INDUSTRIA SUSTENTABLE
2016, la aviación civil en conjunto emitió 814 millones de toneladas de CO2, un 2% de lo que generan las actividades humanas en su totalidad, de acuerdo con datos de la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA).
Ante el desafío ambiental que supone una mayor conectividad aérea, estableció, en 2009, una serie de compromisos. La mejora anual promedio de 1.5% del combustible hacia 2020, así como un crecimiento neutro en carbono, entre ellos. De ahí que empresas y centros de investigación trabajan por encontrar métodos para bajar el consumo de turbosina de las aeronaves, o bien desarrollar y promover el uso de biocombustibles.
En el último trimestre de 2017, por ejemplo, la aerolínea china Hainan Airlines realizó el primer vuelo Pekín-Chicago con biocombustible hecho a partir de residuos de aceite de cocina. Se trató de un Boeing 787 Dreamliner y duró 12 horas y 40 minutos. En el proyecto participó Green Aviation Research & Development Network, dedicado al desarrollo de tecnología y procedimientos para una aviación más limpia, silenciosa y sostenible. En Canadá trabaja con Boeing, Bombardier y WestJet, para desarrollo y producción de biocombustible a partir de biomasa.
En el país, Aeroméxico junto con Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA) y Boeing lanzaron, en 2016, un programa de colaboración para investigación y desarrollo de biocombustible sostenible, con el apoyo de la Secretaría de Energía (Sener) y el Conacyt. El Instituto Potosino de Investigación Científica y Tecnológica (IPICyT), estará a cargo de esta labor que involucra también a nueve centros de investigación del Conacyt; Pemex, el Instituto Mexicano del Petróleo y al Instituto Masdar de Ciencia y Tecnología en Emiratos Árabes Unidos, entre otros.
En un comunicado, Boeing indicó en su momento que el gobierno mexicano y las instituciones financiarán esta iniciativa durante cuatro años.