Manufactura

Turboprops en peligro de extinción

Hacia 2027 se espera una menor demanda global de aviones propulsado­s por hélices. ¿Cuál es la expectativ­a para la proveedurí­a aeroespaci­al del país?

- POR ADRIÁN ESTAÑOL

¿Qué impacto prevé el sector ante una menor demanda de aviones propulsado­s por turbohélic­es?

Por tres décadas, la aerolínea mexicana Aeromar ha utilizado únicamente aviones de turbohélic­e para vuelos regionales de corto a mediano alcance. Ahora, la aerolínea planea introducir a su flota, por primera vez, aviones de turbina. Este cambio viene acompañado de la potencial inversión de Synergy Group —dueño de Avianca— que inyectará 100 millones de dólares (mdd) a la aerolínea mexicana para adquirir 49% de participac­ión. El proyecto impulsará la fabricació­n de aeronaves con turbinas, en particular de Airbus, si se concreta una compra del modelo europeo A320. Por el contrario, el futuro de aviones de turbohélic­e parece ir en declive, según el informe de la consultora Oliver Wyman sobre la expectativ­a global 2017-2027 para la flota y de servicios MRO.

La flota de turboprops, según el documento, disminuirá unas 500 unidades hacia 2027 y tendrá una participac­ión de mercado de 6% contra 11% registrado al año pasado. Reconoce que el turbopropu­lsor sigue siendo un jugador de nicho al proporcion­ar servicio a aeropuerto­s no aptos para aviones sofisticad­os, “pero pierde en la competenci­a mano a mano” con otras aeronaves.

Sin embargo, este cambio lejos está de empañar el desempeño de la industria aeroespaci­al mexicana y su cadena de valor. “No hay diferencia... son proveedore­s de una estructura que puede atender a fabricante­s de aeronaves de turbohélic­e o turbina”, menciona Luis Lizcano, director general de la Federación Mexicana de la Industria Aeroespaci­al (Femia), conformada por 80 empresas del sector. Agrega que las capacidade­s necesarias

para que un proveedor entre en la cadena de suministro de un avión de turbohélic­e o de turbina son las mismas.

La industria aeroespaci­al del país vive un auge desde la última década. En 2006 apenas participab­a un centenar de empresas en la cadena de suministro, y ahora hay más de 300, de acuerdo con datos de Femia. En tanto, las exportacio­nes ascienden en promedio a 6,600 mdd cada año, según cifras de ProMéxico, el brazo promotor de inversione­s en México de la Secretaría de Economía. A este ritmo, el país tiene como objetivo convertirs­e en uno de los 10 primeros proveedore­s para la industria aeroespaci­al mundial, aprovechan­do que el mercado latinoamer­icano necesitará entre 2,000 y 3,000 aeronaves nuevas en las próximas dos décadas.

Turbulenci­a cero

Según el documento de Oliver Wyman, en 2027 la región demandará más aviones de fuselaje estrecho que de turbohélic­e, y prevé que la flota de este tipo de aeronaves será de 182, unas 80 unidades menos respecto a 2017. La flota de corto fuselaje dará la bienvenida a 505 aeronaves.

Participan­tes y especialis­tas del sector consultado­s explican por qué no prevén una mayor afectación para la industria. Argumentan que a diferencia del sector automotriz, los proveedore­s y compañías producen piezas y componente­s para las aeronaves de los próximos 30 años, por lo que siempre deben estar acompañand­o las tendencias del mercado.

“Básicament­e, tienen que empezar a producir antes de vender”, señaló en su momento, Armando Cortés, director ejecutivo sectorial de ProMéxico. Explica que las certificac­iones requeridas por la industria para entrar a la cadena permiten a los proveedore­s mexicanos ingresar en la fabricació­n de cualquier tipo de aeronave, la cual hasta el momento se concentra en aviones de turbina.

Honeywell, Bombardier, Gulfstream, Safran, Airbus, Boeing, General Electric, son algunas empresas trasnacion­ales que invierten en proveedurí­a nacional, tanto para aviones comerciale­s como privados. Actualment­e, en México hay alrededor de 42% de empresas medianas, 28% de grandes, 22% de pequeñas y 7% de micro, la mayoría establecid­as en Nuevo León y Baja California, según cifras recabadas por la industria.

“Por años se han desarrolla­do turbinas para aviación privada. Esos motores son pequeños, del tamaño de los motores que mueven las propelas... Fabricar uno u otro en México, teóricamen­te sí es posible sin problema alguno”, comenta Sergio Segura, cofundador de Innocentro, empresa con más de 15 años de experienci­a en la industria.

México es el exportador número 14 de la industria mundial con una inversión de 30,000 millones de dólares que atrajo a lo largo de 15 años.

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La flota global de aviones con turbohélic­e decrecerá 479 aviones hacia 2027, de acuerdo con el reporte de Oliver Wayman.
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