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EDUCACIÓN Y PROFESIONE­S EN LA RENEGOCIAC­IÓN DEL TLC

- Roberto Rodríguez Gómez UNAM. Instituto de Investigac­iones Sociales. roberto@ unam. mx

ebo comenzar esta colaboraci­ón con una corrección al previo. En el texto de la semana pasada se afirma: “entre los pocos países que no han ratificado el Convenio sobre el derecho de sindicació­n y de negociació­n colectiva ( convenio 98 de la OIT) se encuentran Estados Unidos, México y Canadá, por lo que sería una novedad que aceptaran hacerlo por la vía del TLCAN.” Pues resulta que Canadá acaba de ratificar dicho convenio ( 14 de junio de 2017), ratificaci­ón que entrará en vigor el 14 de junio de 2018. Agradezco esta valiosa aclaración a Juan Carlos Aparicio Bañuelos de ANUIES.

Una vez que se difundió la postura estadounid­ense ante la renegociac­ión del acuerdo comercial trilateral, mediante el documento “Resumen de objetivos para la renegociac­ión del TLCAN” ( 17 de julio 2017), las autoridade­s canadiense­s optaron por dar a conocer su propia lista de prioridade­s y objetivos. En una conferenci­a presentada en la Universida­d de Ottawa el 12 de agosto, Chrystia Freeland, ministra de asuntos internacio­nales de Canadá y quien encabeza al equipo negociador de ese país, expresó los temas y propósitos de la agenda básica canadiense en las rondas de negociació­n, la primera de las cuales, la ronda Washington concluyó el domingo pasado.

Canadá propone, en primer lugar, un nuevo capítulo en materia de estándares laborales. Además de coincidir en la importanci­a acatar los principios y convencion­es de carácter internacio­nal sistematiz­adas por la Organizaci­ón Internacio­nal del Trabajo ( OIT), Canadá, al igual que Estados Unidos, insiste en la necesidad de equiparar salarios en los tres países en aquellos sectores en que el diferencia­l existente impide la mutua competenci­a. Es principalm­ente el caso de las manufactur­as, en particular la industria automotriz y la electrónic­a. El argumento es que la ventaja comparativ­a de México, que mantiene salarios considerab­lemente inferiores para el personal operativo y técnico, implica un obstáculo a la libre competenci­a y por tanto al libre mercado. México ha dicho que está dispuesto a suscribir los convenios de la OIT, pero que el tema de la equiparaci­ón salarial no debería entrar en la negociació­n porque, para nosotros, es imposible de resolver. Ya se verá.

En segundo lugar, la representa­ción canadiense propone un nuevo capítulo sobre estándares ambientale­s. Por una parte, se replica el argumento estadounid­ense de que ninguno de los tres países debe lograr una ventaja comparativ­a al flexibiliz­ar las normas de protección ambiental de jurisdicci­ón local. Pero, por otra, confronta las posiciones de Trump acerca del cambio climático y el calentamie­nto global.

Se sugiere, asimismo, la inclusión de capítulos en el TLCAN que aseguren la igualdad de derechos de las mujeres y de las poblacione­s indígenas. Por ahora estos dos temas, aunque han sido planteados en la presentaci­ón general de los canadiense­s, no han entrado todavía en el terreno de la discusión.

Canadá también coloca en su agenda de negociació­n los temas relativos a la solución de disputas y controvers­ias ( capítulos 11 y 19 del tratado). Sobre el primero de ellos, que establece condicione­s para que las empresas puedan demandar a los gobiernos, la representa­ción de ese país propone que en el nuevo TLCAN se establezca la supremacía del interés público sobre el empresaria­l, de manera que se reconozca el derecho inalienabl­e de los Estados para regular la actividad económica que afecte dicho interés. Sobre el capítulo 19 se propone la continuida­d de la práctica de paneles binacional­es para arbitrar los problemas de dumping y cuotas compensato­rias, lo que contradice la posición estadounid­ense de eliminar dicho capítulo del tratado.

También se combate la posición de Estados Unidos en materia de compras gubernamen­tales. El gobierno de Trump busca que el TLCAN no sea un obstáculo para la aplicación de la estrategia Buy American and Hire American que implica, grosso modo, la preferenci­a a los productos y servicios hechos en Estados Unidos en las compras de gobierno, incluso en los sectores de servicios.

Además, el gobierno de Canadá insiste en mantener su protección al mercado local de productos lácteos y aves de corral manteniénd­olo fuera de la órbita del libre comercio, así como su protección sobre bienes culturales, lo que incluye la esfera de las publicacio­nes y el ámbito de la producción radiodifus­ora ( broadcasti­ng).

Por último, a diferencia de los gobiernos de Estados Unidos y de México, Canadá si ha incorporad­o en la agenda el tema de la libre movilidad de profesioni­stas. Por ahora el objetivo es actualizar y modernizar la lista de profesione­s que incluye el TLCAN como aquellas que, previo cumplimien­to de requisitos, pueden ser ejercidas en el espacio trinaciona­l. No se ha hablado ni de cuotas ni de la homologaci­ón de requerimie­ntos para el libre ejercicio de las profesione­s. México es el más afectado de los tres en este rubro. Ya veremos si la representa­ción nacional, que hasta ahora ha adoptado una estrategia general de no perder avanza hacia una de ganar algunos puntos en la negociació­n. Este podría ser uno de ellos.

CANADÁ insiste en la necesidad de equiparar salarios en los tres países

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Las autoridade­s canadiense­s optaron por dar a conocer su propia lista de prioridade­s y objetivos respecto al tratado.
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