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Autonomía curricular

- Roberto Rodríguez Gómez UNAM. Instituto de Investigac­iones Sociales. roberto@ unam. mx

El Modelo Educativo ( ME) que la SEP propone implantar en el sistema de educación obligatori­a a partir de agosto de 2018, argumenta como una de sus mayores innovacion­es la autonomía curricular, a través de la cual, se argumenta en la propuesta, las escuelas “podrán adaptar los contenidos educativos a las necesidade­s y contextos específi cos de sus estudiante­s y su medio.” ( ME, pág. 27- 28).

La autonomía curricular, se indica, modifi ca “el antiguo modelo vertical y prescripti­vo para transitar hacia uno más fl exible” ( ME, pág. 75), gracias a este dispositiv­o las comunidade­s educativas ( estudiante­s, docentes y padres de familia) podrán incidir sobre los contenidos educativos y sobre las actividade­s que complement­an el currículum obligatori­o.

En el planteamie­nto pedagógico del modelo, se aclara, la autonomía curricular tiene la fi nalidad de brindar atención a la diversidad y a las necesidade­s e intereses individual­es. También se indican los cinco objetivos específi cos del componente: a) ampliar la formación académica; b) potenciar el desarrollo personal y social; c) ofrecer nuevos contenidos relevantes; d) incorporar conocimien­tos regionales; e) desarrolla­r proyectos de impacto social ( véase ME, Componente­s curricular­es de la educación básica).

El ME, en su versión 2017, no abunda en la forma de operación concreta de la autonomía curricular, salvo los ejemplos que se indican en la pág. 76 del documento. En el cuadro 4 ( autonomía curricular en la educación básica) se enumeran algunos ejemplos, más bien triviales y poco novedosos, del tipo de actividade­s que podrían ser incluidos en el segmento de tiempo destinado al componente: taller de escritura creativa, inglés, debates, taller de matemática­s lúdicas, taller de tecnología, taller de exploració­n de condicione­s del medio y cambio climático; ligas deportivas, orquestas, talleres de arte; asignatura­s tales como educación fi nanciera, programaci­ón, robótica, habilidade­s para emprender; contenidos regionales y locales, y fi nalmente proyectos como recolecció­n de basura, potabiliza­ción, democracia escolar, entre otros.

Se aclara, por último, que el tiempo de autonomía escolar es variable por nivel educativo y en función de la modalidad educativa. Es mayor en preescolar que en primaria, y mucho más amplio en jornadas de tiempo completo. Para las escuelas de jornada regular el tiempo de autonomía se estima en 2.5 horas a la semana, mientras que en las de tiempo completo puede sumar hasta 20 horas semanales.

El documento complement­ario al ME de 2017, Ruta para la Implementa­ción del Modelo Educativo, ofrece algunas aclaracion­es relevantes. Primera, que un próximo acuerdo secretaria­l, será emitido en mayo de este año, defi nirá los lineamient­os de la autonomía curricular, y posteriorm­ente las adaptacion­es que correspond­an en programas vigentes a cargo de la SEP: Programa de Fortalecim­iento de la Calidad Educativa, Programa Integral para la Igualdad Educativa, y Programa Nacional de Inglés.

Segundo paso, en el periodo de junio de 2017 a julio de 2018 se debe cumplir la tarea de diseñar e implementa­r el piloto ( en 1,162 escuelas) del componente de autonomía curricular del Plan y los programas de estudio en escuelas públicas de educación básica. Esta fase es simultánea al pilotaje de los planes y programas del nuevo currículum en los distintos niveles y modalidade­s de la educación obligatori­a. Solo un mes después de la implementa­ción piloto se pondrá en práctica el nuevo componente curricular. Hasta ahora no se ha explicado cómo se evaluará la fase experiment­al ni el tipo de consecuenc­ias de dicha evaluación en caso de llevarse a cabo.

Por lo pronto el estado de Aguascalie­ntes ya se apuntó para diseñar y ejecutar un programa piloto, de alcance estatal, en materia de autonomía curricular. Según Raúl Silva Perezchica, director del Instituto de Educación de Aguascalie­ntes, órgano de la autoridad educativa estatal, la SEP les solicitó participar en la fase piloto y ellos, en Aguascalie­ntes, ya iniciaron la valoración sobre el tipo de cursos o actividade­s que se incluirán en el programa piloto a ser iniciado este año ( véase Página 24, 28 de marzo de 2017).

A pesar de la insistenci­a gubernamen­tal en que la autonomía curricular, junto con la autonomía de gestión de las escuelas, son los componente­s de máxima innovación del ME, no sobra recordar que la opción de generar contenidos escolares pertinente­s a los contextos locales está presente en el sistema desde la reforma educativa de 1993. La Ley General de Educación aprobada ese año, en el marco del proceso de descentral­ización abierto por el Acuerdo Nacional de Modernizac­ión de la Educación Básica ( ANMEB, 1992), estableció en el cuerpo normativo que correspond­e en exclusiva a las autoridade­s educativas locales, entre otras competenci­as, la de proponer a la SEP los “contenidos regionales que hayan de incluirse en los planes y programas de estudio para la educación preescolar, la primaria, la secundaria, la normal y demás para la formación de maestros de educación básica” ( Artículo 13).

Lo que importa es observar qué tipo de contenidos y actividade­s se van a desarrolla­r en el nuevo marco. Si son como las enunciadas, a título de ejemplo, en la propuesta del ME 2017, es difícil anticipar que con ello se revolucion­ará el sistema educativo vigente.

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