NUEVO ENGRANAJE
El desarrollo de la cadena de suministro es quizá una de las metas más firmes del sector para acrecentar su potencial en el escenario global. Una misión nada fácil, reconoce Luis Lizcano, director general de la Federación Mexicana de la Industria Aeroespacial (Femia). Esto, dice, no se resuelve solo con un encuentro de negocios donde se junten compradores y proveedores.
Para ello, la Federación encabeza desde hace algunos años un plan para el desarrollo de proveedores. El primer paso fue ubicar a las grandes empresas tractoras (ensambladoras), Tier 1 y algunos Tier 2, y sus requerimientos de suministro, recuerda Xavier Hurtado, director de Cadena de Proveeduría Aeroespacial de Femia. Detectaron que 34 empresas tractoras importaban unos 470 millones de dólares de partes y componentes.
El objetivo es que empresas mexicanas obtengan 30% de esas compras y el resto se sustituya con más inversiones. En el último año, la Femia comenzó a trabajar con la aceleradora TechBA para insertar empresas manufactureras en la cadena aeronáutica.
La idea es clasificar entre 100 y 150 empresas de manufactura avanzada de diversos sectores (automotriz, metalmecánica y otros) para prepararlas y que sean la nueva “camada” del sector aeroespacial. Hacia 2019 prevén tener los primeros resultados.
Armado Cortés Galicia, director ejecutivo sectorial de ProMéxico, refiere que los principales retos en cadena de proveeduría se encuentran en el desarrollo de materiales como titanio y aluminio, y de algunos procesos como forjas en titanio y níquel, pinturas y recubrimientos especiales. Además de la obtención de las certificaciones adecuadas para entrar en la cadena de valor, como la AS9100 y la Nadcap. Además de la transferencia tecnológica, dice, las alianzas entre empresas extranjeras y mexicanas facilita la obtención de estas acreditaciones. “La trasnacional puede ayudar con ese tema y conocimiento del sector, y la nacional ayuda con la capacidad instalada y el conocimiento de mercado en Norteamérica”, señala Cortés.