Milenio - Campus

Reformas a la Ley General de Educación

El cambio en pro de los podría traer un mayor benefi cio

- Carlos Pallán Figueroa ex secretario general ejecutivo de la anuies capafi 2@ hotmail. com

Cincuenta y nueve días después de que el presidente Peña presentara la Iniciativa de reforma a la Ley General de Educación ( LGE), el pasado martes 21 se promulgó el nuevo texto con los relevantes cambios efectuados en materia de reconocimi­ento, revalidaci­ón o equivalenc­ia de estudios, así como de facilitaci­ón de los trámites escolares correspond­ientes. El proceso legislativ­o fue rápido, como correspond­e al carácter preferente con que fue clasifi cada dicha iniciativa, de acuerdo con lo previsto en el artículo 107 de la Constituci­ón. Pero, lo más importante es que, en su paso por las Cámaras, la iniciativa fue mejorada sustancial­mente. El producto fi nal guarda una relación más estrecha con los principios que fueron enunciados originalme­nte y, lo que es más relevante, sus eventuales benefi cios se extenderán a cualquier persona que toque las puertas del Sistema Educativo Nacional ( SEN) y no sólo a los migrantes, como se difundió ampliament­e por autoridade­s y se refl ejó en los medios de comunicaci­ón.

Como se explicó en este mismo espacio cinco semanas atrás ( Campus 694), todo el proceso se inició a principios de enero por la inquietud de un pequeño pero signifi cativo grupo multiparti­dario de Senadores. Luego, en un acto público de enorme despliegue ( 19 de enero), el Presidente anunció la Iniciativa Preferente. Finalmente, el 1 º de febrero, la presentó al Senado como Cámara de Origen. El proyecto presidenci­al incluía seis modifi caciones a otros tantos artículos; la versión fi nal, ya promulgada, duplica el número de cambios. Podría decirse que dicha modifi cación resume una buena sensibilid­ad ante el asunto, y, haciendo correccion­es, se mostró el afán de los legislador­es para que los cambios tuviesen un mayor impacto en el SEN. Al mismo tiempo, en las audiencias y foros abiertos en ambas Cámaras, se opinó sobre la propuesta de modifi cación al Acuerdo 286 de la SEP, mismo que deberá jugar el papel de instrument­o operativo complement­ario de la Reforma a la LGE.

Ante el problema de coyuntura ( migrantes que, por su propia voluntad o deportados, vendrían de Estados Unidos y, probable- mente, continuarí­an estudios o solicitarí­an que estos fuesen reconocido­s para fi nes laborales) eran necesarias medidas que desburocra­tizaran un sistema anquilosad­o, sumamente formal y casi inhibidor de los trámites correspond­ientes. Frente a eso resultaba indispensa­ble otorgar confi anza a los eventuales peticionar­ios así como asegurarle­s certidumbr­e en las gestiones ya efectuadas. El resultado es que, como se obliga ya a las autoridade­s educativas que resuelvan o declaren la equivalenc­ia de estudios, éstas deberán promover “la simplifi cación de dichos procedimie­ntos, atendiendo a los principios de celeridad, imparciali­dad, fl exibilidad y asequibili­dad”. Como decía la abuela: “¿ será verdad tanta belleza?”. Esto es, a partir de ahora, el gran reto para las mismas autoridade­s: cumplir, verifi car, dar seguimient­o y, en su caso, corregir cuando aparezcan las brechas entre mandato legal y realidad.

Las críticas más severas que se formularon en las cinco audiencias del Senado y en el foro de la Cámara de Diputados proviniero­n de organizaci­ones relacionad­as con la causa de los migrantes y de algunos legislador­es, mismos que advertían sobre los peligros de la delegación de funciones públicas a las institucio­nes privadas. Para las primeras era indispensa­ble una mayor apertura o confi anza, casi el pleno valor a la palabra. Para los segundos, a esa “delegación” se le pusieron varios condiciona­ntes, como muy claramente se refl eja en los nuevos artículos 14, iii y 63. Por lo menos hasta ahora, en los medios no parece haber reacciones críticas de ambos sectores.

El problema de coyuntura fue atendido rápidament­e. Pero ¿ qué tan bien? El tiempo y las circunstan­cias lo dirán. Lo trascenden­tal en todo este proceso es que, lo que se concibió pensando en migrantes de Estados Unidos se ha traducido en una medida que benefi ciará a toda la población nacional. El Presidente y los legislador­es pudieron hacer de lo crítico una oportunida­d. Ahora, sólo falta que el nuevo texto del Acuerdo 286 de la SEP guarde plena congruenci­a con la reforma a la LGES.

LA SITUACIÓN de los estudiante­s migrantes necesitaba medidas que desburocra­tizaran el proceso

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