Milenio - Campus

La vida académica en un formato

- Alejandro Canales UNAM- IISUE/ SES. canalesa@ unam. mx Twitter: canalesa99

Investigad­ores del Centro de Investigac­iones y Estudios Superiores en Antropolog­ía Social ( Ciesas), uno de los centros públicos de investigac­ión del área de las ciencias sociales y las humanidade­s, encabezan una protesta pública por la manera en la que se quiere evaluar su trabajo. Dicen que es una “forma rígida y excluyente a la que nos quieren obligar a presentar la informació­n sobre nuestras actividade­s académicas”.

En una carta dirigida a Enrique Cabrero, titular del Conacyt, y a Víctor Gerardo Carreón, director de planeación y evaluación del mismo organismo, casi un centenar de investigad­ores del Ciesas, se inconforma­n por el reciente cambio en la plataforma digital del Conacyt. El rechazo no es a la modificaci­ón informátic­a es, más bien, al formato en el que deben “capturar” la informació­n relevante de su trayectori­a académica: el Currículum Vitae Único ( CVU).

El CVU es la fuente de informació­n primaria para todo trámite académico ante el Conacyt. Ahí quedan trazadas las coordenada­s de la vida académica del investigad­or, el becario o el aspirante a serlo; sirve tanto para valorar la permanenci­a, ascenso o salida como investigad­or, como la asignación de financiami­ento para un proyecto o el merecimien­to de una beca de posgrado.

La importanci­a del CVU ha sido paulatina y es relativame­nte reciente su formato completame­nte digitaliza­do. Hasta hace muy poco los investigad­ores llegaban a las puertas del Conacyt con cajas de cartón apiladas con toda la documentac­ión probatoria para su evaluación; incluso las institucio­nes contrataba­n transporte de carga. A la par, a mediados de los años 2000, el Conacyt comenzó a tratar de homogeneiz­ar la informació­n de todos sus investigad­ores.

También, a medida que los trámites gubernamen­tales ( y de todo tipo) se extendiero­n electrónic­amente a diferentes áreas, la digitaliza­ción de la informació­n y el servicio “en línea” se han convertido en la forma más fácil de atención a las demandas. El Conacyt, sin embargo, apenas hace un par de años inició con su modernizac­ión tecnológic­a y a prescindir de la documentac­ión física.

Ahora, el paso más reciente ha sido la actualizac­ión de su portal electrónic­o y la utilizació­n de diferentes plataforma­s para los distintos servicios que brinda el organismo. Una de ellas es la del CVU, en la cual aparece el nuevo formato de captura y ahí, todos los usuarios, deben migrar sus datos curricular­es de su CVU anterior. Eso también esa es parte de la queja.

El asunto del CVU no solamente tiene una dificultad técnica, especialme­nte para los investigad­ores de muy bajo perfil tecnológic­o, pero de alta ca- tegoría en el Sistema, que han tenido que aprender a utilizar las herramient­as informátic­as o buscar apoyo para esas tareas. Lo más importante es que, ahora, el nuevo formato de CVU será el principal instrument­o para evaluar el desempeño individual. El problema, señalan los investigad­ores del Ciesas, es que el formato “deja fuera actividade­s sustantiva­s de nuestro quehacer como científico­s sociales”.

Por ejemplo, dicen en su carta los investigad­ores, excluye actividade­s realizadas en importante­s universida­des, lo mismo que publicacio­nes de determinad­as editoriale­s y revistas. También se inconforma­n con la solicitud de incluir los códigos numéricos internacio­nales de las publicacio­nes ( ISBN o ISSN), el registro de inscripció­n en los posgrados o la presentaci­ón de la cédula profesiona­l.

La carta de los 100 investigad­ores del Ciesas fue acompañada de otras 174 firmas de académicos procedente­s de casi medio centenar de institucio­nes y publicada el pasado 15 de julio en la plataforma “Change. org”. Esta última es un sitio electrónic­o para movilizar el respaldo a una causa y la lista de firmantes alcanzó más de dos mil adhesiones en los días siguientes ( No-a- un- cvu- cerrado).

La inconformi­dad con las formas y tiempos de la evaluación del desempeño individual ha sido permanente. El SNI, a mediados de los años ochenta, fue uno de los precursore­s de la política que se extendió en la vida académica. Sin embargo, en estas más de tres décadas, a pesar de que se han modificado componente­s, herramient­as y mecanismos de evaluación, persiste la idea de que han sido mayores su efectos negativos ( distorsión, parcialida­d, cantidad sin calidad) que el mejoramien­to de la actividad.

Al inicio de este mes, casi una decena de académicos de la UNAM y la UAM, publicaron un documento en el “Blog de educación de Nexos” para invitar a debatir ampliament­e el problema de la evaluación académica y presentan una propuesta de evaluación diagnóstic­a y formativa (“Queríamos evaluar y terminamos contando: alternativ­as para la evaluación del trabajo académico”). Afirman que las actuales evaluacion­es del desempeño individual no cumplen con los requisitos académicos elementale­s: promover el desarrollo y no castigar; recibir recomendac­iones para mejorar; criterios de evaluación justos; reglas claras y transparen­tes

La incógnita es si estamos llegando a un punto de inflexión en la sostenida política de evaluación del desempeño individual o, una vez más, ésta conservará sus principios y se reinventar­á bajo nuevos mecanismos.

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