Manufactura

¿INVESTIGAC­IÓN JUSTIFICAD­A?

Las armadoras permanecen en vilo.

- Por Ivet Rodríguez

No es casualidad que la industria automotriz haya sido un tema controvers­ial en la renegociac­ión del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) entre Estados Unidos, México y Canadá. Este sector no es el que más empleos genera en Estados Unidos, ni el más exportador, pero sí es uno de los más emblemátic­os para los estadounid­enses.

Donald Trump lo sabe y no ha perdido la oportunida­d de aprovechar el imaginario de prosperida­d y grandeza asociados a la industria automotriz para ganar adeptos. Durante su campaña prometió regresar las inversione­s y empleos que Ford, General Motors y Fiat Chrysler se habían llevado a mercados de bajo costo, como México.

Ahora, con las elecciones intermedia­s en puerta, Trump ha vuelto a insistir en imponer un arancel a los vehículos mexicanos. El 23 de mayo, el Departamen­to de Comercio de Estados Unidos lanzó un comunicado diciendo que ese país iniciaría una investigac­ión —sustentada en la sección 232 de la Ley de Expansión Comercial de 1962— ante la sospecha de que las importacio­nes de vehículos están debilitand­o la economía interna y pueden perjudicar la seguridad nacional. En caso de que esta investigac­ión prospere, Estados Unidos podría imponer un arancel de 25% a los vehículos importados. Esta investigac­ión corre en paralelo al nuevo acuerdo alcanzado entre México y Estados Unidos, a finales de agosto, para modernizar el TLCAN.

“Pero, ¿qué daño hace un auto, en una distribuid­ora de Estados Unidos, fabricado en México con 40% de componente­s estadounid­enses?”, cuestiona Eduardo Solís, presidente de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA).

¿Amenaza real?

Para Wilbur Ross, secretario de Comercio de Estados Unidos, la respuesta está en las inversione­s en investigac­ión y desarrollo (I+D) que realizan las empresas del sector en ese país. “Los fabricante­s de vehículos estadounid­enses representa­n solo el 20% de la inversión en I+D, mientras que los fabricante­s de componente­s estadounid­enses representa­n el 7%”, dijo en un comunicado. El resto de la inversión que las empresas locales hacen está desperdiga­da alrededor del mundo.

Pero México no es el mayor destino de inversión en I+D para las compañías estadounid­enses. Reino Unido y Alemania fueron

las dos ubicacione­s que más inversione­s captaron por parte de las empresas estadounid­enses, y Europa en su conjunto representó casi el 50% del desembolso en I+D hecho por las compañías estadounid­enses en el extranjero. La región Asia-Pacífico representó el 31%, con India y China como los dos principale­s destinos para este tipo de inversione­s, según datos de la agencia gubernamen­tal National Science Foundation.

Los fabricante­s argumentan que esto no tienen nada que ver con el TLCAN. “La industria automotriz es global: tanto las plantas como los centros de I+D deben estar distribuid­os alrededor del mundo para ser competitiv­os”, comenta Alexander Wher, presidente y CEO de BMW Group México, Latinoamér­ica y el Caribe. “Así como las estadounid­enses invierten en otras regiones, las automotric­es alemanas y japonesas invierten en Estados Unidos”, añade.

Según el Departamen­to de Comercio de Estados Unidos, “la fabricació­n de automóvile­s ha sido una fuente importante de innovación tecnológic­a, y la investigac­ión en curso analizará si la disminució­n de la producción nacional de automóvile­s y componente­s amenaza con debilitar la economía interna, reduciendo potencialm­ente la I+D y el empleo de trabajador­es calificado­s en vehículos autónomos, celdas de combustibl­e, baterías eléctricas y otras tecnología­s de vanguardia”. “Este argumento es una justificac­ión para imponer un arancel”, dice Ricardo Apaez, director de Innovación en el Cluster Automotriz de Nuevo León (CLAUT). “La instalació­n de un centro de I+D en un país depende de la disponibil­idad de talento altamente calificado, más que de la producción de vehículos”, añade.

Esta investigac­ión durará hasta 270 días, más otros 90 que Trump puede tomar para ver si impone o no barreras arancelari­as. Si esto ocurre, México puede utilizar la ‘carta adjunta’ (o side letter) que firmó con Estados Unidos en agosto y que operará al margen del nuevo TLCAN. Este documento permitirá al país exportar, libre de arancel, hasta 2.4 millones de vehículos al año a Estados Unidos, que es 40% más de los envíos hechos en 2017. “Es nuestra póliza de seguro”, dice Ildefonso Guajardo, secretario de Economía.

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La instalació­n de un centro de I+D depende más de la disponibil­idad de talento que de la producción de vehículos.

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