AL FINAL DE LA MURALLA: EL AMOR

Ellos tres, solo ellos, son un mundo: uno solo. Leonora, Laureana y Amador se conocieron en tiempos, lugares y situaciones distintas, pero al final terminaron juntos. Son una pareja. Mejor dicho, una relación, en la que los tres están enamorados. ¿Es eso el amor? ¿Es eso la libertad o la felicidad? ¿Su futuro será igual que el de una pareja tradicional o su utopía terminará en otra historia trágica más?

Escrita por Juan Carlos Franco y dirigida por Alan Uribe, Soñé una ciudad amurallada es una obra que cuenta la relación amorosa entre tres personas que quieren ser una familia en medio del deseo, los celos, la juventud y la incesante búsqueda de liberación.

Sin saber bien cómo terminaron por vivir juntos, su idilio los lleva a construir, desde el presente, otras formas de amor más allá de las convenciones sociales. En el futuro, sin embargo, siempre hay más preguntas que respuestas. ¿Qué podría pasar si llega un hijo? ¿Qué necesitan para permanecer juntos como familia? ¿Su liberación se convertirá en otra forma de esclavitud?

Con las actuaciones de María Fernanda Pérez Castellá, Alicia González e Iván Mondragón, de la compañía Juego Teatro, esta obra es, antes que nada, un homenaje al amor en cualquiera de sus formas posibles: como lesbiana, como hombre hetereosexual, como mujer bisexual, como relación poliamorosa, como familia tradicional y lo que se vaya sumando. Porque no importa cuántos o de qué género sean si al final todos pueden decidir. Porque tampoco importa si todo termina, si dura para siempre o si es solo una fantasía imposible de sostener porque lo importante es que existió.

“Lo gritaremos por el mundo: somos más de lo que hay, somos el fruto de nosotros mismos, somos la libertad”, refiere el texto que, dirigido con más agilidad y ritmo, tendría más potencia. Su grito invita a mirar en los resquicios de la muralla: un beso, un hogar, una caricia. Una utopía. Y al fondo: el amor.