LA LLAVE QUE ABRE NUEVOS MERCADOS
No es fácil explicar que una fábrica de chocolate y refrescos de vainilla acabe convertida en una proveedora y exportadora de acojinamientos para la industria colchonera y automotriz. Esta empresa emplea a 500 trabajadores en tres plantas y es una de las mayores recicladoras de desperdicios textiles de América Latina.
Todo eso y más es Industrias Marves, fundada hace medio siglo en Uruapan, Michoacán.En la oficina minimalista donde despacha, Alfonso Martínez Equihua, su director general, recopila parte de la historia familiar: todo comenzó con su abuelo, que trabajó en un comercio de abarrotes y luego, con uno de sus hermanos, que abrió su propia tienda.
Más tarde inventaron una marca de café y refrescos, y con maquinaria italiana fundaron la primera manufactura de chocolate de la región.
Debieron ser muy emprendedores, porque con los años estuvieron involucrados en el comercio de frutas y en una fábrica de hielo, y después de comprar un terreno en las cercanías de lo que ahora es el puerto Lázaro Cárdenas, se dedicaron a la producción de coco. Sin embargo, el negocio no estaba en la pulpa, para la que la familia no halló mercado, sino en la fibra, que tiene múltiples aplicaciones. Las cosas salieron bien, y en los años sesenta ya estaban vendiendo rellenos de fibra de coco para los asientos del famoso Vocho de Volkswagen.
En los años setenta, la siguiente generación de los Martínez utilizó fibras para fabricar bajo alfombras y un tipo de fieltro que se utiliza para soporte y aislamiento en la industria colchonera.
Recicladores de retazos textiles
Un cambio sustancial ocurrió cuando los Martínez incorporaron una línea para reciclar los recortes y desperdicios de la industria textil y de la confección (algodón, lana, acrílico), que se mezclan con fibra virgen importada de Asia. Con 30,000 toneladas por año (más de 800,000 toneladas desde 1974) es el mayor reciclador textil de América Latina.
El negocio siguió creciendo, y si en sus inicios la empresa michoacana aportaba un kilo y medio de material a cada colchón, ahora los de mayor tamaño llevan hasta 15 kilos de cubiertas de Marves.
La firma está presente en 40% de todos los colchones que se fabrican en México, algunos de los cuales se exportan a Estados Unidos, Centro y Sudamérica (más de 90 millones de piezas desde 1974). “Trabajamos para las mejores marcas —se congratula Martínez Equihua, quien ha sido presidente del Consejo Michoacano de Hombres de Negocios—, y si alguien siente que un resorte se le clava en la espalda, es que ese colchón no trae nuestros materiales”.
También regresó a la industria automotriz a la que, por medio de proveedores Tier 1, abastece de los bajo alfombras y cubrimientos colocados en las puertas, bajo el tablero y en la cajuela; partes de Marves están instaladas en 50 millones de unidades de marcas estadounidenses, alemanas y japonesas.
Una herramienta contra el desperdicio Este crecimiento y el aporte de nuevas tecnologías no estaba exentos de retos, porque la empresa se desarrolló de una manera empírica, con sistemas y procesos no siempre eficientes. Cuando una empresa familiar se convierte, con los años, en un proveedor de prestigio mundial, es previsible que se encuentre con limitaciones y desperdicios que afectan su productividad. La solución fue utilizar herramientas robustas y sumar a todos los trabajadores en el proceso de cambio.
Martínez Equihua explica que para sistematizar la producción, los miembros de su Consejo decidieron apostar por la investigación, el desarrollo y la profesionalización. En 2004, Marves se certificó para la norma ISO 9001, obtuvo el de Empresa Limpia de la Semarnat y ahora implementa la norma IATF 16949 del sector automotriz, que documenta los sistemas de gestión de calidad y seguridad.
“Queremos que estos estándares sirvan a nuestro proceso, pero no se trata de crear un cumplimiento en el vacío, construir una burocracia y llenarnos de papeles. Tenemos que hacer las cosas simples y ordenadas a lo largo del proceso”.
