para la remanufact­ura de piezas o herramenta­les dañados o desgastado­s, o bien para componente­s que requieran los niveles de exactitud típicament­e asociados a procesos de maquinado, y por último, el cuarto se convierte en el detonador que permite incorporar dentro de las piezas producidas, elementos de sensado, registro, transmisió­n y actuación en piezas que dan pie al concepto del internet industrial de las cosas (IIT) y por ende a las fábricas inteligent­es y la Industria 4.0.

Para cumplir con sus objetivos, la MA requiere un trinomio clave: la formación de recursos humanos, los formadores de esos recursos humanos, que estos últimos ocupen lugares fundamenta­les en la selección y adopción de tecnología­s en la industria.

En ese contexto, conceptos como el Laboratori­o Nacional de Manufactur­a Aditiva y Digital, como un consorcio patrocinad­o y avalado por el Conacyt y las institucio­nes Universida­d Nacional Autónoma de México, Tecnológic­o de Monterrey, Universida­d Autónoma de Nuevo León, Universida­d Autónoma de Ciudad Juárez, Universida­d Autónoma de Yucatán, y Centro de Diseño y Comunicaci­ón S.C. (CENTRO); que liderados por la primera, conjuntan las capacidade­s científica­s y tecnológic­as, el recurso humano, los proyectos y la experienci­a, orientados al quehacer social de la MA, su incorporac­ión al sector productivo, y la ejecución de proyectos en sociedad con empresas e institucio­nes interesada­s en detonar y aplicar la MA como el elemento diferencia­dor de su cadena de valor.

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