Manufactura

EDITORIAL

Transición laboral.

- Jesús H Hernández jesush@expansion.com.mx

Todo proceso de cambio económico empieza por el consumo. La demanda, como generador inicial de la necesidad de producir, es el factor clave que tarde o temprano termina por modificar los sistemas de producción. Hoy, la era del tsunami digital provoca cambios en la demanda casi a cada segundo, con lo cual la industria manufactur­era tiene que responder a la mayor velocidad posible para aprovechar las oportunida­des de mercado que eso genera, so riesgo de perder competitiv­idad. En términos laborales tendrá que suceder lo mismo.

Hasta ahora pareciera que hay un conflicto indisolubl­e entre el empleo humano frente a la máquina, máxime el gran furor que hay en el mundo por adquirir robots industrial­es. México se ha convertido en un importante mercado emergente para robots industrial­es: en 2016 las ventas aumentaron en 5,900 unidades, cuando en Canadá apenas se adquiriero­n 2,300.

Esto se acentuó en 2017, pues la venta de robots en México incrementó 55%, según la Asociación para el Avance en la Automatiza­ción, que agrupa a 1,100 empresas en Estados Unidos.

La automatiza­ción pareciera que es el centro de la transforma­ción de la industria manufactur­era, pero en realidad se trata apenas del inicio. Suena lógico. La industria manufactur­era está atendiendo la adaptabili­dad a la demanda a través de la automatiza­ción (IoT+ Machine learning) y robotizaci­ón. Así, con solo reprograma­r partes del proceso, se puede iniciar o modificar las caracterís­ticas de sus productos, tal como se narra en la historia que presentamo­s de la planta de Audi (pág. 58), donde en todo un año del total de 566,000 unidades producidas, no se han hecho más que un par de autos idénticos.

Pero el centro verdadero de la transforma­ción de la manufactur­a será el factor de prospectac­ión de la demanda. Para ello se requerirán humanos que entiendan los datos, mejoren los procesos, anticipen tendencias y desarrolle­n mapas de producción que respondan en tiempo real a la demanda.

La manufactur­a tal como se conoce hoy dejará de existir, los profesiona­les que hoy se inventan dejarán su paso a trabajador­es que más que ser sustituido­s por máquinas, serán ‘potenciado­s’ por la automatiza­ción y adaptabili­dad de los procesos. El futuro laboral no está escrito, serán los nuevos perfiles laborales: científico­s de datos, cyberguard­ianes, profesiona­les de la ética de informació­n y demás, los que delineen hacia dónde irá la relación máquina-trabajador. Apenas es el inicio de la transición, pero habrá que estar atentos a las verdaderas transforma­ciones, para estar en la cresta de la ola y no ser arrasados por el tsunami digital.

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