Con esta búsqueda en mente, la directiva se involucró con el Centro de Competitividad de México (CCMX), gracias a cuyos consultores descubrieron los beneficios de un modelo de manufactura esbelta o Lean.
“No estábamos satisfechos porque teníamos cierto grado de desorden —recuerda—, y nos impresionó lo que se puede conseguir cuando se impone un modelo de orden y limpieza, se optimizan los inventarios y se estudian a detalle todas las actividades”.
La consultoría del CCMX en manufactura Lean comenzó con un diagnóstico y el mapa de la cadena de valor (VSM, por las siglas en inglés de Value Stream Mapping), y según Rosalba Cordero, la consultora responsable del proyecto, ese ejercicio permitió que los directivos y responsables
MARVES ES EL MAYOR RECICLADOR TEXTIL DE AMÉRICA LATINA: 30,000 TONELADAS ANUALES
confrontaran sus creencias sobre los procesos con la realidad. Mediante el mapeo y con varios ejercicios de kaizen, se detectaron al menos 600 oportunidades de mejora, las cuales se clasificaron en función de su impacto económico y funcional. El mapeo mostró que 30% de los desperdicios estaban concentrados en transporte y movimientos, y 20% en procesos.
La realidad no es como parece Cordero explica que es muy importante que tanto los directivos como los gerentes y supervisores conozcan la realidad en el
gemba, palabra japonesa que en el modelo Lean se usa para describir el piso de trabajo o el lugar de los hechos. “Se sorprenden porque lo que vemos es muy diferente a lo que ellos piensan”.
Estos ejercicios permiten ‘leer’ los procesos e identificar actividades que no agregan valor como las esperas, transportes y movimientos innecesarios, scrap, sobreproducción, inventarios excesivos y hasta la rotación no prevista de personal. Una parte esencial del diagnóstico es reconocer que lo que no agrega valor representa un costo que impacta la productividad, la calidad y la rentabilidad.
Martínez Equihua explica que desde que se implementaron las 5s los inventarios se redujeron en 40%, lo que representa liberación de espacio físico, dinero, financiamiento y esfuerzos que no agregan valor. Cordero aporta otros datos relevantes, como el hecho de que el o tiempo de conducción desde el pedido hasta la entrega del producto se pudo reducir entre 30 y 35%.
Un aspecto destacable es que en estas intervenciones la empresa facilitó el personal necesario para los talleres de pensamiento Lean.
Se organizaron 22 grupos y 330 personas para realizar los talleres de 5s, kaizen, cambio rápido de modelos (SMED, por las siglas en inglés de Single-Minute Exchange of Die), mantenimiento productivo total (TPM por Total Productive Maintenance), estandarización del trabajo y otras herramientas del sistema basado en la manufactura de Toyota. Además, se designaron trabajadores y gerentes líderes de proyecto, lo que garantiza que el conocimiento de la consultoría se ha trasmitido y seguirá compartiéndose.
“Lo principal es elevar la conciencia, desde el nivel directivo y gerencial hasta el operativo, y cambiar la cultura a todo lo ancho de la organización. Es un proceso constante, y mejora tras mejora se crean habilidades y experiencia. Ese activo es el que permite identificar los desperdicios y crear acciones innovadoras para reducirlos”.
¿Qué sigue para Industrias Marves? El empresario michoacano dice que con manufactura esbelta y los aportes de la investigación y el desarrollo el futuro es prometedor, y que la firma se ha impuesto el desafío de que 50% de sus ventas provengan de productos desarrollados en los últimos tres años.
“Cuando decidimos participar en mercados competidos, incluso a nivel internacional, tenemos que crear las condiciones para un negocio flexible, innovador, capaz de tomar decisiones rápidas y apostar a productos únicos de valor agregado. No podemos confiar en que las cosas serán iguales para siempre, y lo más seguro es que las mejores oportunidades ocurrirán en lugares y mercados que ni siquiera podemos imaginar”, concluye.