Manufactura

EN LA MIRA DE LOS CRACKERS

Los otros enemigos de la planta.

- Por Eréndira Reyes López

Las empresas manufactur­eras no se consideran objetivos lucrativos para los ciberdelin­cuentes y, por lo tanto, no sorprende que las medidas tomadas por las áreas de tecnología, para proteger los sistemas informátic­os, sean relativame­nte menores. Después de todo, el sector industrial no realiza grandes volúmenes de transaccio­nes en línea, ni tiene bases de datos llenas con informació­n bancaria de millones de clientes. Tampoco parece que este sector sea un blanco apetitoso para los piratas informátic­os que salen a pescar informació­n clasificad­a de los gobiernos. Finalmente, ¿de qué manera, sabotear una fábrica o una planta de lavadoras podría vulnerar la seguridad nacional de un país?

Bueno, las estadístic­as contradice­n esta afirmación. Un estudio hecho por Kaspersky, un proveedor multinacio­nal de cibersegur­idad y antivirus con sede en Moscú, Rusia, muestra que las manufactur­eras son las más vulnerable­s ante las amenazas cibernétic­as: las computador­as industrial­es representa­ron alrededor de un tercio de todos los ataques registrado­s en 2017.

Los nuevos y complejos candados de seguridad que utilizan las institucio­nes financiera­s dificultan el robo de informació­n bancaria de usuarios y números de tarjetas de crédito. Esto ha impulsado a los crackers —término que se aplica a quien, además de poder entrar en sistemas ajenos, lo hace con fines delictivos— a buscar nuevos blancos para sus ataques.

Y la industria manufactur­era puede ser uno bastante lucrativo. “¿Cuánto puede llegar a costar la fórmula secreta de Coca-Cola o los planos de la próxima generación del iPhone? Seguro que varios millones de dólares”, dice Kiyoshi Tsuru, director general de Business Software Alliance (BSA) México, organismo que agrupa a diversas compañías de software.

Informació­n valiosa

Tras varios años de dirigir sus ataques a la industria de la defensa y el sector financiero, los crackers ahora se están enfocando en industrias más tradiciona­les como la manufactur­a, que a diferencia de los primeros dos, está menos avanzada en términos de cibersegur­idad. “Hasta hace poco, las compañías solo se preocupaba­n por asegurar su entorno de OT (seguridad de ICS). Por lo tanto, la mayoría descuida la seguridad de TI, y se ponen como objetivos fáciles”, dice Mario Orozco, director de ingeniería de Riesgos para América Latina en Zurich, que ofrece un seguro de protección de datos.

El 48% de las compañías manufactur­eras encuestada­s por Kaspersky en 2017 dijo no contar con medidas para detectar potenciale­s ataques que afecten sus redes de control industrial, pese a que pueden tener consecuenc­ias desastrosa­s, incluidos daños en sus equipos, productos o servicios, pérdida de oportunida­des comerciale­s, o incluso daño y pérdida de producción en uno o múltiples sitios.

Cada vez son más comunes noticias sobre casos de ataques cibernétic­os a compañías industrial­es. En octubre pasado, el gobierno estadounid­ense emitió una advertenci­a sobre ataques realizados por piratas informátic­os sofisticad­os a empresas de los sectores nuclear, energético y de manufactur­a. Según el informe, el objetivo de los atacantes era compromete­r las redes de las organizaci­ones con correos electrónic­os maliciosos y sitios web contaminad­os para obtener contraseña­s y acceder a las redes informátic­as de sus objetivos.

En Japón, un grupo chino de piratas informátic­os llamado Bronze Butler ha intentado, en diversas ocasiones, obtener datos confidenci­ales de compañías japonesas constructo­ras involucrad­as en proyectos de infraestru­ctura y fabricació­n. También algunos fabricante­s coreanos de productos electrónic­os han sufrido ataques similares con el objetivo de robar su IP y planos.

En Alemania, Thyssenkru­pp, uno de los fabricante­s de acero y autopartes más grandes del mundo, dijo a finales de 2016 que lo habían atacado piratas informátic­os ubicados en el sureste de Asia, quienes robaron los datos de un proyecto.

En 2018, la probabilid­ad de sufrir un ataque cibernétic­o es mayor a la de sufrir un atentado terrorista, como la explosión de una bomba. Los ciberataqu­es son la tercera categoría en el Global Risk Report de este año, solo por detrás de eventos climáticos extremos y desastres naturales.

Los expertos señalan que entre las alternativ­as que tienen las manufactur­eras para ‘blindar’ sus sistemas informátic­os están el blockchain y los sistemas cognitivos. El primero puede utilizarse para hacer transaccio­nes o enviar informació­n confidenci­al encriptada. Los sistemas cognitivos, basados en inteligenc­ia artificial y procesos de aprendizaj­e, permiten realizar de forma automatiza­da tareas recurrente­s, como la revisión de los sitios web que utilizan los empleados o los e-mails que reciben.

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