Habas con ‘valor agregado’
Más que una fuente de proteína vegetal, el haba tiene el potencial para elevar la competitividad de la industria alimentaria dentro y fuera del país. Forma parte de los alimentos funcionales —nutren y tienen un efecto positivo para la salud—, una cualidad muy valorada en mercados asiáticos y europeos.
Tiene sustancias útiles para el sistema nervioso que reducen la probabilidad de desarrollar Parkinson, abunda Mario López, investigador y jefe del programa de legumbres comestibles del Instituto de Investigación y Capacitación Agropecuaria, Acuícola y Forestal del Estado de México (Icamex). El haba sirve para alimentación animal y humana, como hortaliza o grano, y se puede usar para la elaboración de frituras, enlatados y harina para alimento balanceado. “Pero se desconoce la versatilidad del alimento y la manera de comercializarlo no solo como producto fresco. ¿Por qué no enlatarlo o deshidratarlo?... se puede usar para semilla y el descascarado para elaborar sopas. El desecho (cáscara), se puede moler y se elabora una harina. Nada se desperdicia”, comenta.
En 2007, López inició un proyecto para elevar la productividad del cultivo en comunidades de seis estados del país a partir del uso de variedades de semilla mejorada y tecnología de producción. En algunas comunidades la producción de haba fresca aumentó de 2 a 9 toneladas por hectárea.
El ciclo pasado, el país reportó 37,000 hectáreas del cultivo, de las cuales unas 15,000 eran producción en fresco. Con el paquete tecnológico, la producción alcanzará unas 135,000 toneladas.
De ahí que esta iniciativa recibió el Premio Cargill-CIMMYT a la Seguridad Alimentaria y la Sustentabilidad, en la categoría de Investigadores.